El presidente argentino, Javier Milei, está a punto de firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque su país es el que más dinero le debe en el mundo al organismo multilateral de crédito. La nación austral todavía tiene compromisos pendientes con la entidad por más de 40 mil millones, casi el triple que Egipto, el segundo Estado más endeudado.
Sin embargo, a esta fecha no hay señales claras de los detalles de este nuevo capítulo entre el FMI y el gobierno del economista libertario que tanto lo criticó. En 2022, cuando era diputado, votó en contra de la renegociación de la deuda que impulsó su predecesor, Alberto Fernández, por considerarla "profundamente inmoral".
El líder de La Libertad Avanza (LLA) pidió el desembolso de 20 mil millones de dólares en el marco de un nuevo programa de 10 años, y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, le dio su visto bueno al pedido. Se trataría de un aporte inicial de 40% del préstamo, lo que la alta funcionaria señaló como "una petición razonable. Se la han ganado dado su desempeño".
La tragedia argentina no solo tiene que ver con los discursos y contradiscursos de su presidente, quien ha aplicado el ajuste "más grande de la historia" cortando la emisión monetaria para financiar el Tesoro y recomponer, sin éxito, las reservas monetarias. Los datos muestran una crisis multifactorial que es inocultable.
La tormenta financiera: Recesión, fuga de capitales y desindustrialización
En el frente económico, Argentina experimenta un aumento no decretado del dólar financiero y las reservas internacionales siguen cayendo en picada. Una foto instantánea de los efectos de la ola arancelaria de Trump muestra una pérdida de competitividad de la producción en aquel país. Sus principales socios comerciales dejaron devaluar sus monedas: el real de Brasil cayó 1,1% —más que el peso en todo un mes— y el yuan retrocedió 0,35%, ambas frente al dólar.
En 2024 el país suramericano fue el que menos creció en América Latina debido al shock que generó el ajuste aplicado por Milei. Este devolvió el equilibrio en las cuentas públicas pero a cambio de la destrucción del empleo, ingresos carcomidos por la inflación y más de la mitad de la población sumida en la pobreza.
Luego de anunciar que la recesión había terminado por la expansión del PIB en el último trimestre de ese año, hoy el mundo se enfrenta a la incertidumbre económica por tensiones geopolíticas que, de seguro, arrastrarán a la nación austral por su vulnerabilidad, alto endeudamiento y bajas reservas.
La desajuste cambiario sigue su curso mientras Milei se niega a devaluar oficialmente, además el Banco Central de la República Argentina (BCRA) participa en la bicicleta financiera en la que el dólar varía menos que la tasa bancaria: 2% versus 8-9%. Los ahorros de la población se esfuman cuando los bancos y financistas aprovechan para vaciar las reservas en la divisa estadounidense cambiando a pesos, invirtiendo a las tasas actuales y, al cierre del mes, vuelven a comprar dólares.
Por su parte, los ahorristas aceleran el retiro de los fondos en cajas de seguridad frente al temor que genera la corrida que provocó la mayor serie de ventas del Banco Central y la caída de reservas por más de 4 mil millones de dólares solo este año.
La salida de depósitos en moneda extranjera llegó a 5 352 millones de dólares entre noviembre pasado y febrero de este año, según el último Informe Mensual del Banco Central (BCRA). La política de blanqueo estimulada por Milei hizo llegar los depósitos a 35 700 millones de dólares al comienzo del lapso indicado pero, desde entonces, la fuga y los retiros no han parado.
Las promesas de bajar la inflación se avizoran como una quimera dado que la pérdida de reservas conduciría a la devaluación del peso y, por ende, a una espiral de inflación al encarecer las importaciones y los bienes producidos con insumos importados.
La tormenta financiera, motivada por la escasez de divisas en la economía argentina, se debe a las medidas de ajuste impuestas por Milei y la clase política que lo apoya. Ha provocado caídas históricas de la inversión y producción:
- El sector agropecuario, tradicional motor económico, registró un desplome de 17% en inversión de maquinaria en 2024.
- En marzo pasado el país alcanzó 15 meses consecutivos de caída en ventas de combustibles, hecho que refleja el colapso del consumo interno.
- Un informe de Misión Productiva reveló que la actividad fabril argentina sufrió una contracción de 9,4% interanual en 2024, la peor de 79 países analizados. Sectores claves como minerales no metálicos, muebles y maquinaria cayeron hasta 24%.
Incluso, el gestor de "la mayor crisis financiera, económica, política e institucional" en Argentina, Domingo Cavallo, ha opinado contra la "retención de dólares de la gente", lo cual ha exacerbado la desconfianza en el sistema financiero.
Una batalla cultural que evoluciona hacia la guerra social
La inflación dolarizada y la recesión han llevado a un desmantelamiento de la calidad de vida de la población, con sectores medios precarizados, por lo que el impacto sobre la sociedad argentina es evidente. Recortes masivos en energía, transporte y subsidios sociales han dejado a familias vulneradas sin redes de contención.
Ante el lema "donde hay una necesidad, hay un derecho", Milei ha manifestado desprecio diciendo que "el problema es que las necesidades son infinitas y los derechos alguien los tiene que pagar".
El descontento social por las medidas de ajuste y la pérdida de poder adquisitivo es tal que la Confederación General del Trabajo (CGT) convocó un paro nacional de 36 horas desde el mediodía del próximo 9 de abril hasta la noche del 10. Se trata de la tercera jornada de protesta de este tipo en lo que va del gobierno de Milei en rechazo a la "política económica" y el "piso a los aumentos salariales" dispuesto por la administración libertaria, y en defensa "al salario y los derechos de los jubilados".
Las protestas sociales no faltan, tampoco la represión instrumentada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Hay movilizaciones contra el gobierno semanalmente; en marzo pasado hubo una numerosa marcha de jubilados frente al Congreso de la Nación que contó con la presencia de hinchas de más de 30 clubes de fútbol, sindicatos, organizaciones sociales y la CGT, entre otros. Esta fue brutalmente reprimida por los cuerpos de seguridad y dejó 46 heridos, 15 de ellos de gravedad. Entretanto, Bullrich justificó la fractura de cráneo que uniformados provocaron al fotoperiodista Pablo Grillo afirmando que "es un militante kirchnerista".
La confrontación social, materializada en la precarización de las clases trabajadoras, se combina con un discurso que apunta a la guerra social. Milei ha sobrepasado los mil insultos a políticos, periodistas y economistas en más de un año de gestión, mientras su supuesta batalla cultural se basa en desarticular los derechos socioeconómicos de la población en favor de las élites financieras.
De nuevo el FMI "solventando" la quiebra política
El acuerdo con el FMI no solo es una forma de reponer las reservas —para volver a vaciarlas— mediante la fuga de divisas protagonizada por su reincidente ministro de Finanzas, Luis Caputo. El crédito ayudaría al gobierno a ir en mejores condiciones a la campaña de las próximas elecciones legislativas de medio término a realizarse el 26 de octubre. En estas se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, 127 diputados nacionales y 24 senadores.
El ente multilateral ya lo hizo con el hoy expresidente Mauricio Macri en 2019. En esta oportunidad Milei contará con 11 mil millones de dólares para sostener el control de cambio, postergar la devaluación y mantener la inflación a raya hasta después de la elección.
De cara al evento comicial, la base política del gobierno liberal muestra fisuras. Una encuesta realizada entre el 29 de marzo y el 4 de abril de 2025 reveló que, si las elecciones legislativas fueran a esa fecha, 31,6% elegiría a Unión por la Patria, la coalición política opositora encabezada por Cristina Fernández. 29,3% optaría por LLA, 6,4% se inclinó por el PRO de Macri y solo 3,7% por la Unión Cívica Radical. Sin embargo, 24,2% dijo no saber por quién inclinarse.
53,9% opina que es necesario votar por "un candidato opositor al gobierno de Milei para ponerle límites", mientras que 46,1% aspira a "votar por un candidato que apoye al gobierno de Milei para que pueda avanzar con sus reformas". En el resto de los ítems consultados, el liberal es evaluado negativamente, aunque conserva preferencia notable del electorado.
Además, como se veía venir, Macri se ha distanciado del gobierno —y viceversa— al punto que ha declarado que al economista "el entorno lo convenció y lo manipuló hacia un proyecto de poder, poniendo la energía donde no había que ponerla".
La relación de Milei con la administración Trump no está en sus mejores momentos. No contó con respaldo firme del magnate durante su visita relámpago a Mar-A-Lago, no hubo fotos ni saludo en público. Además, se supo que el asesor de la Casa Blanca Mauricio Claver-Carone le exigió devolver el swap chino, equivalente a 18 mil millones de dólares, porque Washington no está dispuesto a prestar dinero a Argentina para beneficiar a los asiáticos.
Sin embargo, ante la guerra comercial decretada la semana pasada por su homólogo estadounidense, el mandatario argentino se puso de su lado. Su apoyo a la escalada arancelaria promete aislarlo en la región debido a que sus vecinos se verían afectados si el FMI impone más políticas recesivas. Sin contar la contradicción ideológica que implica que un liberatario apoye medidas proteccionistas.
En medio de la conmoción, la precarización y la incertidumbre, la tragedia argentina ocasionada por el presidente anarcocapitalista no parece ver la luz al final de túnel. Aunque afirma haber acabado con la pobreza y la recesión, su estrategia de navegación en medio de la tormenta se basa en postergar lo impostergable y tentar al destino al poner en juego la gobernabilidad de su país.
Se avizora una mezcla explosiva de más protestas, fuga de capitales y dependencia del FMI en la que Milei insiste en disparar contra aliados y opositores sin discriminar. Argentina ha regresado a un círculo vicioso de más deuda y ajuste, similar a lo vivido en 2001, pero en un escenario global menos favorable.