El 3 de agosto finalizará la segunda fase de ensayos clínicos de la vacuna contra el nuevo coronavirus Covid-19 que está impulsando la Federación de Rusia, a través el Instituto de Epidemiología Gamaleya de Moscú en estrecha cooperación con el Ministerio de Defensa.

Se espera que una vez concluida la segunda fase se pase a una tercera de ensayos clínicos internacionales, según dijo Kirill Dmitriev, jefe del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF). En una conferencia de prensa telemática, Dmitriev aseguró que están a la espera de “recibir regulaciones para comenzar a usar la vacuna rusa en agosto-septiembre” de este mismo año.

En declaraciones recogidas por RT, el jefe del RDIF se muestra optimista con la evolución exitosa de la segunda fase de pruebas y espera que Rusia comience a producir una primera tanda de 30 millones de dosis de la vacuna, con un potencial de 170 millones de dosis adicionales de producción en el extranjero.

Para ello se han entablado negociaciones con Arabia Saudita. Kirill Dmitriev ha calificado los esfuerzos como “posiblemente la primera vacuna aprobada en el mundo”.

El día de ayer, complementando estas declaraciones, “el Ministerio de Defensa de Rusia anunció que, después de 28 días de estudio, ningún voluntario de vacunas había experimentado efectos secundarios adversos graves, problemas de salud, complicaciones o reacciones adversas”, refirió RT.

La tercera fase que iniciará en las próximas semanas se realizará en países de Medio Oriente y otras naciones del mundo para probar su efectividad. En paralelo, el Ministerio de Industria y Comercio ya ha puesto en marcha los protocolos de cooperación y convenios industriales para producir en masa la vacuna cuando las pruebas hayan terminado.

En total, el gobierno ruso ha afirmado que el dinero invertido en la lucha contra el coronavirus supera “los 116 mil millones de rublos (alrededor de 1,67 mil millones de dólares). Si bien se gastaron 76 mil millones de rublos para equipar camas para los pacientes con Covid-19 en todo el país, se asignaron 40 mil millones de rublos para entregas gratuitas de sistemas de prueba al gobierno, instituciones médicas municipales y tratamiento de personas infectadas con coronavirus”, refiere un reporte de la Agencia Anadolu.

A la par de estas inversiones para controlar la pandemia, la Federación de Rusia ha erogado importantes recursos para agilizar el impulso de la vacuna.

La vacuna impulsada por Rusia es la iniciativa que ahora mismo tiene mayores posibilidades de lograr un resultado positivo de las distintas alternativas que se están trabajando alrededor del mundo.

Desde Estados Unidos también se avanza en una vacuna. El Instituto Nacional de Salud y la compañía Moderna Inc. de EEUU están por iniciar una etapa decisiva de los ensayos clínicos de una vacuna este 27 de julio, luego de que 40 voluntarios sobre los cuales se probó mostraran resultados positivos en el reforzamiento de su sistema inmunológico.

Un informe publicado en la publicación científica global New England Journal of Medicine, y reseñado por la agencia Euronews, “los voluntarios, que recibieron la vacuna en marzo, desarrollaron anticuerpos neutralizantes en su torrente sanguíneo, a niveles comparables a los que sobrevivieron al Covid-19”.

Las fases de pruebas previas han resultado positivas pero las instituciones del gobierno estadounidense dedicadas a la supervisión de los esfuerzos de la vacuna esperan tener conclusiones sólidas sobre su efectividad a finales de este año. En tal sentido, se espera que, de todo salir bien, la vacuna impulsada por EEUU entre al mercado a principios del año que viene.

Desde la República Popular China llevan meses avanzando en la fase de pruebas de diversas vacunas, con resultados prometedores. En los últimos días se informó que la compañía Sinovac Life Science Co., con sede en Beijing, ha firmado un acuerdo de cooperación con el brasileño Instituto Butantan para llevar a cabo las pruebas cruciales de la fase 3 de la vacuna contra el Covid-19 en territorio brasileño.

El interés de China de impulsar la cooperación con Brasil en este ámbito se corresponde a su plan de que la vacuna sea de uso global y garantice el acceso de los países más afectados por la pandemia.

La OMS maneja hasta ahora 17 vacunas candidatas contra el Covid-19. Más de la mitad de las iniciativas vienen de China.

El mes pasado la potencia asiática aprobó una vacuna contra el Covid-19 para uso exclusivo de sus tropas militares. La compañía CanSino Biologics a cargo de desarrollarla luego de varias fases de prueba con resultados positivos, no puede garantizar que la vacuna finalmente se comercializará”, según refirió Bangkok Post.

Entre tanto, se ha instalado un megacomplejo industrial en Wuhan y Beijing para producir en el momento necesario más de 200 millones de dosis de la vacuna.

De igual forma desde India también llegan noticias. El mes julio será clave para los ensayos clínicos de la vacuna “Cavaxin”, desarrollada entre el Instituto Nacional de Virología de la India, el Consejo Indio de Investigación Médica y la compañía Bharat Biotech.

Ya en las primeras pruebas se ha desarrollado una respuesta positiva del sistema inmunológico. India, siendo una potencia global en la producción de medicamentos, espera suplir buena parte de la demanda mundial de vacunas una vez hayan culminado los ensayos clínicos.

La carrera mundial por la vacuna no escapa de las tensiones geopolíticas que marcan una era caracterizada por el enfrentamiento comercial, las guerras proxy y el desconocimiento del derecho internacional vigente desde la segunda guerra mundial.

En este sentido, los países que están más avanzados en esta carrera buscan en la vacuna no únicamente una respuesta sanitaria sino también una proyección de sus ideas y modelos sobre el nuevo orden internacional, y por esa razón la principal incógnita está en su precio final y mecanismos de distribución.

La vacuna se inserta en la disputa por la influencia internacional actual y en la transición al mundo multipolar. En consecuencia, China y Rusia han avanzado en la idea de que se priorice el acceso antes que la rentabilidad en el acceso a la vacuna, una intención que choca con el interés comercial de Estados Unidos.

Frente a estos avances, la estrecha cooperación geopolítica y económica con Rusia y China coloca a Venezuela en una buena posición en esta carrera, pues será beneficiario directo cuando las vacunas salgan al mercado sin que ello implique un sacrificio en términos financieros, que es justamente lo que persigue el bloqueo estadounidense.