En medio de los reajustes que vive el mercado mundial energético como consecuencia de las medidas antirrusas de Estados Unidos y la Unión Europea, Europa rebasó a Asia como consumidor de petróleo estadounidense por primera vez en seis años, lo que evidencia el aumento del mercado para Estados Unidos.
Sputnik cita las cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos, que demuestran que entre enero y mayo Europa compró alrededor de 213,1 millones de barriles de crudo estadounidense, frente a 191,1 millones adquiridos por los clientes asiáticos.
La última vez que Europa rebasó a Asia en consumo de hidrocarburo estadounidense fue en 2016.
El medio ruso también refiere un artículo de Bloomberg en el que cita al analista global de petróleo para Energy Aspects, Christopher Haines, quien considera es posible que persista esta tendencia de consumo europeo del crudo estadounidense, en su afán por reducir su dependencia de los energéticos rusos.
Sin embargo, de acuerdo al especialista, Estados Unidos no podrá en lo inmediato satisfacer la demanda tanto de Asia como de Europa de manera simultánea.
En tanto, si bien el intercambio de crudo ruso con Europa se redujo un 30% desde febrero, Rusia acomodó 155 mil barriles por día en Medio Oriente y alcanzó su máximo de ventas en junio, convirtiéndose en el segundo principal exportador de petróleo a la India, el segundo país más poblado del planeta, y alcanzando récords de venta a China vía marítima, con 1 mil 100 millones de barriles diarios.
Rusia fue el segundo productor mundial de petróleo en 2021, con una producción de 536 millones de toneladas, por detrás de Estados Unidos, con una producción de 711 millones de toneladas, pero justo por delante de Arabia Saudí, con 515 millones de toneladas.
En masa, Rusia representa casi el 13% de la producción mundial, por detrás de Estados Unidos (17%) pero ligeramente por delante de Arabia Saudí (12%), según un informe de BP del mes de julio presente.
Arabia Saudí, las demás monarquías del Golfo y las empresas estadounidenses de esquisto parecen estar produciendo cerca de sus límites actuales, con pocas opciones de aumentar la producción a corto plazo.
Ninguno de estos productores parece capaz ni dispuesto a compensar la pérdida de exportaciones de crudo y combustibles refinados de Rusia, en un volumen significativo, a pesar del reciente aumento de los precios.