Sáb. 27 Abril 2024 Actualizado ayer a las 1:44 pm

Buques mercantes navegando cerca del Canal de Suez

Buques mercantes navegando cerca del canal de Suez (Foto: Valeriy Tretyakov)

Ampliación del campo de batalla en el Mar Rojo y la próxima crisis comercial

El torrente comercial que bordea la costa oeste de Asia Occidental empezó a enfrentar riesgos significativos por los ataques que se están dando en esa región tras el ascenso del genocidio en Palestina.

Este escenario se recrudeció desde que el gobierno de Israel anunció, en noviembre del año pasado, que enviaría buques de guerra al mar Rojo, que es una de las arterias fundamentales para el comercio global porque logra conectar el tránsito entre el océano Índico y el mar Mediterráneo por medio del canal de Suez, que representa 25%-30% del volumen mundial de transporte de contenedores.

La avanzada israelí se hizo bajo el supuesto de "fortalecer el empeño de defensa en la zona", en un intento de continuar la escalada planificada. Más que en respuesta a ese avance, los grupos hutíes de Yemen exigen el cese al fuego y el fin del asedio sionista en Palestina. Por ello se apoderaron del carguero propiedad de un empresario israelí, "Galaxy Leader", en su paso por el mar Rojo cerca del estrecho de Bab el-Mandeb, otro punto de inflexión en una nueva etapa de turbulencia en la región.

Para diciembre, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció la conformación de una coalición de diez países, de Europa en mayoría, con el objetivo de mitigar los ataques con misiles y aviones no tripulados de los hutíes contra los barcos de bandera israelí que transitan por el mar Rojo, cuyo destino son los puertos de la Palestina ocupada. Esa alianza extendió la invitación a sumarse a sus filas a cada uno de los 39 miembros de las Fuerzas Marítimas Combinadas (FMC).

No obstante, esa convocatoria no resultó como Washington esperaba, debido a que países como Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y, sorpresivamente, España, Italia y Francia, todos integrantes de la FMC, no apoyaron la nueva estrategia estadounidense del grupo de los diez. Son claras señales de que la intención de los países árabes es evitar la participación directa que más adelante podría ser perjudicial para la estabilidad de la región oriental, especialmente Arabia Saudita, que recién logró avanzar en las conversaciones de paz con Yemen.

En este sentido, se redujo la acción avasallante que esperaba la Casa Blanca, solo Estados Unidos y Reino Unido se unieron en la ofensiva contra al menos 60 objetivos hutíes, sobre la que otras agencias de noticias reportaron que la operación tuvo como objetivo una base aérea, aeropuertos y un campamento militar en Yemen. La coerción no ha frenado la respuesta de los hutíes y han llegado a enfatizar que los ataques continuarán hasta que Israel detenga su guerra en Gaza.

Al respecto, el representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasily Nebenzya, declaró que Estados Unidos, Reino Unido y sus aliados han violado una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el mar Rojo al realizar esos ataques contra Yemen. La preocupación del gobierno ruso recae en que se militarice ese paso comercial por parte de Occidente.

Se sumó al rechazo de las acciones occidentales el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, al declarar que "condenamos enérgicamente los ataques militares de Estados Unidos y el Reino Unido esta mañana contra varias ciudades yemeníes. Estos ataques son una acción arbitraria, una clara violación de la soberanía y la integridad territorial de Yemen y una violación de las leyes y regulaciones internacionales".

Si bien se han evidenciado conatos en la interrupción de las cadenas comerciales en este contexto de turbulencias, especialmente aquellas que se dirigen a Gaza, son las grandes compañías, como la estadounidense Chevron, las que siguen transportando petróleo crudo en la región. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, empuja la narrativa de que las interrupciones en la cadena de suministros son cada vez más frecuentes y podrían reducir la capacidad de transporte marítimo en 20%. Bajo esa alarma se podría armar cualquier excusa que respalde una respuesta militar liderada por Estados Unidos, o cual degradaría aun más la estabilidad tanto en Yemen como en todo el bloque árabe.

A mediados de enero, las empresas petroleras Reliance Industries, Abu Dhabi National Oil y Shell informaron que también evitarían la complicada ruta por el mar Rojo, decisión que acrecentó las preocupaciones en el mercado de hidrocarburos, pues los envíos se retrasarían usando las vías tradicionales alternativas, como la de Cabo de Buena Esperanza en África, de las más largas y costosas en materia comercial oriental-occidental. Hasta ahora no se ha generado el shock en el circuito energético porque todavía los índices de la demanda global no se han visto afectados.

Esta situación, desde la óptica comercial, conduce a un aumento en los costos de los fletes marítimos, retrasa los envíos y genera alarmas de inflación en las tarifas. Por otro lado, las grandes aseguradoras de transporte naval han incrementado sus tarifas a medida en que cada barco les notifica que navegan por zonas de mayor riesgo, lo que da lugar a primas adicionales.

Jakob Larsen, jefe de seguridad marítima de la asociación naviera más grande del mundo, Bimco, comentó que se considera el aumento de las tarifas "varios cientos por ciento para los buques en la categoría de mayor riesgo". De seguro, esto estaría implicado en las tasas de riesgo de guerra que generalmente se cotizan como un porcentaje del valor del barco durante el período en que opera en zonas de riesgo, como lo es ahora el mar Rojo.

Así que, por conveniencia monetaria, las empresas desviarán sus flotas por la ruta del sur de África, sin importar la tardanza, o de lo contrario deben considerar el aumento de precio tanto en el seguro marítimo como en todos los eslabones de la cadena de suministro.

Frente a este laberinto conflictivo, por ahora existen dos aristas que engloban los intereses de la dupla estadounidense-israelí para consolidar la obsesiva influencia sobre el mar Rojo: a) es una ruta comercial vital para el petróleo y otros bienes pero, sobre todo, b) es un lugar estratégico para operaciones militares.

Mientras esto sucede, en otro ángulo el presidente Vladímir Putin tiene pensado abrir la navegación naval a través de la Ruta del mar del Norte, la cual conectaría Asia y Europa e impulsaría notablemente el comercio en la región ártica: "La Ruta del mar del Norte de Rusia se está volviendo más eficiente que el canal de Suez hoy en día".

Después de que los recientes esfuerzos y acuerdos diplomáticos, como el acuerdo saudí-iraní, marcaron un giro hacia la urgida estabilidad en la región, el actual escenario de violencia allana el posible camino de la inestabilidad entre los países que la conforman, que ahora caminan en una cuerda floja donde cada paso es crucial para evitar a toda costa que Israel pueda incendiar una región próspera, la cual requiere que la cooperación sea su agenda permanente.

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