Mié. 24 Abril 2024 Actualizado 12:22 pm

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El 4F convoca al nosotros desde su rebeldía, pero ahora no a soliviantar el poder con las armas sino a estudiar, experimentar y construir desde el pensamiento (Foto: El Cayapo)

4F: espina profunda en la garganta de los dueños

Nacimos en los 80/ la pobreza nuestra herencia/ cargando materiales adquirimos resistencia/ entre creencias y costumbres marginadas de los libros/ casas a la orilla del cerro, hábiles en equilibrio/ un cartón de jugo, en el guacal ta la madera/ pa podé jugá pelota en el descanso e la escalera/ policías y ladrones, nos dividimos en bandas / elevando papagayos activos en la platabanda.

Nacimos en los 80/ con los levis, entre los vagos/ con el chirri, con las browning / con la salsa y los sebagos/ los tragos de polar y anís cartujo/ marginados, ignorados, alejados de los lujos/ entre empujos y jalones para llenar la alacena/ nuestros padres nos criaron estirando la quincena/ docenas de problemas que sumados hacen miles/ sangre en los callejones, víctimas de los hostiles.

Nacimos en los 80/ década de decadencia/ con políticos ladrones montaos en la presidencia/ y la violencia estimulada por el ocio/ con riquezas, pero pobres/ sin empresas ni negocios/ pero socios del mercado ilegal que está en la esquina/ la paja en radio rumbo que propina la vecina/ la rutina, los malandros/ los pastores in conversos/ convivimos todos juntos en nuestro insólito universo.

Nacimos en los 80/ con fiestas y balaceras/ liderados por Lusinchi, Blanca Ibáñez, por Herrera/ a la espera del que anuncia más retrasos/ y en La Peste los recuerdos del famoso Caracazo/ dimos los primeros pasos cuando el pueblo en aquel día/ decidió que la protesta simplemente era la vía/ testigos de esa rebeldía que movilizó la clase/ hartos de tanta agonía que hace que el cuerpo se canse.

Vimos llegar los noventas con la patria casi en coma/ con zapatos de la beca fuimos rumbo a la intentona/ en las zonas populares el sueño era irse pa afuera/ como hicieron los banqueros en plena crisis financiera/ la apertura petrolera más el FMI/ la basura en las novelas, el certamen para miss/ el destino del país, preso de la economía/ tras un panorama gris sin disfrutar las regalías.

Policías matando al barrio al mismo tiempo que la piedra/ dividía al vecindario más y trajo más culebras/ la quiebra por la fuga de divisas al extranjero/ en los bolsillos de los ricos millonarios peseteros/ embusteros nos vendieron una falsa democracia/ torturaron, reprimieron, generaron burocracia/ la desgracia de los pobres aparecer en los sucesos/ nos quedó hablar como reos y pusimos al barrio preso.

Carlos Andrés ileso apoyando la corruptela/ con disturbios en los liceos sin pupitre en las escuelas/ madres gastaron suelas sin aliviar sus dolores/ de traslado pa otra cárcel porque tumbaron Los Flores/ los colores de la patria taban perdiendo su brillo/ pobres contra pobres accionando los gatillos/ separarnos fue sencillo, como barriadas violentas/ liquidaron al Estado en su juego de compra y venta.

Esos fueron los 90 de Caldera y el indulto/ y los kakis al pelabola haciéndole lleva del bulto/ como incultos nos criaron hacinados como ratas/ educaron a la clase cual mano de obra barata/ con ingratas promesas de las que fuimos cautivos/ contra una justicia ciega luchamos por estar vivos.

Lo que narro son motivos que dejaron la secuela/ de la revolución en Venezuela.

Desde que los poderosos decidieron contar los días y las noches y sacarle provecho a esta especie, bien podemos decir: nacimos en el inicio de los tiempos, en los campos de la pobreza, sirviendo a las veleidades de los dueños, siempre queriéndonos ir a paraísos celestes o terrenales, queriendo espantar el hambre de todos los tiempos acumulada en el cerebro, imitando a los dueños, ambicionando ser como ellos, sin percatarnos que para ser un dueño, hoy, se requieren ochocientos mil pelabolas que sostengan la libertad de cada poderoso, y no hablamos de la recogelatas de María Corina, sino de los verdaderos potentados dueños del planeta.

Quisimos colocar este poema rap de Andy Franco Brito, del grupo Área 23, porque desnuda y anuncia las razones de la guerra, el bloqueo, las "sanciones", que en la actualidad sostienen los dueños del mundo contra este país, y lo recordamos porque a la gente parece olvidársele de dónde venimos, quiénes somos, por qué estamos en esta guerra, por qué fue que nos atrevimos en el acompañamiento de Chávez. Porque la burguesía no nos va a perdonar la rebeldía, pero además porque necesitamos como pueblo ir armando la memoria histórica de los hechos ocurridos para poder comprender que, después de muerto el tigre, no se le puede tener miedo al cuero, y aunque tengamos que calarnos la hediondez y las incomodidades de este tiempo, debemos saber que fuimos nosotros los que decidimos estas ronchas, y sarna con gusto no pica, y si pica no mortifica. Tengámoslo claro de una vez por todas: los dueños del mundo no van a perdonar nuestra rebeldía, el atrevimiento de decirle que no nos vamos a dejar robar más nunca.

Así que, seamos chavistas, escuálidos, ninís, o la posición que sea, por cobardía, por hambre o por ignorancia, si nos devolvemos porque nos da miedo seguir, porque nos enamora la propaganda de los dueños, o porque un acto mágico nos sacará supuestamente del atolladero, estamos muy caídos de la mata, porque la verdad verdadera es que todos llevaremos del bulto si decidimos no continuar o creer en promesas de viejo verde.

Este tiempo no es de creencias, es de mirar la realidad cara a cara. Repetimos: la burguesía jamás nos perdonará el haber seguido a Chávez en sus ideas, así que es mejor amarrarse los pantalones y pantaletas y seguir adelante en la construcción de la idea que nos haga definitivamente ser un país y abandonar para siempre la mina con todo y capitalismo, porque la verdadera razón de nuestra tragedia no es el gobierno, Maduro o Chávez, o el socialismo que no existe, sino que somos una mina saqueada desde hace quinientos años y Chávez nos convocó fue a desaparecer la mina y a construir un país donde todos seamos pertenencia. Y es por esta razón que los dueños están supra arrechos con nosotros, no con Chávez o Maduro.

¿Por qué Chávez, por qué Maduro?

De acuerdo con los planes de las grandes corporaciones dueñas del mundo, desde 1973, con el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, se comenzó en Venezuela una maniobra de proporciones gigantescas. La intención era conducirnos a una guerra civil que nos mantuviera en el caos, controlado por las corporaciones transnacionales, cuyo objetivo era y sigue siendo el saqueo de todos los recursos que el territorio contiene a los más bajos costos y llevar a la gente a la mayor esclavitud posible. Para ello se desprestigió a la política, primero la de izquierda y todas sus variantes, y luego la de derecha con todo lo que asomara en el horizonte y oliera a política.

Después comenzó el desprestigio del Estado. Ya mochados en el imaginario colectivo, los brazos partidistas y su posible reproducción, desde los medios de desinformación, los dueños se encargaron de promover la situación caótica en que supuestamente el Estado había convertido a Venezuela y sus instituciones. Entre tanto, ellos se robaban todos los activos y recursos existentes mientras maniobraban para apoderarse de las empresas públicas administradas por el Estado. Ya para los años ochenta y noventa, la moneda venezolana no valía un céntimo, menos una locha, la delincuencia de cuello blanco estaba a la orden del día, los banqueros hacían de las suyas con sus bancos y empresas robando hasta más no poder. Todas las triquiñuelas habidas y por haber se pusieron en práctica en Venezuela, desde robarles las prestaciones a los trabajadores, pasando por los créditos indexados, las cuotas balón, las fugas de divisas, hasta entregar a los transnacionales todas las empresas del Estado y sus recursos.

Es por esto que los dueños de las transnacionales trazaron el plan de la supuesta insurrección del pueblo el 27 y 28 de febrero de 1989, porque en medio de esta confusión se le daba el último estacazo al Estado y se destruían los pilares fundamentales en el imaginario colectivo de la existencia de la patria, el Estado, con su presidencia, el ejército y el pueblo. Durante esos días el pueblo fue desprestigiado, lo convirtieron por todos los medios de información en delincuentes, saqueadores, robaperros, asesinos, maulas. Al ejército lo convirtieron en asesinos desalmados, déspotas y todos los sobrenombres inimaginables que se puedan ocurrir en los noticieros y programas de los medios en manos de los dueños.

Así mismo sucedió con la majestad de la Presidencia de la República, al que declaran choro por robarse la pírrica suma de doscientos sesenta millones de dólares; un hombre que se había enriquecido en su larga carrera política robando a sus anchas sin que nadie lo perturbara, siendo luego sustituido por un intelectual gris que termina dándole un indulto a un narco de segunda categoría.

Hasta aquí, la cosa parecía marchar sobre ruedas, pero ocurre lo imponderable: estos planes se ven frustrados porque el 4 de febrero de 1992 ocurre una verdadera insurrección militar sin el control de la embajada de Estados Unidos y se desarrollan sucesos que aún están por estudiarse pero que, en definitiva, dan al traste con los macro planes de las grandes trasnacionales para apoderarse por retazos de la que hoy es la República Bolivariana de Venezuela.

Estos son los antecedentes inmediatos del por qué Chávez y por qué Maduro. Nos tenían jodidos los dueños y decidimos otro rumbo, y ahora, ¿qué? ¿Le vamos a tener miedo al cuero? Nadie nos obligó a esa decisión. Sigamos adelante aunque el camino no sea de rosas; tiene sus curvitas.

4F: espina clavada en la garganta de los dueños

Realmente, en Venezuela, el único hecho trascendente que ha ocurrido en quinientos años y más, fuera de toda la lógica de los planes de la burguesía, es el 4 de febrero de 1992. Si bien se asocia al 27 y 28 de febrero de 1989, no es una consecuencia por cuanto desde antes ya existía el MBR-200 que tenía un líder, con un programa, una forma de ver el territorio, la vida, una doctrina a utilizar. Por eso, es el único hecho sustancial que ocurre en Venezuela, después de lo que llamamos la invasión silenciosa realizada cien años antes por los gringos en función de robarse el petróleo.

El 4F es auténticamente independiente de las directrices de los dueños del capital, pero además tiene rasgos distintivos: ninguno de sus miembros pertenece a las antiguas filiaciones empresariales, políticas, militares, académicas, artísticas, existentes en el país. En su gran mayoría, los rebeldes y subversivos son hijos de campesinos, pescadores y obreros, por tanto, no obedecen a las élites poderosas. Este líder con un pensamiento fuera de la lógica tradicional, que no es un nacionalista a ultranza pero que piensa que debemos fundarnos como país desde la raíz, no cree en la manida tesis de que lo que se trata es de hacer.

Porque Chávez dice que los gringos fomentan que hagamos, que hagamos, pero a la vez se pregunta "que hagamos qué", y luego se responde que antes de hacer hay que pensar, y nos invita permanentemente en sus discursos al pensamiento, a movernos en esas aguas de las ideas, de que hay que cambiar absolutamente todo. "Nosotros no vinimos aquí a cambiar una cosa para que siguiera funcionando lo mismo, nosotros vinimos a cambiar esto radicalmente y va a durar los años que dure". Este hombre que no se apega a panfletos ("No entiendo cómo le ponen socialista a un cuartel, o a una fábrica, y ya se cree que lo es por el simple nombre. No, debe serlo de hecho") es el mismo líder que nos soliviantó con el "por ahora", el que nos dijo subvirtiendo el orden "Juro ante esta moribunda", y luego inmediatamente firma el decreto de que vamos a una Constituyente.

Por supuesto que esa conducta, esa actitud, esa determinación, esa terquedad de fundar país, que tanto nos emocionó, traería consecuencias, porque el 4F no es un simple quítate tú pa ponerme yo, no. Es un estremecimiento sísmico en todos los campos del hacer, nos hizo ver que la izquierda no era más que un viejo cajón lleno de panfletos, consignas y clichés vacíos, que no enamoraban a nadie más allá de sus propios fanáticos y sus pequeños líderes que ya estaban acostumbrados a pactar con los dueños, pero también fue el gran develador de las élites empresariales, políticas, académicas, sindicales, artísticas, que solo habían sido intermediarias entre los ladrones transnacionales y los recursos existente en el territorio, incluidos la gente, que cada uno de los gremios o individuos solo querían y aún quieren el país para ellos solos.

Desde entonces, Venezuela la tranquila, la jalabola, la imitadora, la de amén a todo lo que dijeran los gringos y europeos, se transformó en la rebelde, la malquerida, la paria, la contenedora de todos los males, la falta de respeto, la chavista, la comunista. Y la gente pobre, es decir nosotros, los zarrapastrosos, negrería e indiería inculta, pata en el suelo, ladrona y ladina que sin permiso de nadie se robaron al Estado y le quitaron la libertad a los dueños; a nosotros nos acostumbraron a creer mágicamente en estas minas, y nos dijeron que todos los males eran culpa de los gobiernos y los malos presidentes y los políticos que los acompañaban, sin importar si eran de derecha o izquierda, y nos dijeron que la acción de saqueo de las corporaciones nos eran beneficiosas, que todo lo foráneo era mejor que lo nuestro, y es por esto que hoy no comprendemos lo que realmente sucede. Una vez más evitamos pensar, como nos dijo Chávez, y preferimos creerle a los que siempre nos han jodido.

Lamentablemente, superar la fuerza de la costumbre y constituirse como otra cultura nos costará dolores, porque no es fácil desprenderse, romper amarras de esclavitud y emprender la siembra de un país al que pertenezcamos con agrado, sorteando como un cuerpo las vicisitudes que nos presenta el hecho maravilloso de estar vivos, de ser. Pero serenémonos y hagamos un esfuerzo en pensar. Cualquier persona seria, no interesada en sus propios ambiciones, puede pensar que una mina se puede convertir en país de la noche a la mañana, que los problemas generados por tanto robo, crimen, saqueo, llevado a cabo durante más de quinientos años; que el hambre, la miseria, la destrucción ambiental, moral, física, ética, la falta de planes, de conocimiento, se puede resolver con un decreto, una ley o un discurso; con ganar unas elecciones, con cambiar cada cinco años a un presidente o culpando a los presidentes de los malos gobiernos; con que un presidente demagógicamente nos dé pan y circo, sin pensar, como dijo Chávez. Que esto nos llevará la vida, que sustituir un modo de producción por otro y crear otra cultura no es una tarea de unas pocas generaciones, sino que requiere el concurso colectivo de muchas.

Si bien 1989 fue un disparador del 4F, éste es el torcedor de cerebros que nos convoca a la creación subversiva. No es casualidad que desde entonces hemos asistido al gran desmadre de los dueños y sus verdaderas intenciones. A pesar de que el chavismo ha estado ganando elecciones legítimas, la oposición no ha dejado de cantar fraude sin presentar una sola prueba, el gobierno bolivariano ha estado aplicando leyes y desarrollando acciones basadas en la nueva Constitución. Sin embargo, la oposición se desgañita gritando que el gobierno es ilegítimo, y basada en esa suposición pero realmente defendiendo sus intereses, ha dado dos golpes de Estado, un paro nacional y otro petrolero, ha promovido magnicidios, ha creado guarimbas, con las consecuentes muertes, heridos, destrucción de bienes materiales. Se ha encompinchado con poderes extranjeros poniéndose a su servicio, ha solicitado invasiones, bloqueos, "sanciones", contra la población y el Estado. Se ha prestado para que los poderes extranjeros se apoderen de las riquezas del país y someta a bajos salarios a los trabajadores, todo ello en nombre de su libertad, democracia, civilización, progreso, que con este gobierno sienten limitados, porque entienden que ellos son los dueños, siempre lo han sido. Y cómo es posible que ahora se pretenda socavar el derecho de una élite que siempre ha mandado en este territorio-mina lleno de esclavos.

El 4F es una espina atravesada en la garganta de los dueños, porque llegando Chávez al poder se percata que intentan engañarlo con el cuento de la faja bituminosa. Chávez dice que no es ninguna faja bituminosa y aquí no se va a privatizar PDVSA, no se la vamos a vender a nadie. El petróleo y PDVSA, el agua y los demás recursos son de los venezolanos. Es cuando a los dueños de las corporaciones se les prenden las alarmas y dicen que este no es ningún loco, este es un tipo que está pensando, y ahí comienza a desatarse toda esa cadena de sucesos que se van generando hasta llegar al 12 y 13 de abril de 2002, que todavía no para, siguen ocurriendo sucesos y no sabemos cuándo pararán.

Pero digamos, el salto que se produjo el 4F hay que estudiarlo, lo que produjo en nosotros. Si no es por el 4F, nosotros no estaríamos aquí hablando de este tiempo y sus hechuras con las características que está planteado. Estos son resultados y nosotros dentro de la memoria histórica tenemos que decirlo, nosotros tenemos que dejar por sentado este análisis para el futuro y dedicarnos a pensar, experimentar y construir la otra posibilidad, sosteniendo como guía la rebeldía del 4F, como dijo Chávez. Lo otro es ponernos a coser los retazos de cultura capitalista con hilos podridos y permanecer eternamente en esa dinámica, cosiendo, reventándose y quejándonos, mientras repetimos panfletos y consignas, hasta que en la plaza solo queden banderas raídas y pancartas descoloridas sostenidas por ancianos sin fuerza, balbuceando consignas confusas que no le dicen nada a nadie.

Remendar la cultura capitalista con los hilos podridos del capitalismo es repetirse al infinito, siempre en desgracia. Lo que ocurrió con el humanismo ya fue; darle continuidad es someternos como especie a un masoquismo sin sentido, es regodearnos en la enfermedad, revolcarnos en el lodo de la muerte sin sentido alguno, porque nada pasará que no sea lo mismo. Ya la civilización ocurrió, el progreso, el crecimiento económico, la prosperidad, los desarrollos económicos, artísticos, académicos, tecnológicos, democráticos, dictatoriales, fascistas, nazis, comunistas, anarquistas, socialistas, utopistas. Todas sus variantes en todos los rincones del planeta se han vuelto obsoletos, y esto lo podemos observar en los sucesos actuales en toda Europa.

De nuevo volvemos a los fascismos, nazismos, odios exacerbados. Todo ello promovido por los medios de desinformación, esas cloacas por donde los dueños del capitalismo supuran sus hediondeces con las que nos bañan, y algunos se siente seguros con esos pegostes a los que convierten en verdades irrefutables: "Alá y los ayatolás vienen a exterminarnos", "Rusia invade a Ucrania", "Los chinos nos inundarán escupiendo todos juntos", "Maduro es un dictador asesino", "Diosdado es dueño de la torre Eiffel", o cualquier otra mentira necesaria para ocultar la verdad de sus acciones en defensa de sus intereses, porque la realidad es que los asesinos, los productores de drogas y los que ejercen la dictadura en el planeta son los capitalistas dueños de estas industrias, bancos y gobiernos a sus servicios.

Lo que hoy nos venden por arte es el mal gusto, la repetición, en donde nos promueven con saña la estupidez e idiotez relamida del ser, manteniéndonos como seres solo para producir riquezas y consumir drogas, forrajes y objetos. El capitalismo hoy se recicla, ya no existe el mecenas invirtiendo en creación. Las artes están en franca decadencia, solo sirven para adornar paredes, llenar bibliotecas con libros de Harry Potter o autoayuda. Ya la cultura capitalista no piensa, solo se defiende con ordinariez, asesinando y mintiendo con descaro. El intelectual, sin importar en cuál bando se ubique, solo tiene la cabeza metida en su plato de comida y puliendo todos los días su ego en un charco de mediocridad en el que se siente a gusto prestándole un gran servicio a la cultura de la muerte. Las viudas y plañideras se baten en defensa de lo que una vez fueron las bellas artes, y no son más que encuevados defensores del capitalismo con el cerebro castrado, imposibilitados de observar la realidad y muchísimo menos de buscar soluciones de vida.

Mientras el capitalismo se encuentra en su estado de reacomodo producto de su necesidad de expandirse al infinito con recursos finitos que lo obligan a tener que controlar la vida existente para poder sostenerse en el tiempo, se ve forzado a destruir sus propias construcciones como el Estado-nación, las organizaciones internacionales y sobre todo las reglas que nacieron con el Tratado de Westfalia (1648) y que se fueron fortaleciendo mientras el capitalismo necesitaba de los Estados para poder invadir territorios y saquearlos en función de la mayor acumulación de riquezas que se haya podido imaginar.

Actualmente el capitalismo en su fase imperial no necesita de estas reglas y las organizaciones que las aplican; hablamos de los Estados-nación y todo el andamiaje de organizaciones internacionales que le prestaron un gran servicio al capital a la hora de justificar sus invasiones y llevar a cabo sus saqueos. Pero hoy, estas instituciones son un lastre que impiden su expansión, es por esto que este sistema y su cultura se encuentran en un estado deprimente. Es falsa la creencia de que ahora sí le llegó la hora, que ya está muerto, que de aquí en adelante florecerá sobre su cadáver un hermoso capullo. Nada más alejado de la realidad porque si algo han demostrado el capitalismo y otros sistemas que le antecedieron es que ninguna formación cultural que crea modos, usos y costumbres muere de muerte natural. Puede deteriorarse, ser un bodrio, un retorcido adefesio, pero igual seguirá jodiendo hasta que aparezca un nuevo pensamiento que haga posible la construcción de una nueva forma de organizarse la especie en este planeta.

A nivel mundial, los Estados se enfrentan a una crisis económica y política que sume a la sociedad en un profundo abismo, porque al estar el capitalismo tratando de resolver su situación, miles de empresas quiebran, o son vendidas por retazos, se fortalece el capital financiero especulativo, se aumenta el desempleo por encima de sus ejércitos de reserva tradicionales, lo que depaupera la mano de obra hasta llevarla a niveles de deterioro e indigencia, sin capacidad para comprar o alquilar viviendas, con aumento de los costos de los alimentos, ropa, calzado, servicios públicos, con inflación y en algunos casos con estanflación y recesión desmesurada en muchos países. Solo se desarrollan las industrias de energía para la guerra, las armamentísticas, las de la información y el espectáculo y el capital financiero especulativo.

Entre tanto, el capitalismo en su fase imperial apresura la destrucción de los Estados-nación en aquellos territorios donde las élites gobernantes son dóciles y siempre se han prestado para ser ratas que se conforman con las migajas. Para muestra el botón de Latinoamérica, donde las rancias oligarquías que administran las minas llamadas países siempre se pliegan a las políticas más saqueadoras del capitalismo en sus territorios.

Destruir los modos, usos y costumbres que incluso el mismo liberalismo humano capitalista había creado a partir de los acuerdos westfalianos, como la familia, el Estado, las organizaciones internacionales, el andamiaje jurídico-político, la educación, la información, las reglas de la guerra y la paz, las unidades nacionales o culturales civilizatorias en cada región, es una de las tareas que se ha trazado lo más avanzado del modelo humano capitalista. Y cuando decimos más avanzado no estamos juzgando mejor o peor, bueno o malo, simplemente es lo que se proponen en nombre de su dueñitud y lo están logrando imponiendo las divisiones infinitas con los famosos gremios de todo tipo, ya sean de mujeres feministas, negras, indias, pobres, o negros pobres, africanos, afro-descendientes, europo-descendientes o indios del norte o del sur, o sexodiversos al infinito, niños-niñas, ancianos-ancianas, adultos mayores, menores, intermedios, más chiquitos, religiones y otras drogas para todos los gustos. Todos ellos absolutamente libres consumidores y esclavos del sistema, sin que por el cerebro pase la simple idea de quiénes somos, por qué hacemos lo que hacemos, o para qué tenemos el cerebro. Ya lo dijimos una vez: los pobres somos gente que morimos con el cuerpo deteriorado por el trabajo y las calamidades, pero el cerebro va de paquetico a la urna o el crematorio.

Todo fue consumado en el capitalismo como modo de producción; la única contraparte del liberalismo fue el comunismo. Pero los comunistas no se propusieron sustituir al capitalismo sino usarlo para resolver el problema de los pobres en la creencia de que se necesitaba mayor planificación y organización para distribuir las riquezas y que todos viviéramos felices para siempre, sin percatarse de que el problema era el sistema como réplica de la guerra.

La aparición del 4F y su liderazgo nos advierte una vez más que, superando las miserias, los pueblos tenemos la oportunidad de suprimir la esclavitud y tomar otras decisiones, pero esto ya no depende del liderazgo del 4F, de su voluntad, de su sacrificio, de su entrega, que más no podemos pedirle, ya que durante estos 31 años nos han evitado la guerra civil, que es bastante para agradecer. Además, ellos están dirigiendo la defensa, atrincherados en el gobierno, evitando que el capital imperialista tome nuestro territorio y nos devolvamos a la tragedia que hemos desvivido desde hace quinientos años.

No culpemos a nadie de las responsabilidades que nos atañen. No es verdad que tenemos derechos o los hemos tenido, no es verdad que en el sistema capitalista nos merecemos algo, no es verdad que nacemos libres e iguales ante los ojos de dios o el capital. Los salarios que obtenemos los ganamos con nuestras fuerzas y, sin embargo, cuando a ellos los capitalistas les da la gana, nos los rebajan o simplemente aumentan los precios de los productos para desbancarnos, o nos joden con el dólar, y cuando ven que van a la quiebra de inmediato, nos botan y sanseacabó.

Nosotros debemos tener claro que con el capitalismo no tenemos cómo ganar como antes, ahora y nunca. No creamos en los pajaritos preñados del progreso, la democracia, la libertad, el crecimiento económico, porque todo eso es para ellos; a nosotros siempre las migajas que nos ganamos entregándoles lo mejor de nuestras vidas, sin importan cuál gobierno exista.

4F: espina profunda en la garganta de los dueños, no permitamos que ocumo o casabe la saquen. El 4F convoca al nosotros desde su rebeldía, pero ahora no a soliviantar el poder con las armas sino a estudiar, experimentar y construir desde el pensamiento. Dejemos que en sus estertores los dueños boqueen, mientras nosotros volvemos a la vida, fuera de las amarras del capitalismo imperial, con ganas de perpetuidad. A nuestro favor tengamos en cuenta que los sistemas pasan; la especie permanece. Conversemos el nuevo concepto de existencia en estos territorios. Ya está bueno de sabios: su sabiduría no sirve para construir lo distinto.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<