Jue. 18 Abril 2024 Actualizado ayer a las 8:19 pm

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Los radicales y audaces pueblos que piensen en sí mismos saldrán fortalecidos luego de la gran guerra por el control del planeta que hoy libran las fuerzas capitalistas (Foto: El Cayapo)

La unidad de las juntas de condominio

Pretender la unidad suramericana con estas élites empresariales gobernantes, es como mantener la armonía en cualquier edificio de este planeta, sin el control nazi-fascista de las juntas de condominio.

Una pequeña mirada al continente suramericano

Todos los países suramericanos somos minas. No hay uno que no lo sea, no hay independencia de países o economías. Todos se comportan como minas. Incluso países como Nicaragua, Cuba o Venezuela están bajo esa misma égida, desde la Patagonia y el Caribe, hasta México, que es el anexo sur de Estados Unidos. Se presenta un panorama desolador, nada agradable, con respecto a la incapacidad de las élites para tomar decisiones políticas que contribuyan a cambiar radicalmente en el tiempo estas condiciones materiales de existencia.

La situación de cada una de estas minas, que llamamos países o naciones, desde hace algún tiempo tal vez era el mismo panorama de hoy: élites títeres mirando el modelo extranjero como su dios al que se le rinde pleitesía, culpando a élites títeres de otros vecinos de los males que cada mina sufre, donde cada uno tenía su propia propaganda y el mismo cuento de que somos un país muy rico pero muy mal administrado por los gobiernos de turno, con su corrupción, el tráfico de droga; sus mismas escuelas, universidades, artes, deportes, ciencia y demás accesorios en calidad de franquicias, repitiendo el mito de lo lindo que es Europa y Estados Unidos, mientras nos engañan con el manido cuento de que los pueblos somos flojos, vagos, indecisos, pero estos flojos, vagos e indecisos llenamos los barcos, trenes, camiones, aviones, oleoductos, gasoductos, con materia prima, llámese caña, petróleo, hierro, gas, cacao, coltán, café, litio, cambur, mierda de pájaro o cualquier otra vaina, con lo que se alimenta la gran industria del humano capitalismo.

La manera como estamos pisados en la economía capitalista mundial es jugando el obligado papel de mina dependiente, es decir, no tenemos decisión propia, porque estamos conectados a un modo de producción que decide cuál papel jugamos en el concierto mundial, no solo en la economía y las finanzas, sino en el ámbito de la cultura en general.

Los políticos, las élites empresariales que se formaron y aún se forman en este continente, son élites de origen europeo y se instalaron aquí como administradores de las minas, luego terminaron sus descendientes quedándose y conformándose como una élite pero siempre odiando este territorio y su gente y añorando vivir como grandes señores en el extranjero.

Cuando cambian las condiciones materiales de existencia del coloniaje en el continente y se instaura el capitalismo luego de las guerras de independencia, estas élites que se quedaron mandaron a sus hijos a entrenarse en Europa primero y luego a Estados Unidos como empresarios, deportistas, artistas, profesionales, políticos, académicos, científicos, que copiaron al pie de la letra no solo los conocimientos sino todos los prejuicios, llegándose al caso de querer aplicar teorías como el lavado o purificación de la sangre, trayendo hombres europeos para limpiar la sangre de indios, negros o mestizos y remachando el cuento de la inferioridad de raza comportada en negros, indios y mestizos.

Después de la aparición del comercio del petróleo, Estados Unidos quedó muy bien posicionado, y fue cuando emitieron y pusieron en práctica de manera directa la llamada ley del gran garrote esgrimida por el presidente norteamericano Teodoro Roosevelt en 1904, con la consigna "América para los americanos": para los americanos del norte, por supuesto. Es decir, que Estados Unidos se hacía dueño de este continente convirtiéndolo en su patio trasero, "todo lo que existe es mío", ninguna otra potencia (en este caso Europa) puede meter mano, y comienza a controlar los recursos de estas minas que antes los había controlado Europa.

Entonces, esas élites se fueron formando bajo ese circuito, bajo la tutela del poder académico, artístico, deportivo, político, filosófico y por supuesto empresarial, imitador de la cultura humanista occidental. Toda la dirección empresarial-política de este continente se va a formar en Europa primero y después los últimos 100 años en Estados Unidos bajo el resguardo de los dos grandes partidos norteamericanos, Republicano o Demócrata. Todos los políticos de derecha beben de esas aguas; la izquierda, con honrosas excepciones, casi toda ha sido cooptada por los mecanismos de inteligencia, llámense israelitas, norteamericanos, ingleses, u otros cuerpos de seguridad, bien sean de España, Francia, Alemania, y trabajan furtivamente, unos descaradamente y otros sin saberlo, porque les dan premios, cargos, becas, los deslumbran y terminan realizando labores políticas siempre a favor de las grandes transnacionales.

Cuando Bolívar plantea la idea de crear una gran nación o una conjunción de naciones, de países, que vaya desde California hasta la Patagonia, era porque entendía que estaba ocurriendo una revolución político-jurídico-empresarial, es decir, la revolución burguesa en el mundo, donde las formas de explotación tradicionales conocidas como feudalismo colonial tendían a desaparecer y se impondrían las grandes potencias y sus corporaciones. Que la única manera de confrontar eso era constituirse en una nación independiente, en una unión de naciones independientes que generara un equilibrio en la correlación de fuerzas, de manera que no pudieran invadirnos, porque él explicaba muy bien que Estados Unidos estaba en crecimiento y que no iba a pararse en esas 13 provincias.

De hecho, Estados Unidos ya le había comprado a Francia, en 1800, por 15 millones de dólares toda la colonia de Luisiana, incluida Nueva Orleáns, y no pasaron 100 años desde entonces cuando se hace dueño de medio México; le quita a los españoles California, Florida y se hace con Puerto Rico; le compra a punta de pistola por 25 mil dólares el istmo de Panamá a Colombia y anexa Guantánamo en Cuba; a partir de allí se institucionalizan las invasiones, los chantajes, los sometimientos, los contratos abusivos y el divide y vencerás en la nueva recolonización que impone la industria capitalista a este continente.

En adelante, no hay ninguna posibilidad de unificar o crear un plan común entre estas minas, porque cada mina funciona por separado y genera intereses de élites en cada mina, que lo único que les importa es su propio plato de comida. Los argentinos, chilenos, venezolanos, colombianos, cubanos, todo el mundo metiendo la cabeza en su plato de comida, a nadie le interesa el vecino, sino que su plato de comida esté más lleno que el del vecino. ¿Por qué? Porque las transnacionales, a través de las criminales inversiones, mantiene un pitillo metido en cada mina y va chupando y soltando migajas. Esas migajas son las que absorben las élites empresariales, políticas, artísticas, religiosas, académicas, profesionales; ellos lo que desean es que los pitillos que están en las otras minas entren a las suyas, para que les queden más migajas. Eso es a lo que aspiran, por eso viven peleando vecino contra vecino, conspirando, echándose paja entre ellos, creando cizañas, que todas favorecen al enemigo común que es el capitalismo, mientras los pueblos llevamos el bulto.

El caso Chevron es el mejor ejemplo de que no somos independientes económicos. La diferencia estriba en que el gobierno venezolano tiene una intencionalidad política para romper las cadenas que nos atan al carrusel del humano capitalismo. Hay algunas personas, bien por ignorancia, por miedo, por hambre o porque simplemente pertenecen a la maleta de títeres del capitalismo mundial, que le tiran piedra a las decisiones del gobierno venezolano, acusándolo de querer regalarle el petróleo a las transnacionales, como si nunca en 100 años se le hubiera regalado el petróleo a esas corporaciones, y aquellos presidentes que intentaron negociar bajo otras condiciones fueron derrocados por los capitalistas. Incluso el Comandante Chávez fue destituido por la misma razón.

Para todos estos agoreros que desean que todo vaya mal para ellos poder mantener su plato de comida, debemos decirle que este, al igual que los demás gobiernos de estas minas donde vivimos, tiene las manos atadas, y algunos hasta los cerebros, porque los contratos que mantienen la dependencia no son solo tecnológicos o jurídicos, sino que además están sustentados en el poder de fuego del humano capitalismo. Todos quieren que el gobierno no haga negociaciones con el poder imperial, pero ninguno se pregunta dónde está la industria armamentística de última tecnología controlada por la nación venezolana para combatir los ejércitos del poder imperial, dónde las bombas nucleares, dónde los misiles hipersónicos, dónde las armas electromagnéticas, dónde el gran y complejo aparato de propaganda, dónde el Internet propio, dónde la agricultura independiente que nos provea la comida para enfrentar de tú a tú a ese poder que controla la economía y las finanzas del mundo.

¿O es que los rusos o los chinos están roncando porque tienen jodida la tiroides? No, es porque están en condiciones de superioridad militar con respecto a Europa y Estados Unidos, y eso les permite decirle a los señores del caos controlado "ustedes no me pueden imponer ningunos precios a menos que estén dispuestos a asesinar a sus pueblos en nombre del dinero".

El gobierno venezolano dignamente intenta superar las condiciones de vasallaje y esto nos ha llevado a sufrir todo lo que ya sabemos, porque el capitalismo mundial no quiere permitir que seamos independientes y que podamos hacer con los recursos existentes en el territorio lo que creamos conveniente para los habitantes.

Cada cierto tiempo aparece un presidente como Chávez, que dice "vamos a unificar a América Latina", y todas las élites carroñeras concurren al llamado pero es para ver qué le pueden chupar a los otros vasallos. La vaina se vuelve demagógica porque a nadie le interesa, todo el mundo quiere formar parte es por la fotografía, por lo que le conviene a cada presidente, que vean que él está haciendo política internacional, pero todo eso lo hacen para que le entreguen más plata, para hacerle el trabajo más fácil al enemigo común. Un presidente de eso que es militante de la CIA va y le informa a la agencia o simplemente arrastran contradicciones para desbaratar tal unión, tal convocatoria, en este caso para joder a Chávez, a Maduro a Fidel Castro.

Ese es el papel que juegan todos estos dirigentes políticos; entonces, nunca será posible la unidad con la existencia de estas élites vasallas, esa es la pura verdad. Ahí es donde viene el problema de superar la unidad como un mero hecho declarativo, demagógico, que solo sirve para que las élites se den bomba dentro de cada uno de sus minas-países, haciendo creer a los esclavos que ellos trabajan incansablemente por nosotros.

La soledad de cada una de las minas es la constante, en donde la unión es un hecho ideológico que solo sirve para discursos grandilocuentes y para que una trulla de delincuentes hembras, machos y LGTB+ vivan a costilla de sus congéneres en cada territorio-mina en donde trabajan arduamente para defender los intereses de sus amos extranjeros, llámense transnacionales, corporaciones o inversores. Mientras estas élites estén peleando por el mismo plato de comida, los inversores de siempre nos mantendrán sometidos, ya no con la espada y la cruz sino con la deuda eterna que nos obligan a cargar de generación en generación hasta la ruina absoluta del futuro.

La cosa es que realmente existen los inversores-invasores que, en nombre de la corona, la potencia, la transnacional, la corporación o el imperio tal o cual, invaden y saquean desde hace 500 años, asesinando a todo el que se les atraviese por delante. Sin importar lo que destruyen o no, su objetivo siempre será el botín. Esta situación genera unas relaciones entre los invadidos y los invasores. Lo primero es que en cada territorio se instalan élites que en un principio la conforman los representantes de los inversores-invasores; esta élite la componen mediocres artistas, intelectuales, científicos, académicos, políticos, militares, profesionales, eunucos cerebrales en general, que con el tiempo se nutre de criollos descendientes más castrados aún, hasta que se pierde en el tiempo los orígenes y terminamos creyendo que las élites internas son criollas y las llamamos burguesías internas o nacionales, cuando realmente son recoge-migajas y represores de sus propios semejantes, sin entender que ideológicamente (sean nacidas o no en el territorio) son extranjeros que defienden los intereses de los invasores-inversores. Pero no solo eso, sino que esa creencia ideología se extiende hasta los esclavos que producimos la plusvalía de manera directa, quienes terminamos pregonando y asumiendo que también podemos ser poderosos como los amos.

Desde que los invasores o banqueros o aseguradores financiaron la invasión a estas tierras y al África y nos impusieron su visión del mundo y su cultura del crimen y el saqueo. Desde entonces se hace imposible la unidad como no sea el remedo de juntarse a ver cómo se venden al mejor postor las distintas élites esclavas que gobiernan en nombre de sus inversores-invasores de turno que saquean de cuando en vez y de vez en cuando, es decir, siempre, a la gente y al territorio para ver qué migajas recogen después del crimen contra sus propios semejantes.

Ellos no trabajan por todos, porque tienen las creencias o ideologías que les han inculcados sus amos. Por ejemplo, la idea de que los obreros o los pobres somos un hecho natural que debe ser usado como mercancía para que genere riqueza sin entender o haciéndose los lomo e babas sobre la verdadera naturaleza de la explotación de toda la especie, para mantener el actual sistema que, como sabemos, se alimenta de todo lo vivo para poder existir y que mientras se intente con sus mismas herramientas producir más para aumentar el plato de comida en donde comen con una gran cuchara los dueños, y con una más pequeña sus lacayos o mayordomos que nos someten, solo aumentará el tamaño del plato de comida de los dueños, mientras nosotros nos caemos a coñazos por las migajas que dejan en cada país-mina, dándole continuidad a lo existente.

No es con ideología sino con verdades como vamos a salir del atolladero en que nos han sumido los capitalistas y sus mediocres lacayos, que brutos no son, por el contrario, son muy inteligentes; y como el ron, cada uno tiene su estilo en las regiones, y saben hasta dónde pueden llegar. Por eso nunca meten la gran cuchara en el plato de los dueños, sino en el de las migajas de los pobres. Estas élites compuestas de estafadores de poca monta que viven en todos las regiones de los estados y de los organismos internacionales haciéndole el trabajo sucio a las trasnacionales en todos los renglones desde la guerra hasta el medio ambiente, estas élites que les da igual ser progresistas, comunistas, socialistas, progres, ecológicas, oenegistas, demócratas, de centro-izquierda o derecha, ultra radicales de izquierda o de derecha, artistas, academicistas, cientificistas, deportistas, salvadoras de negros, indios, mujeres, niños, pobres en general o de animales o matas, o ríos o lagos o lagunas o basureros, no importa, siempre y cuando le reporte su miserable plato de comida, cualquier ropaje le sirve.

Lo claro clarísimo con estas élites arrastradas es que nunca, jamás, se pondrán al servicio de la especie sometida, digan lo que digan, hablen como hablen, sea en sánscrito o jerigonza, siempre, siempre, estarán al servicio de los amos del mundo, sea en África, Asia, América, Oceanía, Europa; desde la ONU o cualquiera de sus derivaciones, esos funcionarios burócratas estarán traicionando a sus territorios y su gente, por lo tanto, nunca pensemos que con ellos se llegará a ninguna unidad, porque siempre tienen el puñal amolado para clavárselo a quienes se salgan del guión de la habladera de paja a favor de los pobres y desahuciados.

Todos los organismos internacionales están infestados de esta mediocre miseria que usa el ropaje de intelectual, experta, científica, sabia, docta, cazando la oportunidad, peleando como hienas por el pedazo de carroña que de vez en cuando le tiran los dueños, que a su vez les odian por lambebotas, y así los tratan como seres desechables, que de tanto ser viles o serviles, a veces alguno se saca la lotería de tomarse un trago con un dueño y más ná.

Los intelectuales, empresarios, políticos, artistas, cada uno con su lenguaje y acciones, han sido un refuerzo de la cultura humanista en estos territorios en donde cada día se robustece la idea de mina y cero posibilidad de ser el nosotros colectivo necesario, sino que se promueve el ridículo individualismo pero en la pobreza extrema, imitando todo producto intelectual que surge y se pone de moda en Occidente. Como monos imitadores, estos títeres y marionetas se prestan a la jugada en busca de premios, concursos, conferencias, becas, viajes o cargos diplomáticos, incluso algunos quinta-columnas disfrazados de chavistas en privado se ríen de nosotros y, por supuesto, de Chávez y de Maduro porque, según sus sabidurías, Chávez no fue más que un pobre campesino que producto de su condición militar ascendió al poder sin ningún otro atributo y el otro un vulgar autobusero, que nadie sabe con qué brujería se ha mantenido en el poder, derrotando la confabulación del humano capitalismo que en los últimos años ha usado todas las fuerzas para derrotarnos sin lograrlo.

Esta ausencia de perspectiva sustancial y trascendente no les ha permitido ni les permitirá visionar la necesidad de ser otros en otra cultura, porque están convencidos de que no es posible otro pensamiento, otra manera de vivir que no sea la humanista, incluso aquellos que la condenan desde el modo de producción capitalista, porque la perciben mal administrada por hombres malos que no quieren a los pobres. No entienden que si alguien sabe de nuestra importancia en este mundo son los capitalistas, porque saben que sin nosotros como esclavos ellos no serían posibles, no solo porque producimos toda la mercancía que los hace ricos, sino porque además se la compramos.

Suramérica es un continente casi en manos del caos controlado. Con la excepción de Cuba, Nicaragua y Venezuela, todos los demás países están destruidos como estados o bajo asedio de las transnacionales. Para nadie es un secreto que en la actualidad Venezuela y su gobierno bolivariano representan un oasis de dignidad en el mundo, es un país que tiene un plan y una diplomacia no solo para sí misma sino que incluye a los demás pueblos, porque entiende que salir adelante significa abandonar los barracones en los que siempre hemos sido arrumados los esclavos y comenzar a mirar de tú a tú a los vecinos buscando cómo usar los recursos en beneficio colectivo.

Para ello necesitamos un equipo que genere conocimiento desde las necesidades propias para aumentar el plato de comida diverso en cada territorio y que ayude a que cada plato sea sustancioso y justo para todos los habitantes. Dejar de creer en los empresarios políticos, artistas, académicos, intelectuales, científicos, generales de cada país, que nos dicen que en un mismo plato podemos comer las migajas que va dejando el invasor-inversor y no seguir creyendo a pie juntilla toda la estupidez disfrazada de catedral o sabiduría absoluta que emiten los economistas, administradores, expertos fracasados en otros países que los gobiernos viven contratando para que los asesoren a los suyos.

La unidad no puede nunca partir de ese principio de repartir ideológicamente un plato de comida sino en ser diversos en los distintos platos de comida, en donde trabajar juntos significa que fortalezcamos en cada territorio los diversos platos de comida. Cuando decimos comida, significa vestido, salud, conocimiento, diversión, arte, para todo el que así lo necesite y no repotenciar los viejos aparatos industriales capitalistas que solo hacen engordar las viejas deudas de siempre con las que nos han sometido.

La unidad es buscar mecanismos que nos muestren cómo somos, diferentes a los invasores-inversores, que nuestros intereses son radicalmente distintos a los intereses de quienes nos roban desde hace 500 años. Que no es posible salir de la pobreza si no entendemos que no es con ayuda o repitiendo los eternos planes económicos de economistas que estudian libros pasados que solo han servido para ocultar la verdadera razón de la explotación de nuestros territorios.

La unidad es que se haga política con los pueblos de cada una de estas minas, entendiéndonos como protagonistas participativos, que se generen políticas comunes que puedan enlazar a los pueblos de estas minas y desde ahí sí, plantearse entonces una posibilidad de un plan común donde los recursos se hagan comunes, los conceptos se hagan comunes, la filosofía se haga común, el modo de producción se haga común, las relaciones de producción se hagan comunes entre los pueblos. Pero primero tenemos que deshacernos de las élites en cada territorio. Los pueblos tenemos que mancomunarnos en función del interés colectivo; es la única manera de que podamos desprendernos del dominio de las grandes transnacionales del capitalismo en este continente, no hay otra opción, lo demás es demagogia, es habladera de paja, es gasto de dinero de cada mina para satisfacer el ego de cada dirigente interno de cada mina. Esa es la verdad verdadera.

Nunca habrá unidad bajo las condiciones existentes. Esa carta que le mandaron a Maduro es pura paja de demagogos, desempleados buscando sueldos. Quienes firman la carta son enemigos jurados de Chávez y Maduro, y por tanto de nosotros como pueblo. Ninguno de ellos se mancomunaron, de hecho, llegaron incluso a echarle paja a Chávez y a Maduro, se distanciaron y toditos se callaron la boca, y cuando se prendió el verguero dejaron la peluca. Nadie se atrevió a hablar bien de Maduro en 2016-17-18-19-20-21, y ahora, ¿cómo es que de la noche a la mañana amas a Maduro, qué es eso, de dónde viene todo eso? Ah, del chorrito que le van a pasar, o creen que van a obtener, porque Maduro cobra importancia en este momento, porque es el único que puede mover una economía vigorosa en el continente, porque ninguno de ellos lo puede hacer, porque todos ellos están desbaratados como estados y con cualquier chispita se les prende esa, y ellos no están bloqueados, invadidos, amenazados por el gran garrote.

Simple y llanamente están vencidos desde el cerebro, no tienen capacidades para enfrentar. El único que tiene capacidad de enfrentamiento es el gobierno venezolano que está fuerte a pesar de la gran paliza. Está parado y hablando con voz propia, mientras que esas élites no tienen un plan político para salir del atolladero en que los ha sumido el humano capitalismo, porque sus medidas económicas son las viejas recetas o fórmulas de siempre, elaboradas por tecno-burócratas para defender las finanzas y la economía capitalista, rehabilitación de bancos, empresas y otras instituciones que jamás han dado resultado, como no sea el de siempre, hundirnos en la más grande pobreza. Ahora miran a Venezuela porque saben que el país se va a fortalecer, porque Venezuela juega un papel estratégico fundamental en este continente en todos los sentidos: histórico, filosófico, económico, político. Entonces, esa es la razón por la que estos tipos se apresuran a venir a lamerle la bota a Maduro.

Comentarios para el principio

Comentario 1. Hay algunos compañeros preocupados porque al presidente Maduro se le solicitó encargarse de la unidad de Unasur, pero no hay de qué preocuparse porque esta maleta de títeres no toman decisiones como para redactar por su cuenta una carta original. Esta carta es un corta y pega de un laboratorio político que busca crear confusiones ante los hechos que están ocurriendo en la actualidad. Los puntos de la carta son una copia desempolvada de las viejas fórmulas con las que siempre terminaban cerrando sus negocios a favor de las transnacionales, los antiguos y hoy remozados tecno-burócratas que siempre han cobrado bien sus felonías contra los pueblos del mundo, de manera que la mala intención de la carta no es obra de los mediocres sino de los planes de los dueños de la casita de títeres.

Comentario 2. Los suramericanos y caribeños debemos preguntarnos: ¿Unidad entre quiénes y para qué? Hoy que está abierta la gran rendija planetaria son oportunas estas preguntas, y solo nosotros podemos darle respuestas. Es la hora de que nosotros tengamos nuestros propios intereses para no confundirnos con los intereses de los dueños y sus títeres, las élites que controlan los estados e instituciones que se usan para nuestro sometimiento. El caso de Haití es patético. Desde este mismo continente, funcionarios y gobiernos se prestan a realizarle el trabajo sucio al imperio humano capitalista que desde hace más de 200 años cobra venganza por la derrota que le infringieron los haitianos a los franceses, ingleses y españoles.

Comentario 3. "¡Unidad, unidad, unidad!" es el grito que con frenesí se chilla desde todos los rincones elitistas del continente suramericano. Todos unidos contra el lobo que nos quiere devorar, pero siempre hay un pero. Resulta que quienes gritan unidad como gallinas asustadas son los mismos que hasta hace nada querían inmolar en la pira del imperio a quien ahora le solicitan que se ponga al frente de la "unidad, unidad, unidad, hazte cargo, enfrenta al lobo, sacrifícate por nosotros los empresarios, políticos, los sabios, que hemos tenido la valentía de venir a solicitar tu ayuda".

Los radicales y audaces pueblos que piensen en sí mismos saldrán fortalecidos luego de la gran guerra por el control del planeta que hoy libran las fuerzas capitalistas.

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