Según cifras presentadas por el medio El Desconcierto de Chile, "Entre enero y agosto de 2020, más de 105.000 nuevas armas fueron registradas por la Policía Federal, de las que 70.000 corresponden a ciudadanos con permisos emitidos por el Ejército".
Hay un crecimiento importante en la compra de armas en lo que va de año, incluso durante la peor etapa de la pandemia, aprovechando la flexibilización impulsada por Bolsonaro que ha aligerado las restricciones legales para su acceso en armerías y clubes de tiro.
"El registro de nuevas armas creció en Brasil casi 60% entre enero y agosto de 2020, en relación al mismo periodo de 2019, un alza que preocupa a varias ONG por el posible recrudecimiento de muertes derivadas de su uso", señala El Desconcierto.
Aunque Bolsonaro ha intentado liberalizar el porte de armas -como ocurre en Estados Unidos- ha encontrado resistencias en el Congreso. Sin embargo, eso no ha sido un impedimento para que cada vez más brasileños, alentados por el presidente, compren armas y consigan una licencia para su uso. El aumento en el número de licencias "supone un 59% más que en los primeros ocho meses de 2019 y el doble de lo concedido durante todo 2018", precisa el medio en cuestión.
Esta política de relajamiento y promoción del uso civil de armas cuenta con el apoyo de empresas del sector, ampliamente beneficiadas por el aumento de la demanda, pero también es promovida por Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, "diputado federal bien relacionado con sectores conservadores de Estados Unidos".
El medio considera que las compras de armas en ascenso puede incidir en el aumento de los altos índices de violencia que registra el país suramericano. "Brasil registró en 2018 un total de 41.197 homicidios, 71,1% de ellos por armas de fuego", sentenció El Desconcierto.