Como ya se ha dicho en muchas ocasiones, basta que un país muestre autonomía o no se pliegue totalmente a los designios de Estados Unidos para que este engrose la lista de enemigos y empiecen a surgir sus defectos, y una vez que se está debajo del foco del imperialismo se emplean todos los recursos disponibles para atacar a este nuevo objetivo.
Tal es el caso de México y su presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que en el contexto de unas megaelecciones que se llevarán a cabo el próximo domingo 6 de junio se ha convertido en el blanco del poderoso aparato propagandístico del imperio y demás organismos que son usados como caballos de Troya.
Por eso no es casual que recientemente AMLO ocupe un lugar destacado en la portada de la edición del 29 de mayo al 4 de junio del semanario británico The Economist, quien llama a los mexicanos a votar por cualquiera menos por el sector político del actual presidente.
Por otra parte, vuelve el habitual método estadounidense de financiar a la oposición a través de organismos como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo internacional (USAID), los caballos de Troya que mencionamos anteriormente. Pero atendamos estos dos frentes por separado.
The Economist como aparato propagandístico del imperio
Cualquiera se preguntaría qué tiene que ver un histórico y prestigioso medio de Inglaterra con un proceso doméstico en México debido a la forma en que The Economist se "preocupa" por su democracia. Sin embargo, un artículo de Nick Corbishley titulado "El imperio contraataca al presidente mexicano AMLO" refiere que no es solo un periódico británico, sino que tiene un alcance de gran calado a nivel mundial debido al más de un millón de suscriptores entre Norteamérica y Gran Bretaña y varios cientos de miles en el resto del mundo.
"Sus lectores siempre han sido la crème de la crème de la élite financiera y empresarial. Una década después de su fundación, en 1843, Karl Marx lo describió como el órgano de 'la aristocracia de las finanzas'. No ha cambiado mucho desde entonces. Como escribió el New Yorker en 2019, desde principios de los noventa The Economist ha servido, junto con el Financial Times, como 'la voz de acento suavemente británico de la globalización'".
El interés repentino por la democracia de México está signado, sin duda, por los intereses de esa élite financiera global que busca reemplazar piezas del tablero geopolítico por otras más manejables.
El señalamiento de "falso mesías de México" y el "populismo autoritario", pero "con matices", asociado también a otros presidentes, trata de ensuciar su imagen, adhiriendo que "pretenden aconsejar a los mexicanos sobre cómo votar en las elecciones del próximo domingo" por parte de López Obrador. Difícilmente la actitud del presidente mexicano puede compararse con la de Jair Bolsonaro, otro de los que son calificados como populistas autoritarios.
Y a pesar de que The Economist diga a favor de AMLO que este no arremete contra los homosexuales, apoye otras causas justas y levante la voz a favor de los desposeídos de su país, además de no ser "personalmente corrupto", señala que es un "peligro para la democracia mexicana" y adopta una postura evidentemente injerencista cuando exhorta que "los votantes de cada localidad deberían apoyar al partido de la oposición que esté mejor situado para ganar".
"Estas revistas y periódicos extranjeros se dedicaron a aplaudir las políticas neoliberales [de los gobiernos pasados]; están a favor de las privatizaciones, y siempre se callaron ante la corrupción que reinaba [en México]... Es como si yo fuera al Reino Unido y pidiera a los ingleses que votaran por mi amigo [Jeremy] Corbyn, del Partido Laborista. No puedo hacerlo porque esa es una decisión de los ingleses. Entonces, ¿por qué no nos respetan?", se reflexionó AMLO al respecto.
La NED y USAID como brazos de la intervención
Se ha vuelto una ley inexorable que la presencia de las agencias estadounidenses en algún país sea proporcional al grado de intervención que quieran aplicar. Basta saber cómo opera esta forma de intervención no armada para entender su lógica.
La dinámica es más o menos la siguiente: se instala un gobierno autónomo de la influencia imperial e inmediatamente se despierte el altruismo de organismos como la USAID, la NED, entre otros, que comienzan a "preocuparse" por los derechos humanos y la democracia de dicho país; proliferan las ONG y empieza el flujo de recursos a la oposición para "fortalecer las instituciones democráticas".
Esta forma de intervencionismo ya se está haciendo evidente contra López Obrador. El periodista Nick Corbishley recoge de la revista de investigación Contralínea que el gobierno de Estados Unidos está financiando a los grupos de oposición política en México.
Según esta publicación, tanto la USAID como la NED han estado financiando a la organización "Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad" (MCCI). Fundada por Claudio X. González Jr., hijo del que fuera presidente de la sucursal en México de la Kimberley Clark, la MCCI investiga la corrupción política. Pero el gobierno mexicano alega que también es un actor político, ya que no solo se dedica a la parcela investigativa.
"González Jr. ha encabezado públicamente la acusación contra MORENA en las elecciones de este año, organizando la coalición de partidos que se enfrentan a él y financiando a los candidatos. También ha desempeñado un papel destacado en los esfuerzos por bloquear piezas clave de la agenda legislativa de AMLO en los tribunales", detalla Corbishley.
Esta injerencia fue calificada por el presidente AMLO como un acto de intervencionismo que viola la soberanía de su país y envió una nota diplomática a Estados Unidos para que aclarara el asunto, al tiempo que reiteró que la Constitución de México prohíbe esas actividades. "No se puede recibir dinero de otro país con fines políticos", dijo.
La preocupación no es ilógica si se toma en cuenta el papel que han tenidos las agencias estadounidense en la organización de golpes de Estado en toda América Latina. Los casos más recientes de financiamiento a la oposición, a las ONG y tramas que terminan en golpe de Estado para reordenar el tablero a favor son los de Nicaragua, Venezuela y Brasil, pero en realidad el historial es más largo y abarca el hemisferio.
Recomendación | Esta investigación de @TheGrayzoneNews ilustra cómo la USAID ha ayudado a crear la oposición antisandinista de Nicaragua desde cero https://t.co/PTHGCl9nug
— MV (@Mision_Verdad) June 4, 2021
Vistas estas caras de la misma moneda vale decir que la construcción narrativa y mediática desde afuera, por una parte, y el brazo intervencionista de las agencias estadounidenses desde adentro, por otra, constituyen una maniobra imperial de cara a las elecciones del próximo domingo que AMLO debe enfrentar.
¿Por qué AMLO es el enemigo a vencer?
Si bien México no tiene una postura radical como Cuba, Venezuela y Nicaragua (según la lógica imperial, ser radical es plantarse ante el intervencionismo y no ser sumisos), que su presidente esté tratando de dirigir un rumbo más independiente para su país en el ámbito de la política económica, así como el de la política exterior, ya representa una amenaza para los intereses económicos y geopolíticos de su vecino Estados Unidos, también su mayor socio comercial y que compra alrededor del 80% de sus exportaciones.
Las relaciones comerciales entre estos dos gigantes del norte continúan, pero que AMLO tome sus propias decisiones incomoda a su vecino, sobre todo si no es el habitual aliado complaciente que levanta la mano de forma autómata ante cualquier decisión imperial que perjudique a otro país de la región.
Que Estados Unidos quiera incidir en las elecciones mexicanas es una forma de rescatar un aliado natural. Pero también es una manera de evitar que se siga consolidando un Estado autónomo, con otra lógica, pues recordemos que López Obrador es una suerte de outsider que irrumpe en la escena debido al desgaste del bipartidismo PRI-PAN y ante la imposibilidad de un fraude masivo como en otras oportunidades.
Asumiendo la figura del outsider, desde que AMLO llegó al gobierno ha tratado de trastocar la estructura profunda del Estado mexicano. Por tanto, las elecciones del próximo 6 de junio representan la continuidad de ese pulso entre lo que no se termina de instalar y lo que no termina de abandonar el poder.
De acuerdo a las últimas encuestas, es probable que MORENA, el movimiento liderado por López Obrador, gane el Congreso y el Senado con un cómodo margen. Pero es poco probable que consiga la mayoría absoluta, por lo que seguirá dependiendo de otros partidos (que además se han aliado en su contra) para aprobar nuevas leyes. Este resultado, sin duda alguna, favorece a la élite financiera y empresarial fuera y dentro de México, la misma que está detrás de las operaciones de las oficinas estadounidenses y el propagandismo de The Economist, la que busca impedir que AMLO fortalezca aún más su control del poder político en México.
"Si MORENA ganara la mayoría absoluta en las dos cámaras legislativas, AMLO podría firmar casi cualquier proyecto de ley. Los partidos de la oposición son excepcionalmente débiles en este momento, en gran medida porque han hecho un mal trabajo de gobierno en el pasado", dice Corbishley.
El manejo desastroso de la pandemia en un primer momento, la timidez frente a algunas privatizaciones, la inactividad en cuanto a los derechos de los indígenas, la insensibilidad a las protestas en torno a la plaga de los femicidios, recortes excesivos en algunas, la continuidad de la violencia pese a la creación de la Guardia Nacional entre otros, son algunas cosas que el gobierno de AMLO ha hecho mal según Kurt Hackbath, reseña el periodista.
Sin embargo, estos detalles no son suficientes para opacar la gestión sin precedentes de López Obrador. Entre ellas destacan:
- Subir las pensiones y subsidiar el aprendizaje de los jóvenes.
- Ha mantenido el gasto y la deuda bajo control.
- Ha contribuido a mejorar la vida de los millones de pobres del campo y de la ciudad.
- Ha presionado a las corporaciones globales para que finalmente salden sus deudas fiscales de décadas con el Estado mexicano, lo que se traduce en millones de dólares en recursos que evitan subir los impuestos a la clase media.
- Ha aprobado una de las leyes de etiquetado de alimentos más estrictas del planeta, en un intento desesperado por frenar la epidemia de obesidad en México.
- Ha aumentado considerablemente el salario mínimo, que durante décadas había sido uno de los más bajos de América Latina.
- Ha rebajado la edad de jubilación para acceder a las pensiones.
- Ha aumentado las cotizaciones públicas y reducido las comisiones y ha reformado las ayudas a la vivienda para ayudar a los deudores y frenar los desahucios.
- También ha aprobado un proyecto de ley para restringir la subcontratación de personal a terceras empresas, que había permitido a las corporaciones eludir las normas de salud y seguridad y evitar el pago de impuestos y seguridad social.
- Ha dado marcha atrás en algunas de las amplias reformas energéticas impulsadas por Enrique Peña Nieto.
- Ha reforzado la independencia energética de México.
Asimismo, ha aprobado un decreto presidencial por el que se elimina el uso del herbicida glifosato, el ingrediente activo del Round-up, y se prohíbe el cultivo y la importación de maíz.
En cuanto a su política internacional, se ha mantenido respetuoso y no ha intervenido en otros asuntos, lo que representa un freno para los intereses imperiales; un caso evidente es no reconocer a Juan Guaidó, así como haber llamado golpe de Estado a la salida de Evo Morales y rescatarlo en un avión son un desafío a la servil Organización de Estados Americanos (OEA).
Lo descrito a lo largo de esta nota sirve para delinear las razones por las que el evento electoral del próximo domingo 6 de junio entra en la agenda imperial. Por eso The Economist no solo llama a votar por la oposición, también llamó al gobierno estadounidense a "prestar atención" a lo que sucede en México.
Si a Estados Unidos le interesara la corrupción en México hubiera empezado por los gobiernos que antecedieron a AMLO, reconocidos históricamente por el manejo inescrupuloso del Estado mexicano. Según el manual estadounidense, un gobierno ideal es aquel que es útil a sus intereses. Por esta razón AMLO entra en el radar de los gobiernos enemigos.