Hasta el momento el alto Ártico se ha considerado como una zona internacionalmente neutral y alejada de la geopolítica. Sin embargo, esto podría cambiar debido a la inusual y precipitada actividad en la remota región polar, actividad que sólo es posible debido a los efectos del cambio climático.
De acuerdo con Bloomberg, los próximos enfrentamiento de Rusia con Occidente podrían darse en esta zona rica en recursos.
El Ártico es administrado por ocho naciones que comparten la tutela, incluida Rusia, el estado ártico más grande. Pero el aislamiento al país euroasiático tras la operación militar en Ucrania ha hecho que se cuestione su autoridad sobre el helado territorio.
"Lo que está claro es que el statu quo de bajo conflicto está en peligro, poniendo en riesgo la cooperación científica que floreció desde el final de la Guerra Fría. Y las cosas se están poniendo tensas en un momento cuando tanto el calentamiento del Ártico como la carrera por sus recursos —posiblemente millones de barriles de petróleo y ricos depósitos minerales— están repuntando", señala el medio.
Si bien el Polo Norte no tiene dueño, los países con tierras que lo bordean ya tienen derechos que se extienden más allá de sus costas, según el derecho internacional. El deshielo está dejando al descubierto la riqueza mineral y energética de la zona, así como también los intereses rapaces de los países que quieren explotar esos recursos.
Actualmente los países que comparten fronteras con este inmenso bloque están redibujando mapas y abogando por derechos soberanos más amplios sobre lo que hay debajo del océano, lo que podría generar conflictos en el futuro cercano.