Dom. 22 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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El presidente ruso Vladímir Putin analizó el actual momento de Rusia y de la economía mundial en el Foro de San Petersburgo (Foto: Sergei Bobylev / TASS)
Extractos y comentarios al discurso de Putin en San Petersburgo

El mundo multipolar asciende en una época de cambios tumultuosos

En estos momentos se está celebrando el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, en la celebérrima ciudad homónima fundada por Pedro el Grande a principios del siglo XVIII, lugar que ha sido punto nodal de hazañas heroicas y tragedias, y que actualmente está consolidada como una de las más importantes de Rusia por la dinámica económica y política existente.

Con el Foro de San Petersburgo se activa un espacio para las inversiones y las decisiones económicas conjuntas del estamento ruso con otros líderes y empresarios de múltiples países en el mundo. No solo los miembros de la Unión Económica Euroasiática y China se encuentran representados allí, también lo están naciones con gran poder decisorio en el campo energético global como lo es Arabia Saudí y asimismo Venezuela, cuya delegada es la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez.

Se trata de una congregación muy importante para el futuro de Rusia y Eurasia en general, y de los lazos que emanan de allí hacia todas las latitudes mundiales. Es en el presente contexto que el presidente Vladímir Putin ha decidido presentar un largo discurso, el primero luego de que iniciara la operación militar especial rusa en el Dombás y Ucrania.

Pasaremos a citar y comentar algunos extractos de la conferencia, que más bien pueden pasar como alegatos ante las distintas comunidades globales sobre la actualidad geopolítica de Rusia ante el mundo, ya que no dudó en describir como "una era de cambios tectónicos" el contexto por el que atraviesa el país que preside, calificándolo de "país poderoso y soberano".

Putin afirma que Rusia "definitivamente aprovechará las oportunidades que se abren". Si se refiere a la forja de un nuevo sistema monetario y financiero que puede ser capaz de socavar el poder unilateral de Estados Unidos en su propio radio de influencia, el mundo puede atestiguar que en efecto lo está haciendo.

Esto es, claramente, consecuencia de las acciones de Occidente en su agresiva política económica, financiera y comercial contra Rusia, que han puesto en entredicho los principios mismos de la economía capitalista mundial:

"Conceptos empresariales cruciales, como la reputación de las empresas, la inviolabilidad de la propiedad, la confianza en las monedas mundiales, se han visto seriamente socavados. Por desgracia, han sido socavados por nuestros socios occidentales".

No duda en afirmar que esta situación comenzó a deteriorarse hace mucho tiempo y no fue "el resultado de la operación militar especial de Rusia en Dombás".

Por eso, el mundo ha entrado en una era de "cambios radicales" y no se trata sólo de la economía: "Las instituciones internacionales se están derrumbando y las garantías de seguridad se están devaluando. Occidente se ha negado rotundamente a cumplir sus anteriores obligaciones. Ha resultado simplemente imposible llegar a nuevos acuerdos con él".

De manera directa, Putin señala a los decisores de las políticas imperiales en Estados Unidos, y de Europa por mampuesto, como los principales responsables de la crisis global que experimentamos todos los pueblos del mundo desde hace años, con especial acento en la actualidad.

Y ello es producto de un orden mundial inestable, basado en los dogmas de la unipolaridad. Este, según Putin, es un concepto viciado que no reconoce sino a una sola potencia "con un número limitado de confidentes cercanos", que "interpreta las reglas de los negocios y las relaciones internacionales en su propio interés cuando surge la necesidad".

Las élites occidentales se "aferran a los fantasmas del pasado", pensando que el dominio occidental es "algo inmutable y eterno". Aquí el presidente ruso pega un cable a tierra: "Nada es eterno".

En ese sentido, un nuevo orden mundial está aún en ciernes, pero está claro que sus reglas serán creadas por aquellos "que no se mueven por un camino marcado por otros".

Señaló que "solo los Estados fuertes y soberanos pueden tener voz en este orden mundial emergente o tendrán que convertirse o seguir siendo colonias sin derechos".

Se podría argumentar que la multipolaridad o pluripolaridad consiste, precisamente, en un nuevo eje de poder global donde la batuta no la lleva una sola nación, o incluso élite, como pretende seguir dominando Washington, sino más bien en un balance entre todos los países, con voz y voto en el desarrollo no solo de sus propias dinámicas internas sino también en la coordinación internacional en torno a diferentes campos de acción.

Como hemos reseñado, la economía mundial que quiere mantener Estados Unidos se basa en la deuda y la emisión de valores dominados por capital ficticio con el único objetivo de prevalecer hegemónicamente el dólar sobre el resto de las denominaciones monetarias del planeta. Para que exista un mundo multipolar efectivo este sistema debe ignorarse para construir otro, y Putin se refirió a ello en su discurso:

"¿Por qué cambiar bienes por dólares y euros que están perdiendo su valor? La implicación es que la economía de entidades fantasma será sustituida por una economía de valores y activos reales".

Y para ello Putin presentó los nuevos principios de la economía rusa:

  1. Apertura y confianza en la libertad de empresa
  2. Una política macroeconómica responsable y equilibrada. Moscú "nunca tomará el camino del autoaislamiento y la autarquía", dice.
  3. "Cada iniciativa privada destinada a beneficiar a Rusia deberá contar con el máximo apoyo y margen de aplicación".
  4. La justicia social.
  5. El desarrollo de infraestructuras avanzadas.
  6. Y la verdadera soberanía tecnológica. Y añadió: "Tenemos que construir todos los ámbitos de la vida en un nivel tecnológico completamente nuevo".

En su alocución, el primer mandatario ruso avanzó los planes que tiene el Estado ruso para poner en marcha los planes económicos nacionales. Para luego volver sobre el análisis de la situación internacional, donde Rusia tiene un papel preponderante como potencia en ascenso.

Se refirió a las "sanciones" de Occidente contra su país como "insensatas y temerarias", pero su "blitzkrieg económico (...) no tenía inicialmente ninguna posibilidad de éxito”, pues las autoridades rusas "reprimieron un brote de inflación", el superávit presupuestario fue en mayo cuatro veces superior al del año pasado y, al mismo tiempo, las medidas unilaterales contra Rusia han agravado los problemas de los países que las iniciaron, ya que sólo las pérdidas directas calculables de la Unión Europea pueden superar los 400 mil millones de dólares en el próximo año.

"Este es el precio de las decisiones alejadas de la realidad y que contradicen el sentido común", valoró. Además, se refirió al futuro de la Unión Europea:

"La Unión Europea ha perdido por completo su soberanía política y sus élites burocráticas bailan al son de otros, aceptando todo lo que les dicen sus superiores, perjudicando a su propia población, su propia economía y sus propios negocios".

Este "alejamiento de la realidad" de los políticos europeos provocará, prevé Putin, "una rotación de las élites en un futuro próximo". Ergo, cambios de régimen.

Por eso, dice, "es un error pensar que se puede, por así decirlo, esperar en una época de cambios tumultuosos, que todo volverá a ser como antes y que todo será igual. No será así".

Más bien parece que un estallido en Estados Unidos y en Europa está cada vez más a la vista que antes. Las constantes manifestaciones sociales en un continente y otro son mayores, y la economía capitalista global está en una profunda crisis que las élites occidentales no son capaces de admitir, aunque la reconozcan.

Con ello concluyó Putin su discurso, que seguro tendrá resonancia en el eje multipolar presente en San Petersburgo y más allá de sus fronteras. Pues la economía y la geopolítica están íntimamente entrelazadas, y es un punto crítico para la estabilidad de las relaciones internacionales en el nuevo mundo que está naciendo mientras el viejo no termina de morir.

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