El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, confirmó a la prensa el interés del Reino de Arabia Saudita de formar parte del bloque BRICS, afirmando que "la incorporación de Arabia Saudita a los BRICS sería un cambio significativo en los países que forman el bloque". Este importante punto será discutido en la próxima cumbre de la plataforma internacional en 2023.
Estas intenciones no son nuevas, empezaron a tomar fuerza hace meses atrás, que por el contexto de la crisis sistemática global, varias naciones consideran que este espacio de encuentro es crucial para superar los actuales desafíos. Hace un mes en Misión Verdad se explicó la perspectiva de considerar a los BRICS como paraguas multilateral del que derivan otros mecanismos de cooperación.
A tan solo un día de que inicien los debates de la Asamblea General de la ONU, recomendamos echar un vistazo a la posición de fuerza con la que se presentará la región euroasiatica.
Los pilares de integración que se están formando en Eurasia, por @betzav_ https://t.co/Kf61IIDatv— MV (@Mision_Verdad) September 19, 2022
En la Cumbre Virtual BRICS de junio, el presidente de China Xi Jinping expresó que había que concretar una agenda clara en esta plataforma y eso incluía la expansión del grupo. En la Declaración de Beijing se acordó "promover discusiones sobre el proceso de expansión… definir los principios rectores, estándares, criterios y procedimientos para ello".
Siendo China el país anfitrión de esa Cumbre, invitaron a las reuniones a nueve países de todos los continentes, menos de Europa: Arabia Saudita, Argentina, Kazajistán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Nigeria, Senegal y Tailandia.
El pasado julio, también la presidenta del foro internacional de los BRICS, Anand Purnima comentó al diario ruso Izvestia que Türkiye, Egipto y Arabia Saudita habían expresado su interés en unirse y se están preparando para solicitar la membresía.
La relación bilateral Estados Unidos y Arabia Saudita
El socio comercial, energético y militar más importante para Estados Unidos es Arabia Saudita, y es evidente que esta visión hacia los BRICS resulta incómoda para los grupos de poder estadounidenses, porque además se le debe agregar dos eventos en materia petrolera que se pudieron traducir como un golpe al hígado a la administración de Joe Biden:
- Biden realiza visita oficial al Reino y no logra un acuerdo petrolero satisfactorio para los intereses de Estados Unidos.
- La OPEP+ anuncia decisión de ajustar a la baja la producción general en 2 millones de barriles diarios. Luego, la administración de Biden insistió a los sauditas que postergaran la decisión por un mes, justo después de las elecciones del midterm. Finalmente, a través de un comunicado, el Reino saudí no aceptó la "sugerencia" estadounidense porque la decisión estaba basada en un consenso por los países miembros de la OPEP+.
Era evidente que el gobierno de Biden anunciara sus represalias, las decisiones del Reino debilitan el poder interno de los Demócratas de cara a las elecciones de midterm que están a la vuelta de la esquina. Los sauditas saben maniobrar en este tablero geopolítico, al poner las opciones en sus balanzas: todo indica que buscan otros espacios para armar coaliciones más favorables.
Lo atractivo de los BRICS en esta nueva era de relaciones internacionales es simple: cooperación sin intervencionismo político ni exigencias que socavan la soberanía nacional.
Solo con cinco países, la alianza tiene un peso internacional significativo. Agregar a un miembro como Arabia Saudita sería un hecho sin precedentes en la historia geopolítica contemporánea.
Solo el Reino y Rusia sumarían más de 20 millones de barriles de petróleo al día, es decir, este bloque uniría a los máximos compradores de petróleo, China e India, con los máximos productores de petróleo, Arabia Saudita y Rusia.
Como hechos recientes, la pandemia de covid-19 y la crisis ucraniana han obligado a los países del Sur Global a acelerar el paso para amalgamar todos los esfuerzos de los últimos 20 años y terminar de consolidar los soportes en la esfera financiera, energética y de seguridad, principalmente. Podría esperarse que la plataforma BRICS pueda hacerle frente o fungir como contrapeso del G7, e incluso de la OTAN.
La presencia internacional de Estados Unidos continúa siendo relevante por contar con la plataforma de intercambio financiero SWIFT, el dominio del dólar y el arsenal bélico y nuclear, pero es notable que su figura como actor geopolítico ha sido erosionada considerablemente; sus manejos en el relacionamiento internacional no corresponden a las necesidades actuales de la población mundial.
Son altas las probabilidades de la ampliación de la cobertura de los BRICS para el próximo año, que de seguro estará acompañado de un sistema comercial que pueda garantizar el intercambio entre los países para contrarrestar las agresiones financieras que de seguro mantendrá Estados Unidos y sus vasallos europeos.