Mié. 16 Octubre 2024 Actualizado ayer a las 4:54 pm

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Cuerpo de marines estadounidense ha sido diseñado exclusivamente para librar una guerra contra los barcos chinos en Asia-Pacífico y más allá (Foto: Archivo )

La ofensiva integral que plantea EE.UU. para contener a China

Un artículo del investigador en geopolítica Brian Berletic, "La guerra de Estados Unidos contra China es una guerra contra el mundo entero", revela cómo el país norteamericano desde hace tiempo ha hecho grandes esfuerzos para contener la influencia mundial de Beijing.

Y es que ante el poder militar de la nación asiática, factor disuasivo en caso de una guerra frontal, Estados Unidos ha tenido que estudiar otras potenciales debilidades que pudieran convertirse en un talón de Aquiles para China. 

Hace más de diez años inició lo que muchos llamaron el reequilibro de Estados Unidos hacia el Pacífico, un cambio histórico cuyo fin era "potenciar su proyección en Asia".  Washington aclaró que la nueva doctrina marcial no estaba dirigida contra Beijing sino que buscaba fuertes lazos de defensa debido a su influencia en la región y a su sostenido crecimiento en materia armamentista.

"Por ser una potencia del Pacífico, Estados Unidos tiene un interés nacional perdurable en un orden internacional justo que resalte los derechos y responsabilidades de los Estados y su fidelidad hacia el imperio de la ley; un acceso abierto a los derechos globales del mar, al espacio y al ciberespacio para todos; un desarrollo económico y un comercio sin obstáculos; y una resolución de los conflictos que no apele al uso de la fuerza. Estos principios pueden y deben apuntalar hoy relaciones económicas, diplomáticas y militares fuertes en toda la región", señaló Leon Panetta, quien fue secretario de Defensa nombrado por Barack Obama en 2011.  Sin embargo, quedó demostrado que Estados Unidos no esperaba una alianza sino la subordinación total de China. 

Si bien el proyecto se ha intensificado en los últimos años y parece un hecho más o menos reciente, esta política estadounidense se remonta a mediados del siglo pasado, cuando ya se hablaba de contener a la China comunista. 

La Guerra de Vietnam (1955-1975), por ejemplo, sirvió como referente para lograr esta política de cerco. Desde entonces el Sudeste Asiático y su periferia han sido blanco de intervenciones para socavar las relaciones entre China y sus vecinos. 

Plan a largo plazo y la ineludible confrontación

Durante la invasión de Estados Unidos a la península de Corea a mediados del siglo XX, China ya mostraba signos de poder y autodeterminación con relación a su influencia geopolítica en la región. Asumiendo el peligro que representaba la presencia estadounidense en las fronteras tuvo una postura firme y de rechazo, por lo que pasó a estar en la mira. 

Vale resaltar que, un año antes de que estallara la guerra en Corea, en China triunfó la revolución comunista luego de 20 años de guerra civil entre la facción del Kuomintang, apoyada por Estados Unidos, y los militantes del PCCh, liderado por Mao Zedong.

Según Flynt Leverett y Hillary Mann Leverett en el libro Going to Tehran (2014), el PCCh tenía claro que el principal objetivo estratégico estadounidense no era enfrentarse a la Unión Soviética sino ampliar su propia influencia: "Así pues, un gobierno comunista tendría que defender no solo la soberanía china sino también impugnar el dominio estadounidense en Asia". 

En las décadas posteriores se ha librado una guerra de largo aliento para detener el crecimiento económico de la República Popular y su comercio con el resto del mundo. Según el artículo de Berletic, Estados Unidos tiene planes de largo plazo para cortar las rutas comerciales, toda vez que también ha comenzado a reorganizar su ejército entero para la inevitable guerra.

El autor señala que en 2006 la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos identificó las "rutas marítimas" esenciales de China, desde Asia Occidental hasta el estrecho de Malaca, como particularmente vulnerables y sujetas a la primacía de Estados Unidos sobre Asia.

El artículo de la institución estadounidense dedica una sección al aprovechamiento del poder militar del país americano en la región, y aboga por ampliar su presencia en el este de Asia (Corea del Sur y Japón), pero también extendiéndola al sudeste y al sur del continente en naciones como Indonesia y Bangladesh.

Brian Berletic refiere que se puso especial atención en el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) y el Corredor Económico China-Myanmar (CMEC), de mayor tamaño, proyectos que buscan crear líneas de comunicación económicas alternativas para China que evitarían la larga y vulnerable ruta marítima a través del estrecho de Malaca y el mar de China Meridional. 

"Desde entonces, ambos proyectos han sido objeto de ataques de la facción política apoyada por Estados Unidos y todavía se producen ofensivas regulares contra ingenieros chinos en todo Pakistán. Actualmente se desarrolla un conflicto armado a gran escala respaldado por Estados Unidos en Myanmar, donde regularmente las fuerzas de la oposición atacan la infraestructura construida por China", señala, y agrega que otros corredores del Sudeste Asiático también han sido blancos de ataques que han causado retrasos en el tramo tailandés del ferrocarril de alta velocidad chino.

Bloqueo naval

Estados Unidos ha enviado buques a los pasos marítimos más importantes del mundo, incluido al estrecho de Ormuz en Asia Occidental y al mar de China Meridional para proteger la "libertad de navegación". El investigador sostiene que en realidad se trata de una estrategia para atacar a China mucho más allá del alcance de sus aviones de guerra y sus misiles.

Para el Instituto Naval de Estados Unidos resulta más viable "interceptar los barcos mercantes chinos en puntos críticos". El objetivo es, sabiendo que China depende mucho de las importaciones de materias primas, cortar la entrada de suministros. 

Además del "bloqueo distante remoto" se llevaría a cabo una persecución, confiscación y reutilización de buques de transporte chinos para "aumentar la deficiente capacidad de construcción naval de Estados Unidos y la escasez de recursos marítimos que ha creado". 

Berletic argumenta que el Cuerpo de Marines estadounidense se ha diseñado exclusivamente para librar una guerra contra los barcos chinos en Asia-Pacífico y más allá, usando como excusa que debe enfrentar una "amenaza".

El plan prevé:

  • Operaciones dispersas en cadenas de islas con unidades más pequeñas. 
  • Uso de "nuevos sistemas de armamento" que son principalmente misiles antibuques.
  • Robo de buques para reutilizarlos. 

Bajo este esquema, la Armada de Estados Unidos estaría aplicando una estrategia que raya en la piratería y el pillaje. Lo irónico es que se proyecta como un protector global de la "libertad de navegación", cuando en realidad representa una amenaza para esta. 

El autor concluye que la guerra de Estados Unidos contra China significa una guerra con el mundo, porque el país asiático es el mayor socio comercial a escala global y su estrangulamiento podría devenir en la ruina para muchas naciones. 

Es por ello que para contrarrestar este ataque sugiere la implementación de medidas de seguridad nacionales y regionales. Asimismo, cree esencial aprobar y aplicar leyes que persigan, expongan y erradiquen la interferencia destructiva estadounidense, incluida la financiación de partidos, organizaciones y plataformas mediáticas de la oposición por parte de la NED y de otras oficinas norteamericanas diseñadas para el cambio de régimen en países no alineados a sus intereses.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<