Vie. 25 Abril 2025 Actualizado 6:29 pm

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El principal edificio de Thomson Reuters se encuentra en Times Square, Nueva York, EE.UU. (Foto: Andrew Kelly / Reuters)

¿Por qué Reuters lleva a cabo una campaña de desprestigio hacia PDVSA?

Para responder la pregunta que da título a este artículo se debe examinar la naturaleza corporativa de Reuters y sus nexos con intereses empresariales-financieros occidentales, directa e indirectamente. Es allí donde reside el poder que influye en lo que puede ser publicado o no, no solo en esta agencia de origen británico sino en los medios del mainstream en general en Norteamérica y Europa.

Fundada en 1851 por Paul Julius Reuter, la agencia de noticias ha evolucionado desde una pequeña operadora de transmisión de información financiera hasta convertirse en una de las principales fuentes globales de noticias.

Desde 2008 coopera como parte del conglomerado Thomson Reuters, una empresa canadiense cotizada en las bolsas de Nueva York y de Toronto bajo el símbolo "TRI", que combina motivaciones comerciales y periodísticos. Su sede principal se encuentra ubicada en la mencionada ciudad estadounidense, la capital de la especulación financiera en Occidente.

El doble carácter de la instancia plantea preguntas fundamentales sobre su naturaleza corporativa, su modelo de negocio y las tensiones entre objetivos comerciales y principios periodísticos, ya que se trata de una proveedora de información editorial mientras que funciona como un componente de una corporación mundial orientada al lucro.

La reputación de Reuters se basa en los llamados Principios de Confianza (Trust Principles), establecidos en 1941, que supuestamente garantizan la independencia editorial frente a influencias externas, sean políticas, económicas o corporativas.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha puesto en duda estos fundamentos. La vicepresidenta ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, desmintió a la agencia dos veces durante este mes. Primero, sobre un reporte falso de las exportaciones petroleras de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Luego, sobre los compromisos de Chevron con la estatal energética de Venezuela bajo el esquema de empresas mixtas según las leyes nacionales.

  • Reuters publicó, sin demostrarlo, que en marzo hubo una caída de las exportaciones de PDVSA de 11,5%.
  • La Ministra informó que el crecimiento de las exportaciones petroleras de Venezuela en el mencionado mes fue de 8,78%.

A su vez, Chevron tiene una licencia vigente, expedida por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro estadounidense, hasta el 27 de mayo, para continuar sus operaciones en el país. Pero aun con las sanciones, la empresa norteamericana no tiene por qué cesar sus relaciones con PDVSA.

Así, las denuncias venezolanas han puesto en entredicho la credibilidad de Reuters como fuente confiable de noticias para gobiernos, empresas y ciudadanos.

Periodismo vs. negocios

La presunta independencia editorial de la agencia coexiste con una realidad económica: Reuters no es una organización sin fines de lucro.

Desde su adquisición por Thomson Corporation en 2008, que derivó en Thomson Reuters, se convirtió en parte de una plataforma cuyo objetivo principal es generar ganancias para sus accionistas.

Por ende, la dicotomía entre periodismo y negocios define su naturaleza.

Sus principales líneas de negocio incluyen: 1) servicios financieros; 2) legal y regulatorio; y 3) noticias y medios.

Es decir, 1) proporciona datos, análisis y software a instituciones financieras; 2) ofrece herramientas legales y de cumplimiento normativo; y 3) genera ingresos mediante la venta de licencias de contenido, asociaciones estratégicas y servicios premium.

Esta estructura institucional implica que no opera como una entidad autónoma sino más bien como una subdivisión dentro de un conglomerado diversificado.

Aunque su capítulo de noticias representa solo una fracción de los ingresos totales de Thomson Reuters (aproximadamente el 5-10%), su marca y reputación son cruciales para su posicionamiento global.

Según los Principios de Confianza, el staff de la agencia no depende directamente de las divisiones comerciales de Thomson Reuters y las decisiones editoriales están protegidas por un comité independiente encargado de supervisar el cumplimiento del reglamento de la corporación canadiense.

Pero las tensiones inherentes entre periodismo y negocio se deben precisamente a que la división de noticias forma parte de una instancia cotizada en bolsa.

¿Quiénes se esconden tras la cortina mediática?

Thomson Reuters alega que sus clientes corporativos, como bancos, petroleras o empresas tecnológicas, no tienen control directo sobre su contenido editorial, pero aquellos podrían sentirse, por lo menos, incómodos con informes críticos o directamente falaces sobre sus actividades; el caso de Chevron podría ser paradójico.

Esto plantea la pregunta de si tales reportes podrían afectar indirectamente las relaciones comerciales de Thomson Reuters.

Por otro lado, ella está sujeta a los intereses de sus accionistas, quienes buscan maximizar el retorno con ganancias de su inversión. Entre ellos se encuentran los fondos de inversión institucionales, como el Vanguard y el banco JP Morgan, los cuales pueden tener intereses cruzados con empresas del área energética, tecnológica u otros sectores que aparecen regularmente en las noticias.

Estos vínculos reflejan cómo las dinámicas del mercado financiero pueden influir sobre la estructura de la agencia y en las noticias y reportes que aparecen en su portada cotidianamente. Esto no implica un control directo sobre Reuters, pero sí expone los nexos directos de las actividades corporativas privadas del conglomerado.

El secreto corporativo no permite conocer cuáles empresas se encuentran entre los contratistas de Thomson Reuters; sin embargo, por su flujo informativo podemos inferir que, entre ellos, las mayores plataformas de hidrocarburos de Estados Unidos y Europa están en sus haberes.

Por ejemplo, ExxonMobil y sus operaciones en Guyana suelen estar en sus reportes e informes semanalmente, siempre poniendo en contexto la disputa con Venezuela y el Esequibo de fondo, en un escenario donde esta empresa estadounidense, protagonista de la revocación de la licencia a Chevron, diseña un cerco energético contra nuestro país.

Vanguard, por su parte, es un accionista significativo de ExxonMobil, con más de 10% de las acciones de la compañía; es, de hecho, uno de los mayores inversores institucionales de la corporación estadounidense.

Asimismo, Vanguard ha participado activamente en el compromiso de los accionistas con ExxonMobil, incluida la votación de propuestas de accionistas relacionadas con diferentes temas de interés para la industria energética global.

De modo que los íntimos lazos entre el capital financiero-especulativo que domina la economía de Estados Unidos —vía Wall Street— y una de las principales corporaciones de dicho país están en el centro de los intereses de una de las más prestigiosas agencias de la información en Occidente, en el marco de una trama en la que ExxonMobil ha dominado históricamente la política energética de la Casa Blanca y que ha tenido a Venezuela en el punto de mira de sus intereses.

A todo esto podemos añadir que el enfoque comercial ha permitido a Reuters mantenerse relevante en un entorno competitivo, pero también plantea interrogantes cruciales sobre el equilibrio entre la democratización de la información y la monetización de contenidos.

Las noticias falsas sobre la industria de los hidrocarburos en Venezuela, desmentidas por la vicepresidenta y ministra Delcy Rodríguez, exponen el conflicto de intereses de Reuters, que a su vez manifiesta la creciente concentración de poder en manos de conglomerados mediáticos y tecnológicos.

Esto plantea riesgos para la independencia editorial de todas las agencias de noticias, incluida Reuters. En este contexto, la naturaleza de Reuters refleja las complejidades de esta era hiperinformativa y responde esencialmente a la pregunta de por qué la agencia ataca PDVSA: como parte del conglomerado canadiense, el flujo informativo pareciera responder a la agenda de los accionistas y los clientes corporativos que suelen estar en la primera plana de este portal de noticias. Se trata de empresas que buscan minar la imagen de PDVSA ante los inversionistas internacionales, sobre todo en Estados Unidos y Europa.

Además, PDVSA tiene un espacio asegurado en el mercado energético que sería necesario golpear mediáticamente, a los ojos de ExxonMobil y de otras compañías que representan una competencia en el sector, con el fin de perjudicar la reputación de la estatal venezolana. 

El prestigio de la principal empresa de Venezuela está siendo atacado por Reuters en una campaña continuada, lo cual permite afirmar que, en el caso de PDVSA, casi siempre el complot y la connivencia injuriosa tienen las huellas del dinero extranjero y el negocio usurero tras de sí.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<