Dom. 17 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 11:45 am

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La crisis se agudizó la semana pasada cuando grupos criminales tomaron centros policiales y facilitaron la fuga de cerca de cuatro mil presos (Foto: Archivo )

Crisis de Haití tiene la marca indeleble de EE.UU.

Si bien la espiral de violencia en Haití está signada por el historial de tutelaje y saqueo, el actual ciclo es consecuencia directa de la inestabilidad política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 por parte de mercenarios colombianos y estadounidenses.

La crisis se agudizó la semana pasada cuando grupos criminales tomaron centros policiales y facilitaron la fuga de cerca de cuatro mil presos. La demanda central de estos grupos era la renuncia del primer ministro haitiano, Ariel Henry, quien no podía ingresar al país porque el aeropuerto estaba tomado y le negaron la entrada terrestre por República Dominicana.

Luego de varias semanas de escalada de violencia el primer ministro renunció este martes 12 de marzo. Tomó la decisión tras una reunión de líderes regionales en Jamaica ayer lunes, donde se discutió la transición política del país caribeño.

Lo que se discutió en Jamaica

La Comunidad del Caribe (Caricom) y Estados Unidos se reunieron en Kingston, capital de Jamaica, donde se planteó la necesidad de acelerar una transición política en Haití y la posibilidad de una intervención militar extranjera. Para ello Washington comprometió 100 millones de dólares adicionales y propuso “la creación de un consejo presidencial independiente” y “el rápido despliegue de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad” a fin de, supuestamente, crear las condiciones para celebrar elecciones libres y justas y que llegue la ayuda humanitaria”, dijo el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, al concluir la reunión.

Desde el año pasado se ha proyectado la necesidad de la llegada de una asistencia internacional en materia de seguridad como única solución al aumento de la violencia criminal en Haití, con EE.UU. como principal promotor de la idea.

Vale recordar que en el pasado las experiencias con la presencia de tropas foráneas para intentar restablecer el orden no han sido buenas. En 2010 un componente militar de la ONU descargó deliberadamente sobre el río Artibonite —el más largo del país— aguas residuales que provocaron un brote de cólera que mató a más de 8 mil personas. También se ha demostrado que la Fuerza de Estabilización de la ONU (Minustah) estuvo involucrada en actos de tortura, violaciones y trata de personas, prostitución a cambio de comida y tráfico de drogas.

Antecedentes de la actual crisis

Cuatro años antes del asesinato de Moïse empezó un ciclo de protestas ininterrumpido. Repudiaban la corrupción y ya se podía entrever una crisis de ingobernabilidad en el país. Los manifestantes exigían en esos años su renuncia.

El impopular gobierno fue rechazado duramente desde su instalación por fraude. El desastre institucional se agudizó cuando el poder judicial determinó en 2021 que el mandato había expirado. Por su parte, Jovenel Moïse alegó que aun le falta un año más en el cargo y desde ese momento lo empezaron a catalogar como dictador.

Durante todo el mandato de Moïse se culpó las bandas de ser responsables de la crisis, sin tomar en cuenta que el problema de fondo era el debilitamiento del Estado como parte estructural del problema. En ese momento el grupo G9, dirigido por el expolicía haitiano Jimmy "Babekyou" (Barbacoa) Chérizier, empezó a adquirir relevancia en los medios.  Si bien estas bandas forman parte del movimiento de protesta, no lo definían en su totalidad ya que también muchos salían a las calles para reclamar contra la presencia de numerosas ONG occidentales en el país y contra Estados Unidos.  Desde ese entonces se estaba editorializando que Haití necesitaba, de nuevo, una intervención extranjera. Por ejemplo, un trabajo del Washington Post pedía "una acción muscular por parte de actores externos".

El Core Group, formado por los embajadores de EE.UU., Francia, España, Brasil, Alemania, Canadá, la UE, así como por los representantes de la ONU y de la OEA, ha ido sustituyendo paulatinamente el Estado haitiano desde que inundó el país con numerosas ONG, que incluso llegan a proporcionar hasta 80% de los servicios públicos.

Otro dato que revela el poder del Core Group se observa cuando llamaron a Henry, escogido antes de que Moïse fuera asesinado, para a asumir el gobierno. Luego del magnicidio el primer ministro, Claude Joseph había tomado el control del gobierno con el respaldo de los militares.

La desarticulación del Estado puede observarse en el hecho de que el país caribeño parece manejado desde el exterior a control remoto; así, las decisiones políticas y económicas más importantes a implementar y todo lo que tiene que ver con el funcionamiento del Estado haitiano son tomadas por otros, con su presencia pero sin su participación. Un ejemplo plausible fue la reunión que se llevó a cabo en Jamaica, donde Estados Unidos hablaba con autoridad sobre el destino de Haití.

Hay un elemento particular presente en las protestas contra Jovenel Moïse y Ariel Henry: la exigencia de elecciones generales que faciliten la salida del ciclo de inestabilidad política y social. 

Cuando se instaló en el gobierno el primer ministro Henry, en su primera conferencia de prensa prometió organizar las elecciones "lo antes posible". Luego fue posponiendo este evento mediante el argumento de que concentraría la fuerza en el combate al crimen organizado y la atención a las víctimas del terremoto de 2021. Pasaron los años y los haitianos siguieron exigiendo elecciones. La última promesa la hizo en febrero de 2024, cuando informó que serían para el segundo semestre de 2025, pero ya en ese momento la crispación social había llegado a un punto de no retorno. 

Para el historiador y periodista indio Vijay Prashad es imposible entender la situación actual sin reparar con atención en cuatro acontecimientos del pasado reciente de este país:

  1. La desestabilización de Haití tras el segundo golpe contra Aristide en 2004 y el catastrófico terremoto de 2010 que aceleraron el desmantelamiento del Estado.
  2. Las sanciones ilegales impuestas por los Estados Unidos a Venezuela que acabaron con el plan Petrocaribe, el cual había proporcionado a Haití ventas de petróleo en condiciones favorables y 2 mil millones de dólares de beneficios, entre 2008 y 2016, que estaban destinados al Estado pero que se esfumaron en las cuentas bancarias de la élite.
  3. La intervención de Estados Unidos en 2009 para impedir que el parlamento haitiano aumentara el salario mínimo en la isla a 5 dólares diarios. Actuó en nombre de las principales empresas textiles y de confección con vistas a bloquear el proyecto de ley. Estas "masas desempleadas y mal pagadas" que iban a ser beneficiadas están ahora en las calles siendo caracterizadas como "bandas" por el Core Group, refiere Prashad.
  4. Entender que el saliente presidente fue una ficha de Estados Unidos desde que incursionó en la política. Henry formó parte del grupo que creó la Convergencia Democrática (CD), fundada para pedir el derrocamiento del gobierno democráticamente elegido de Aristide. Este bloque fue creado en Haití por el Instituto Republicano Internacional, brazo político del Partido Republicano de los Estados Unidos, y por la Fundación Nacional para la Democracia del gobierno estadounidense.

La intervención gringa es rastreable más allá del pasado reciente. Durante todo el siglo XX ha participado en el vaciamiento y desarticulación del Estado haitiano.

A principios del siglo XX ocupó militarmente el país por petición del presidente Woodrow Wilson. Los marines fueron enviados para "mantener la paz y la estabilidad". Durante la invasión, las tropas se apropiaron de las reservas de oro del país. Impuso al obediente gobernante Philippe Sudre pero los estadounidenses controlaban la tesorería y la aduana. En ese periodo más de 20 mil haitianos fueron asesinados.

Posteriormente, a mediados de 1950, apoyó la presidencia vitalicia de François Duvalier, conocido como Papa Doc, solo para contener los movimientos de izquierda en la región. Estableció alianzas de cooperación y se encargaron de formar los Tonton Macoutes, un grupo paramilitar creado por Duvalier que asesinó a más de 50 mil personas durante las dictaduras de François Duvalier y su hijo Jean-Claude Duvalier, Baby Doc.

Ya en la etapa democrática intervino de otra manera:  el gobierno estadounidense y el FMI "recomendaron" a Haití una serie de medidas neoliberales que terminarían de socavar la nación que ya estaba destruida. 

Todo indica que con la renuncia de Ariel Henry y la posible llegada de tropas extranjeras al país caribeño se volverá a repetir el ciclo de intervención, saqueo y destrucción al que ha sido sometido Haití desde su fundación. 

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