La guerra en Ucrania, así como el interés de Estados Unidos para proporcionar armas de artillería a Kiev, deja entrever la incapacidad de aumentar rápidamente la producción necesaria para el suministro al país europeo y para la autodefensa, señala el Washington Post.
La Planta de Municiones del Ejército de Scranton, una parte de una red de instalaciones involucradas en la producción de cartuchos de artillería de 155 mm del Ejército estadounidense, es la zona cero de la lucha de la administración Biden para acelerar el suministro de armas.
Pese a contar con el presupuesto militar más grande del mundo y su industria de defensa más sofisticada, Estados Unidos ha luchado durante mucho tiempo para desarrollar y producir de manera eficiente las armas que han permitido a sus fuerzas superar tecnológicamente a sus pares. Esos desafíos adquieren una nueva dimensión cuando se proyecta a enfrentar a potencias armamentistas como China y Rusia.
La guerra en Ucracia también abre el debate sobre la entrega de armas de sus reservas y la preocupación por la reposición de las mismas. La investigación realizada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) muestra que la producción actual de las fábricas estadounidenses puede ser insuficiente para evitar el agotamiento de las reservas de artículos claves que Estados Unidos proporciona. Incluso a tasas de producción aceleradas, es probable que se tarde al menos varios años en recuperar el inventario de misiles antitanque Javelin, misiles tierra-aire Stinger y otros artículos en demanda.
El gran problema es el ritmo lento de la producción de EE.UU. Algunos estiman que reponer inventarios tomaría hasta 15 años en niveles de producción en tiempos de paz, y más de ocho años en tiempos de guerra, para reemplazar las existencias de los principales sistemas de armas como misiles guiados, aviones pilotados y drones armados si fueron destruidos en batalla o donados a aliados.
Sin duda alguna esto no es sólo un reflejo del atraso de Estados Unidos en cuanto a la producción de armas, sino que también es una señal de que el país ya no es la potencia industrial que solía ser.
Según el medio, Europa pasa por la misma crisis. Recoge que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió en febrero que el tiempo de espera para las armas de gran calibre se ha más que triplicado, lo que significa que los artículos pedidos ahora no se entregarán hasta dentro de dos años.