El economista estadounidense Michael Hudson, autor del libro Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire (en español Superimperialismo: la estrategia económica del imperio estadounidense), publicó un análisis sobre el rol que está teniendo el dólar en el contexto de la actualidad geopolítica entre Rusia, la OTAN y Ucrania.
Hace tiempo atrás, en una entrevista, este economista afirmaba: "Cuando un político europeo dijo que preferiríamos morirnos de hambre en la oscuridad que tener que comprarles a los rusos, lo que quiere decir es que prefieren aceptar los sobornos que reciben de los estadounidenses en sus cuentas bancarias".
La energía como punto de partida
Este economista explica que desde hace más de un año el plan de Estados Unidos consistía en bloquear Nord Stream II como parte del gran objetivo de cercenarle a Europa Occidental una búsqueda de mutua prosperidad con Rusia y China.
A todas luces, la Unión Europea ha sido obediente a Estados Unidos con la receta de imposición de sanciones, y esto ha decantado en una especie de inicio a un proceso de viraje en la búsqueda de nuevas "alternativas" o, mejor dicho, a únicas opciones de compra y venta en el mercado de materias primas, energía y alimentos, principalmente. Por supuesto, comandado por Washington.
Y así lo hace ver Hudson: "Europa, en lugar de comprar gas, petróleo y granos alimenticios rusos, los comprará a Estados Unidos, junto con un fuerte aumento de las importaciones de armas".
La esquizofrenia estadounidense para controlar la distribución de la energía y, también, el comercio global, ha ido in crescendo cada año a medida que los precios aumentan y la disponibilidad se acerca a los límites. Esto se evidenció más con los innumerables ataques de sanciones ilegales a toda empresa que se asomara a participar en la construcción del Nord Stream II.
Nord Stream II: el proyecto euroasiático que EEUU desea romper https://t.co/fOzNb7G7PG pic.twitter.com/z6ScsQBs8W
— MV (@Mision_Verdad) May 14, 2021
Era tanta la presión que la entonces canciller alemana Angela Merkel, en 2018, anunciaba que su gobierno daría el apoyo a cofinanciar la construcción de una terminal de transporte de gas natural licuado (GNL) de 500 millones de euros (576 millones de dólares). Ese GNL se trataba del estadounidense.
Y es que, antes de todo este escenario geopolítico que conocemos, Rusia proporcionaba energía a Europa a unos costos sin competencia alguna, donde los grandes provechos de estas dinámicas orbitaban alrededor de Alemania. Entonces, aparte de frenar a Alemania, es ostensible que la maniobra sancionatoria buscase aislar a China y Rusia del mercado europeo.
En resumen, para Hudson este choque se basa en la industrialización y prosperidad socialista oriunda de China, vs. la economía rentista, oriunda de Estados Unidos.
Monopolizar el mercado global al dólar
"La OTAN se ha convertido en el organismo encargado de la política exterior de Europa, hasta el punto de dominar los intereses económicos nacionales" de cada país, afirma el economista.
Para Hudson, hay tres elementos que fortalecerán al dólar frente al euro:
- Los países de la OTAN comprarán GNL de Estados Unidos, pero tendrán que gastar miles de millones de dólares en construir una capacidad portuaria suficiente, lo que puede demorar quizás hasta 2024.
- Estos mismos países también aumentarán sus compras de armas del complejo industrial-militar de Estados Unidos y se elevarán los precios de las armas.
- Los precios de los alimentos también subirán como resultado de la desesperada escasez de granos resultante del cese de las importaciones de Rusia y Ucrania, y ni hablar de la escasez de fertilizantes.
El objetivo actual es Europa, explica Hudson, que el costo en dólares de la deuda externa europea sea asumida para financiar su creciente déficit comercial con Estados Unidos por petróleo, armas y alimentos.
Por ello, el costo en euros será aún mayor a medida que esa moneda caiga frente al dólar. En adelante, los tipos de interés subirán, lo que ralentizará la inversión y hará que Europa sea aún más dependiente de las importaciones.
Pero es solo el comienzo a los golpes de ahogado de un hegemón en los intentos de sobrevivir ante un mundo multipolar en ciernes, pues los impactos también se dirigen hacia otras latitudes:
"Muchos países africanos y latinoamericanos, especialmente en el norte de África, se enfrentan a la elección entre pasar hambre, reducir el uso de gasolina y electricidad o pedir prestado dólares para cubrir su dependencia del comercio moldeado por Estados Unidos", dice Hudson al explicar uno de los objetivos norteamericanos.
No obstante, el economista estadounidense considera que esta fractura mundial permitirá abrir camino a otro nuevo orden global liderado por Rusia, China y demás países de Eurasia, uno que no será neoliberal, "que no necesita a los países de la OTAN y que ha perdido la confianza y esperanza de beneficios económicos mutuos con ellos. El campo de batalla militar estará sembrado de cadáveres económicos", concluye Hudson.