Jue. 28 Marzo 2024 Actualizado 6:48 pm

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La visita de Biden a Europa para la reunión del G7 está precedida del recelo causado por el pirateo de llamadas y correos electrónicos por parte de Estados Unidos cuando era vicepresidente de Obama (Foto: Saul Loeb / AFP)

Dunhammer: La operación que pudiera empañar la visita de Biden a Europa

La reciente llegada del presidente estadounidense Joe Biden a tierras europeas está precedida de un escándalo que pudiera influir en la agenda diplomática que pretende desarrollar el demócrata en su primera visita desde que fue electo en diciembre pasado.

"Algo huele a podrido en Dinamarca"

Se trata de la revelación de más datos sobre el caso en el que los servicios de inteligencia daneses se confabularon con la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) para piratear llamadas telefónicas y correos electrónicos de otros gobiernos europeos. Aunque esto fue durante la administración anterior de Obama, en la que Biden fue vicepresidente, no hay razón para creer que se haya detenido dicha práctica a pesar de las afirmaciones de Washington en sentido contrario.

El operativo habría sido bautizado como "Operación Dunhammer" y permitió al espionaje estadounidense obtener datos usando los números de teléfono de dirigentes políticos como términos de búsqueda.

El gobierno danés facilitó el acceso a sus sistemas de comunicaciones para que Estados Unidos pudiera vigilar a vecinos como la canciller alemana Angela Merkel, el entonces ministro de Exteriores y actual presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, y el exlíder de la oposición alemana Peer Steinbrueck.

Además de las prominentes figuras de la política alemana, la NSA también intervino en las comunicaciones de altos funcionarios de Suecia, Noruega y Francia, de acuerdo con los datos estudiados, que abarcan los años 2012 y 2014.

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Recientemente se supo de la participación del Reino de Dinamarca en la intervención del teléfono celular de la canciller alemana Angela Merkel por más de 10 años (Foto: Bellenews)

Un grupo de trabajo interno del Servicio de Inteligencia de Defensa danés determinó en 2015 una investigación secreta que fue revelada el pasado 30 de mayo por Danmarks Radio (DR, Radio Danesa) en colaboración con periodistas de SVT, NRK, Sueddeutsche Zeitung, NDR, WDR y Le Monde. DR confirmó, mediante nueve fuentes, que los dirigentes del Servicio de Inteligencia danés estaban al tanto del espionaje de la NSA pero ello no les pareció motivo para cesar la cooperación con la agencia estadounidense. Ya el año pasado el escándalo interno fue tal que provocó la destitución de esos dirigentes.

Reacciones de (no tanta) indignación

Hubo respuestas y comentarios a distintos niveles en los gobiernos europeos, la indignación mesurada como factor común.

El presidente francés Emmanuel Macron declaró que "El caso se remonta a hace años. Pero si la información es cierta no es aceptable, menos aún entre aliados europeos", tras su consultas bilaterales en formato virtual con la canciller alemana Angela Merkel, cuyo teléfono estuvo desde hace años sometido a escuchas por Estados Unidos, y dijo: "Lo que dije entonces sigue vigente ahora. No puede haber espionaje entre amigos", agregando que espera "total claridad" sobre las recientes revelaciones.

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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha apelado a la condición de "aliado" de Estados Unidos al expresar su desacuerdo con las prácticas de espionaje de la NSA a la clase política europea (Foto: Nicolas Tucat / AFP)

El gobierno federal de Alemania, mediante su portavoz Steffen Seibert, declaró en rueda de prensa que no está dispuesto a confirmar si seguirá cooperando con las agencias de inteligencia danesas y "ha tomado nota del informe y está en contacto con todos los organismos nacionales e internacionales pertinentes para aclararlo".

Peer Steinbruck, ex ministro de Finanzas alemán y uno de los presuntos objetivos del espionaje estadounidense, calificó la situación de escandalosa.

El ministro de Defensa noruego, Frank Bakke-Jensen, afirmó que Oslo "se tomará en serio las acusaciones" mientras que su par sueco, Peter Hultqvist, exigió "estar plenamente informado sobre los asuntos que conciernen a los ciudadanos, empresas e intereses suecos". En sus declaraciones a la emisora nacional SVT agregó: "Y luego tenemos que ver cómo suena la respuesta de la parte política en Dinamarca". Se ha puesto oficialmente en contacto con Francia y Alemania, así como con Estados Unidos para pedir aclaraciones.

Jens Holm, diputado al Parlamento sueco por el Partido de la Izquierda, pidió que se revelaran los nombres de los políticos que fueron espiados por la NSA, añadiendo que la situación evoca recuerdos de la Guerra Fría.

La Comisión Europea (CE), manteniéndose al margen, recordó: "No hay mucho por comentar por parte de la CE en términos generales. Los asuntos de servicios nacionales de inteligencia son una competencia nacional, corresponde a las autoridades nacionales supervisar a sus propios servicios", dijo el portavoz comunitario Christian Wigand.

Agregó que "Los datos que viajan fuera de la Unión Europea deben permanecer seguros. Es un asunto muy importante para nosotros. Hemos intensificado negociaciones con Estados Unidos sobre ello", confiando en que logren hallar una solución y destacando que, mientras tanto, cuentan con otras herramientas que pueden "utilizar como medida de seguridad".

Snowden: "Biden está profundamente involucrado"

La investigación interna secreta a la denominada "Operación Dunhammer" se originó a partir de las sospechas de que la inteligencia danesa facilitaba a Estados Unidos acceso a sus cables de Internet y después de las filtraciones de Edward Snowden, quien en 2013 reveló una gran cantidad de documentos sobre los métodos de trabajo de la NSA.

El excontratista de la CIA y la NSA, quien vive en Rusia después de desvelar el programa de espionaje masivo de Estados Unidos y pedir asilo en Moscú, se pronunció tras la publicación de DR y acusó a Biden, de estar "profundamente involucrado" en la situación.

Entre las revelaciones explosivas de Snowden en ese entonces se encuentra que la administración Obama estaba implicada en espiar a la canciller alemana Angela Merkel. En aquel entonces el gobierno alemán confirmó tener informaciones que apuntaban a que el espionaje estadounidense pinchó un teléfono celular que Merkel utilizó entre octubre de 1999 y julio de 2013, además dio a conocer que la canciller había llamado por teléfono a Obama, para exigir una explicación.

Entonces, la Casa Blanca no negó categóricamente el espionaje, pero dijo que el teléfono de la jefa del gobierno alemán no estaba en ese momento intervenido ni lo estaría en el futuro.

Tras la filtración, Snowden fue acusado de sustracción de bienes del gobierno, comunicación no autorizada de información de defensa nacional y revelación voluntaria de comunicaciones de inteligencia clasificados. Sin embargo, antes de ello, altos funcionarios de la inteligencia estadounidense habían repetido públicamente que la NSA nunca había recopilado conscientemente información de registros telefónicos privados.

Ejércitos tras líneas enemigas: Una práctica con mucho pasado

Una amplia investigación del historiador suizo Daniele Ganser, Los ejércitos secretos de la OTAN: La operación Gladio y el terrorismo en Europa Occidental, detalla cómo los servicios secretos militares en ciertos Estados europeos como Dinamarca estaban involucrados en delitos graves y actos terroristas, independientemente de si sus superiores lo sabían o no.

Durante la Guerra Fría, la OTAN y la CIA patrocinaron numerosas redes Stay-Behind (espías "detrás de las líneas enemigas") en muchos países europeos con la intención de activarlos en caso de que los países del Pacto de Varsovia los atacaran o que algún partido comunista de estos países llegara al poder democráticamente, o siquiera hubiera alguna "amenaza" al statu quo favorable a los intereses estadounidenses.

Estos grupos fueron financiados, armados y entrenados en actividades de resistencia encubierta, incluyendo asesinatos, provocación política y tácticas de desinformación. La más famosa de estas operaciones de la OTAN fue la Operación Gladio, cuya existencia en Italia fue reconocida por el primer ministro italiano Giulio Andreotti en 1990, pero las mencionadas redes existieron también en Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos y Portugal.

En Italia fueron responsables de acciones terroristas como las masacres de Peteano (1972), de la Piazza Fontana (1969), de la estación de trenes de Bolonia (1980) y el fallido Golpe Borghese (1970).

En América Latina su análogo fue la Operación Cóndor liderada por Licio Gelli, jefe de la logia Propaganda Due (P2), Stefano Delle Chiaie y varios miembros de la junta del exdictador argentino Jorge Rafael Videla que eran miembros de la Logia P2, como Raúl Alberto Lastiri y Emilio Eduardo Massera. También José López Rega, asesor y ministro durante el gobierno de Isabel Perón y fundador de la Triple A.

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La "Masacre de Piazza Fontana", con 16 muertos y 58 heridos, fue llevada a cabo en 1969 por la Red Gladio de la OTAN y por terroristas de extrema derecha, apoyados por las Fuerzas de Seguridad Italianas (Foto: ANSA)

Las redes Gladio estuvieron, y posiblemente están, ligadas a los neonazis y otros movimientos fascistas en casi todos los países europeos. En Dinamarca el grupo "Absalón" se desempeñó desde 1945 con la misma tarea y coordinada con el resto de las redes. Se llamó así debido a un obispo danés de la Edad Media que combatió a los rusos espada en mano, y "se componía únicamente de hombres con ideas muy conservadoras y cuyo anticomunismo estaba por lo tanto fuera de toda duda", relataría un exmiembro de la red en 1990.

Ganser detalla que la red "Absalón" estuvo durante muchos años bajo la dirección de E. E. Harder, quien era apodado "El obispo". También relata las revelaciones del exdirector de la CIA, William Colby, sobre cómo "había que coordinar la acción de esas redes con los planes de la OTAN, dirigir sus antenas de radio hacia los futuros destinos del exilio y ocultar el equipamiento proporcionado por la CIA en escondites bajo la nieve, con vista a su futura utilización".

El foco de Gladio en Dinamarca era Ebbe Munck, figura central de los servicios secretos daneses y veterano de la resistencia, quien luego fue diplomático y uno de los consejeros de la reina Margarita de Dinamarca. El ejército secreto estaba integrado a los servicios secretos militares FE (Forsvarets Efterretningstjeneste). Aunque había armas diseminadas por todo el territorio danés, nunca fueron utilizadas en la realización de operaciones de terrorismo.

Los oficiales de la red "Absalón" se entrenaban en la realización de misiones clandestinas y de operaciones especiales con agentes de las demás Stay-Behind europeos, de la OTAN, de la CIA y del MI6. La prensa danesa reveló cómo participaron también en operaciones particularmente sensibles en los países comunistas de Europa Oriental, viajaban secretamente a Estados Unidos para seguir una formación especial, probablemente en los centros de entrenamiento para las operaciones especiales de la CIA o en el cuartel general de las fuerzas especiales, en Fort Bragg.

Mantenía también un estrecho vínculo con la OTAN y los FE según el esquema ya aplicado en Italia, Bélgica y Francia, y con el tiempo renunció a las operaciones secretas para crear organizaciones que le servirían de fachada para promover su propia ideología bajo el nombre de Pindsvinet.

La historia de Gladio en Dinamarca no hace extrañar la vinculación orgánica de la inteligencia estadounidense con los servicios de inteligencia militar daneses, como también existe la misma conexión con el resto de Europa.

Agendas cruzadas

La visita de Biden a Europa pretende reordenar la relación de Estados Unidos con el resto de la OTAN luego del distanciamiento generado por Trump, quien mantuvo un empeño compulsivo por subordinar al viejo continente y un poco de entusiasmo con el carácter ofensivo de la alianza atlántica. El expresidente acusó a la OTAN de aprovecharse de su país, insultó a la UE y abandonó una cumbre del G7 en Canadá en 2018.

A esto se suma la beligerancia europea ante las tensiones en las fronteras de Ucrania y los intentos infructuosos de las élites de Estados Unidos de detener el avance del gasoducto Nord Stream 2 que enlazaría a Alemania y Rusia como socios estratégicos, ante lo cual Biden ha considerado levantar las medidas coercitivas unilaterales contra el proyecto energético.

También la falta de reciprocidad de la administración Biden tras la decisión de la UE de reabrir sus puertas a los viajeros estadounidenses causó tanto descontento como el desconcierto tras el anuncio de la retirada de Afganistán sin ninguna consulta previa real.

Puede que el espionaje sea un tema incómodo dentro de la OTAN, pero más por la familiaridad de la alianza con la práctica, siempre ha sido muestra de intento de dominio (si confías, no espías). No se han levantado voces en Europa reclamando las ventajas comerciales que obtiene mediante el espionaje el complejo industrial-militar de Estados Unidos en temas tan densos como la defensa.

Sencillamente la balanza en la compra-venta de armas se vuelca hacia Estados Unidos, más cuando las Big Tech, que recién demostraron parcialidad por Biden en el último proceso electoral, son una herramienta más del espionaje y avanzan sin frenos en el capitalismo de vigilancia.

Por último queda la pregunta en el aire sobre lo que hubiera pasado de haber sido China, Rusia, Irán o Bielorrusia los países involucrados en una red de espionaje a líderes europeos de gobierno: ¿Cuántas "sanciones" se hubieran aplicado?

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