La megacárcel Centro de confinamiento del terrorismo (Cecot), inaugurada el 31 de enero de 2023, ha sido promocionada como la más grande de América Latina por el presidente salvadoreño Nayib Bukele. Aunque posee capacidad para 40 000, en la actualidad alberga a más de 15 000 reclusos, incluidos más de 200 inmigrantes —en su mayoría venezolanos sin antecedentes— enviados por la administración Trump bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
Además de megacárcel, la instalación se ha convertido en un meganegocio dado que el mandatario centroamericano planea duplicar su tamaño para dar cabida a más inmigrantes deportados desde Estados Unidos, lo que implicaría más ingresos a su gobierno que construyó el recinto sin ningún tipo de contraloría y recibe más de 20 000 dólares por cada deportado.
Según The Wall Street Journal, Bukele presentó el plan de expansión a la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Kristi Noem, durante su visita el mes pasado. Se trata de la único reclusorio salvadoreño que no está al máximo de su capacidad y que no presenta hacinamiento durante el régimen de excepción decretado por el mandatario el 27 de marzo de 2022.
El pasado domingo el presidente posteó un mensaje a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, proponiendo un intercambio: devolver a los 252 venezolanos deportados por Estados Unidos, acusados sin pruebas de pertenecer al Tren de Aragua y recluidos en el Cecot, a cambio de que Venezuela libere al mismo número de opositores detenidos, a los que calificó de "presos políticos".
El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, afirmó que Bukele está admitiendo un hecho punible y lo acusó de incurrir en "el delito de trata humana, con el secuestro de más de 260 venezolanos en una cárcel de máxima seguridad en ese país". Asimismo lo instó a "señalar cuál delito han cometido nuestros connacionales en territorio salvadoreño y a presentar los abogados que asisten a los compatriotas secuestrados".
¿Cómo es un día en el Cecot?
Conocido por su rígido sistema de control y las múltiples denuncias de violaciones de derechos humanos, el Cecot se encuentra en una zona aislada y árida en Tecoluca, a más de 75 kilómetros de la capital San Salvador. En su construcción trabajaron 3 000 personas, fue supervisada por una empresa mexicana y, aunque ha habido hermetismo sobre su costo, se ha reportado que rondó los 135 millones de dólares.
Posee 19 torres de vigilancia de más de 15 metros de altura con 600 efectivos militares que resguardan en el perímetro. Unos 1 000 custodios y 250 policías controlan cada movimiento dentro del laberinto de concreto, hierro, asfalto y acero.
Los reclusos son confinados en celdas comunes con capacidad para 100 personas, duermen en literas metálicas sin colchones ni sábanas y los inodoros no garantizan privacidad. Las celdas de castigo carecen de luz y ventilación, solo constan de una cama de cemento y un inodoro.
La cotidianidad consiste en un confinamiento absoluto con recesos de hasta 30 minutos diarios frente a las celdas para ejercitarse. Según CNN, las luces de las celdas permanecen encendidas las 24 horas del día, los siete días de la semana y está prohibida la recreación al aire libre, visitas o llamadas.
Se alimentan con 450 gramos del mismo menú todos los días, el cual consta de frijoles, pasta y dos tortillas, sin cubiertos, además de café o una bebida azucarada. Tres veces a la semana consumen un huevo duro y, ocasionalmente, un pan dulce.
Pantalla del Estado carcelario
El régimen de excepción vigente en El Salvador es una medida que suspende los derechos constitucionales de la población y, según análisis, el aumento de la criminalidad por sí solo no es justificación para ello. Aunque inicialmente fue presentada como temporal, se ha convertido en una suspensión permanente de garantías constitucionales, respaldada mensualmente por la Asamblea Legislativa. Esta política ha llevado a la captura de más de 85 000 personas, según cifras oficiales, mientras organizaciones denuncian arbitrariedades y violaciones a derechos fundamentales.
La medida tiene al Cecot como "pantalla", sin embargo hay motivos de peso que revelan ilegalidad:
- Falta de transparencia: la Asamblea Legislativa aprobó en abril de 2022, sin análisis, la Ley Especial para Construcción de Centros Penitenciarios en el país, que la permite al Ejecutivo ocultar la información pública relacionada con las contrataciones, fuente de financiamiento y otros de 2022 y 2023. Además de obviar la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública (Lacap).
- Violaciones a las garantías: el Comité contra la Tortura de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha señalado el riesgo de que el Cecot incurra en la tortura o malos tratos hacia las personas detenidas. Human Rights Watch accedió a datos confidenciales de la cárcel, en los que se refleja un notable número de violaciones a las personas privadas de su libertad, incluidos menores de edad.
La megacárcel no representa la realidad carcelaria del país. Un informe del Servicio Social Pasionista (SSPAS) ha reportado hacinamiento carcelario de 300% en el resto de las instalaciones, y más de 6 889 víctimas de vulneraciones.
El mismo Bukele ha reconocido que su gobierno arrestó a unas 8 000 personas inocentes. La población carcelaria actual en El Salvador asciende a 115 605 personas, lo que genera una tasa de 1 824 privados de libertad por cada 100 000 habitantes (casi 2% de la población). Además, el SSPAS destaca que:
"Son tres sistemas penitenciarios distintos, más simbólicos que legales. Uno es el sistema penitenciario donde mantienen a los civiles, los que no son parte de las pandillas y que el Estado está utilizando en el Plan Cero Ocio porque probablemente están diciendo 'con ellos podemos ver qué se hace'. Luego están todos los pandilleros, los que están siendo acusados de crimen organizado y que están siendo señalados como miembros de pandillas aunque no se ha demostrado; con ellos ni siquiera se piensa en rehabilitación, solo se espera que mueran dentro de la cárcel. Y hay un tercer sistema que es el Cecot, que es el que sirve para mostrarse al mundo".
El fake como mecanismo de extorsión
Si en algo coinciden Trump y Bukele es en la instrumentalización de la farsa como herramienta política. La maquinaria fake del estadounidense se ha analizado desde Misión Verdad; en cuanto al salvadoreño, son muchas las informaciones falsas que se han detectado en sus discursos desde que inició su labor de gobierno. En particular, durante la pandemia global acusó a Italia de dejar morir a sus adultos mayores para presionar la aprobación del Estado de Excepción por parte de la Asamblea Legislativa.
Investigaciones han revelado la transformación camaleónica del mandatario, quien ha eliminado hasta 144 posts que mostraban su pasado de izquierda en su cuenta X. Otras han demostrado que llegó a acuerdos con pandillas para vender su modelo de seguridad basado en la discrecionalidad y el efectismo contra las clases trabajadoras, lo que es conocido por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. El mismo que hoy utiliza el Cecot para extorsionar a Venezuela.
Además, en marzo pasado El País de España publicó un reportaje en el que se detalla la detención de 10 menores de edad —de entre 12 y 17 años— cuya prueba es un video de 10 segundos grabado por uno de los detenidos, que entonces tenía 15, en el que algunos hacen gestos que el gobierno asocia con la Mara Salvatrucha o MS-13.
El caso, que comenzó en febrero de 2024, sirvió de ícono al gobierno de Bukele para desviar la atención sobre la llamada "crisis de los bitcoins" en la que se demostraron las fallas del uso de la criptomoneda como moneda oficial. En los celulares de los jóvenes no se hallaron números de teléfonos de pandillas, ni fotos, ni chats incriminatorios, lo que recuerda al fake de los tatuajes en el caso de los migrantes venezolanos. Sin embargo, se espera que dichos jóvenes sean confinados en el Cecot.
De manera similar, un informe de CBS News sostiene que al menos tres cuartas partes de los venezolanos deportados por Estados Unidos al Cecot no tenían antecedentes penales ni pertenecen a alguna banda criminal.
El desmantelamiento del Estado de derecho por parte de Bukele tiene al Cecot como bandera, lo cual ocurre mientras Estados Unidos utiliza ese mismo principio como excusa para extorsionar otros países. Entretanto, Venezuela sigue exigiendo en foros y organismos multilaterales que se respeten las garantías de los connacionales detenidos y sean devueltos a su país de origen.
Es clara la estrategia de exagerar o falsear realidades para crear mecanismos de excepción regional y global que permitan alcanzar objetivos por encima de las normas establecidas, pero en especial de quienes no se alinean a sus pretensiones hegemónicas.
Las condiciones que atraviesan los reclusos en el Cecot demuestran el sistema-mundo carcelario mediante el cual Trump, Bukele y sus admiradores conciben el resto de la humanidad: precarizar la cotidianidad del "enemigo" mientras se favorece y se obvia la injusticia estructural.
La imagen de presos hambreados, proscritos y sin defensa desafía a la "comunidad internacional", que solo se conforma con hacer declaraciones repletas de lugares comunes ante un secuestro masivo confeso.