Las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita llegaron a un grado de complejidad mayor con las recientes declaraciones de los senadores demócratas Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y Chris Murphy (D-CT), quienes pidieron un cambio fundamental en la relación entre Washington y Riyadh después de que el reino anunciara que reduciría su producción de petróleo.
Esta decisión de los senadores ocurre luego de que la OPEP+ anunciara un recorte importante en la producción petrolera, pese a la presión de Washington. En el contexto de la guerra de Ucrania, un recorte significa un aumento de la gasolina en Estados Unidos, lo que se traduce en más inflación y crisis.
Pese a que la decisión fue más técnica que política, ya que hay exceso de oferta, el recorte es considerado una afrenta para los políticos estadounidenses, incluso apelando a la lógica de que "si no estás conmigo, estás en mi contra".
"Ya es suficiente", dijo Menéndez en un comunicado el lunes 10 de octubre, expresando su indignación. Además de las duras críticas contra Moscú tras el contraataque a la infraestructura crítica en Ucrania, el senador arremetió contra Arabia Saudita, a quien acusó de financiar "la guerra de Putin a través del cartel de la OPEP+".
"Estoy horrorizado por la escalada depravada y desesperada de Rusia contra la infraestructura civil en toda Ucrania, incluso en Kiev. Me comprometo a utilizar todos los medios a mi disposición para acelerar el apoyo al pueblo de Ucrania y matar de hambre a la maquinaria de guerra de Rusia".
Dijo que Estados Unidos debe congelar la cooperación con Arabia Saudita, incluida cualquier venta de armas. Es preciso recordar que varios políticos, incluso la población, ha estado en contra de la venta de armas con las que se masacra diariamente al pueblo de Yemen.
Aún no se sabe cuál será el destino de las relaciones entre ambos países, pero esta tensión ocurre en un contexto en el que vale más ganar aliados que perderlos.