Vie. 26 Abril 2024 Actualizado 1:44 pm

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El presidente estadounidense Joe Biden en una cumbre virtual sobre "democracia" (Foto: Susan Walsh / AP)

"Cumbre por la democracia", lo irónico de un imperio con techo de vidrio

Entre el 9 y 10 de diciembre el presidente estadounidense, Joe Biden, presidió un evento telemático en el que pidió la protección de los derechos al voto y a la libertad de expresión.

La cumbre se llevó a cabo mientras el Tribunal Superior británico fallaba a favor de la administración Biden para que Julian Assange fuera extraditado a enfrentar cargos inventados de espionaje que podrían resultar en una sentencia de muerte.

EE.UU. persigue a Assange por denunciar sus crímenes de guerra masivos, crímenes contra la humanidad, delitos de espionaje global y corrupción.

Dicho caso advierte que la libertad de expresión y el periodismo independiente están siendo atacados sin piedad por las autoridades estadounidenses.

Los invitados

  • Hasta la ONG Freedom House, que pertenece a la red de financiados por agencias injerencistas estadounidenses, clasificó a algunos de los asistentes como menos democráticos que algunos de los excluidos.
  • El territorio de Taiwán fue invitado como representante de una democracia, mientras que China fue excluida. Según la ley estadounidense, la política de Una Sola China considera que Beijing tiene soberanía sobre Taiwán. Entonces, la invitación puntual a Taipei antes que Beijing es una provocación asombrosa a China.
  • Ucrania fue invitada a asistir, mientras que Rusia también fue excluida. Desde el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en Kiev, en 2014, contra un gobierno electo, Ucrania se ha convertido en sinónimo de corrupción y asesinato de periodistas.
  • El operador antichavista al que la Casa Blanca reconoce como presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, fue invitado como representante en una clara señal de apoyo diplomático, integró en su delegación a la activista nicaragüense Berta Valle, esposa de otro operador detenido, Félix Maradiaga, y a la disidente cubana Rosa María Payá, que es hija del anticastrista Oswaldo Payá.

¿Democracia en Estados Unidos?: Un estudio de la Universidad de Princeton titulado "Prueba de las teorías de la política estadounidense: élites, grupos de interés y ciudadanos promedio” reveló que las preferencias políticas de los grupos de interés de masas y los ciudadanos promedio casi no influyen en la probabilidad de que el gobierno adopte una política. Por el contrario, las preferencias de las élites económicas y los grupos organizados que representan los intereses comerciales están altamente correlacionadas con la probabilidad de que se adopte una política.

La desaprobación del Congreso ha alcanzado un máximo de 86% por 104 veces desde 2011 y la percepción pública de la integridad electoral también es baja: según un proyecto de la Universidad de Harvard, EE.UU. ocupa el puesto 57 de 165 países en las elecciones entre 2012 y 2018.

Los "problemas estructurales que socavan la democracia estadounidense" incluyen leyes electorales y manipulación que favorece a los titulares (lo que puede explicar los índices de aprobación consistentemente bajos), una falta de transparencia en el financiamiento de campañas y "comunidades de color que experimentan dificultades para registrarse y votar".

Por qué es importante: Un refrán venezolano reza que "Quien tiene techo de vidrio no tira piedras al del vecino", el público estadounidense estaría mejor servido si su gobierno se enfocara en limpiar el desorden en su propia casa.

En realidad trató de hacer de su concepción de la "democracia" el epicentro para dirigir su creciente alianza global contra China y Rusia, de esta manera establece una línea divisoria ideológica en la nueva Guerra Fría y se distrae de las motivaciones económicas y estratégicas detrás de su rivalidad global, también de su derrota.

En Siria, Libia, Irak, Afganistán, Bielorrusia, Ucrania, Venezuela, Nicaragua y Honduras han intervenido durante las últimas décadas con medios antidemocráticos que casi siempre se utilizan para fines antidemocráticos, todo en nombre de la promoción de la democracia.


Reporte del Instituto Samuel Robinson del 13/12/2021.

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