Las medidas coercitivas unilaterales, presentadas al mundo como una forma de "asfixiar" al Gobierno Bolivariano, han significado daños incuantificables a la población venezolana en materia de alimentación, salud y otros insumos necesarios para la estabilidad social. Sin embargo, la política del garrote y la zanahoria del siglo XXI no ha logrado el objetivo de conducir a una pérdida del control del poder por parte del chavismo, y su prolongación cobra consecuencias en sus autores y ejecutores.
Mientras la agenda del Gobierno Bolivariano se enfoca en construir el camino para la recuperación económica, social y política de Venezuela, voceros del antichavismo más radical están tomando consciencia de la descomposición de sus filas y la pérdida de cualquier posición de poder para exigir poco y nada ante el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Del mismo modo, admiten que no puede ocurrir una solución al problema causado por la injerencia extranjera en los asuntos soberanos del país sin el retorno a las vías institucionales, lo que implicaría abortar definitivamente la estrategia del falso gobierno.
Hasta el ex diputado Juan Guaidó, quien desde que empezó el año ha estado relegado incluso entre sus aliados políticos, manifestó hace poco "estar listo" para negociar una salida política a la crisis de la que él mismo fue principal impulsor.
Henrique Capriles Radonski, dirigente del partido Primero Justicia, en una entrevista para el periódico español El País, expone específicamente el error que cometió el antichavismo al apostar a salidas inconstitucionales, antipolíticas y lejos de las instituciones venezolanas.
Además, concede un voto de confianza a las nuevas autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) y pide a países europeos que validen las próximas elecciones enviando un grupo de observación electoral.
Revisaremos algunos de sus comentarios y los contrastaremos con un análisis del economista opositor Francisco Rodríguez sobre la situación actual de los acercamientos políticos entre el gobierno venezolano y la oposición.
Elecciones y reconocimiento de las instituciones legítimas en Venezuela
Capriles dice que el nombramiento del nuevo CNE, aunque matice sus palabras catalogándolo como el "menos malo en 22 años", es un objetivo importante para "ir recuperando el voto y la vía electoral", y con ello la institucionalidad en el país.
"Lo que se logra con el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), que yo diría que es el menos malo en 22 años porque en Venezuela toda la institucionalidad tiene una carga de desconfianza, es un paso de muchos otros que hay que dar. El objetivo no es lograr un nuevo CNE ni unas elecciones regionales, pero creo que son importantes porque son una oportunidad de ir recuperando el voto y la vía electoral, que está destruida".
No aclara que es la oposición la que, por estar dispuesta a seguir los designios de la política exterior de la Casa Blanca, ha preferido rechazar las instancias del Estado venezolano para tomar las vías del golpismo, y en los últimos dos años de manera constante. Pero sí refiere que ese plan no tiene más continuidad. "No podemos seguir con una retórica que pareciera como si estuviéramos en el año 2019. Ese plan se agotó", señala.
En la entrevista, Capriles intenta mostrar como un logro para la oposición dialogante que los acercamientos con el gobierno del presidente Nicolás Maduro hayan permitido la designación del CNE. Omite que se ha llegado a esta etapa de recomposición y reordenamiento institucional gracias a los múltiples esfuerzos hechos por el Ejecutivo Nacional para crear canales de diálogo.
Francisco Rodríguez echa por la borda esa apreciación al recordar que desde el Gobierno Bolivariano siempre ha habido disposición a que representantes de la oposición venezolana sean incluidos en el Poder Electoral.
Entre 2003 y 2005, durante el gobierno de Hugo Chávez, el Tribunal Supremo de Justicia designó una junta directiva con dos miembros de la oposición, de los cinco puestos. En 2006, después de que el antichavismo saboteara las elecciones parlamentarias y la Asamblea Nacional quedara completamente constituida por el chavismo, solo se nombra a un rector de la oposición. "El chavismo estaba dispuesto a permitir que al menos uno de los miembros de la junta fuera un representante de la oposición, un hecho que por sí solo debería hacernos cautelosos al interpretar estos nombramientos como concesiones", añade Rodríguez.
También destaca que uno de los puntos acordados en la mesa de diálogo en República Dominicana (2018), de las que el grupo antichavista se retiró por órdenes del gobierno de Estados Unidos, era el de otorgar dos representantes a la oposición en el CNE.
A razón de Rodríguez, las concesiones del gobierno venezolano para negociar siguen siendo las mismas que las de otras oportunidades que se ha llamado al diálogo, lo que cambia en el tablero político es la disposición (o necesidad) de la oposición, en todas sus variantes, a aceptarlas.
Por otro lado, Capriles se une al llamado a que los países de Europa envíen una misión de observación internacional en los próximos comicios regionales y municipales, a realizarse el 21 de noviembre. Apunta que "eso es lo que va a ir certificando y dándole más credibilidad a la elección para que se vaya fortaleciendo el camino electoral en Venezuela, que es el camino en el que la mayoría de los venezolanos creemos".
Sobre el saldo que dejó el tutelaje de la Administración Trump
Son pocas las posiciones dentro de la oposición que aún defienden la emisión de medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela, y Capriles se desmarca de ellas en la entrevista sugiriendo que, la estrategia de la administración de Donald Trump, entonces al mando de Estados Unidos, la cual planteaba dejar sin gasolina, comida ni medicinas al país, debilitaba al tejido social y no al gobierno, y que no existe un desafío a la política exterior de Washington, algo a lo que no se atreve ni la oposición venezolana ni la Unión Europea (UE).
"Nadie quería confrontar la política de Trump. A mí como venezolano dentro de Venezuela, su gestión no significó nada, solo le funcionó a Trump para ganar políticamente en Florida", relata. En otra parte de la entrevista comenta que "Estados Unidos no decide quién tiene el poder, lo decidimos los venezolanos", y dice rechazar el tutelaje de ningún país en Venezuela.
Las observaciones de Francisco Rodríguez van más allá. El economista califica las "sanciones" de "rotundo fracaso" para la oposición, pues mientras más concentraba sus esfuerzos en deteriorar la situación nacional con ataques económicos y financieros, más dejaban al abandono a los seguidores que apoyaban la resolución de los conflictos en el plano electoral. Señala que, aunque algunos de ese bando político "todavía pueden argumentar que la oposición está en una posición de negociación más fuerte ahora de lo que hubiera estado en ausencia de sanciones", es imposible sostener que esas medidas "produjeron una rápida victoria para cualquiera que no sea Maduro".
Siguiendo con las consecuencias de la receta de la Administración Trump para Venezuela, Capriles añade que la posibilidad de una invasión militar estadounidense fue "una mentira y se le engañó a la gente".
Los sectores más extremistas del antichavismo, influenciados por el lobby de Florida, estuvieron presionando por una invasión militar en Venezuela. Persiguieron ese objetivo y suscribieron las amenazas de personajes como John Bolton, Elliott Abrams y Mike Pompeo.
"Su defensa de las sanciones económicas y su voluntad de pedir una acción militar internacional funcionan bien en las calles de Miami, pero no tienen mucha acogida entre la mayoría de los votantes venezolanos", acota Rodríguez.
Debilidad de la oposición
"La unidad de la oposición en Venezuela siempre ha sido electoral y tuvo una expresión de éxito en el 2015", responde Capriles a la pregunta de si la oposición podrá alcanzar un consenso en las negociaciones en marcha con el gobierno venezolano. Dice que hay que tener "un plan realista, que no es jugar a ser gobierno, porque o tienes el poder o no lo tienes. No puede ser gobierno y oposición", admitiendo que es el presidente Maduro quien domina los poderes públicos, pero sin aceptar que llegó hasta allí bajo procesos electorales legítimos.
¿En qué estado se encuentran las fuerzas de antichavismo actualmente? "Es el momento más crítico que hemos tenido en 22 años", responde el dirigente antichavista. No menciona si reconoce o no el liderazgo de Guaidó, más bien apunta a una crisis de liderazgo opositor en general.
La señal más evidente de esa crisis es que todos estén considerando dialogar con el Gobierno Bolivariano, incluso los sectores más extremistas.
"Maduro ha ganado el enfrentamiento (…) está claramente en una posición más fuerte frente a la oposición y a los Estados Unidos que hace cuatro años", sentencia Rodríguez. Cada "concesión" que el gobierno venezolano ha hecho en las últimas semanas, las ve como algo "simbólico" que no se sale de lo que anteriormente ha propuesto y que reafirma su fortaleza.
Además de la aceptación de dos rectores opositores en el CNE, que ya era una realidad en otras ocasiones, Rodríguez menciona como concesiones simbólicas:
- El otorgamiento de arresto domiciliario a los seis exdirectivos de CITGO, cinco de ellos con ciudadanía estadounidense, que habían sido condenados por corrupción. Una decisión que puede ser interpretada como un gesto para establecer canales fiables con Washington, pero que es reversible si no hay una respuesta equivalente.
- La celebración de un acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Dice Rodríguez que ese encuentro "no aporta beneficios políticos tangibles a la oposición (…) la visita del director del PMA, David Beasley, sirvió para reafirmar la imagen de Nicolás Maduro como un presidente que tiene claramente el control del país y es tratado como tal por la comunidad internacional".
Otro dato importante que destaca el economista es que algunos datos, como el aumento de los ingresos petroleros, parecen indicar que Venezuela está saliendo del deterioro económico. Esto demostraría que, sin necesidad de ceder a las presiones extranjeras o locales, el gobierno venezolano ha conseguido vías para romper con el embargo petrolero y el bloqueo económico, financiero y comercial.
No hemos visto la aceptación integral por parte del antichavismo a procesos electorales en Venezuela desde que adoptaron la confrontación violenta y el golpismo de color en 2017. Ahora parecen encontrarse en una especie de callejón sin salida, donde la única opción de sobrevivencia política resultan ser las elecciones, y por lo tanto el reconocimiento de las autoridades legítimas en Venezuela.
De resultar ciertas sus intenciones de participar en los comicios, es muy probable que la fragmentación de los liderazgos opositores se exprese en la presentación de candidatos por separado, haciéndolos menos competitivos ante las candidaturas que promoverá el chavismo.
El interés del gobierno nacional en sumar la mayor cantidad de actores políticos a los canales institucionales, aun siendo adversarios, tiene valía si proporciona más argumentos para denunciar a los agentes extranjeros que siguen promoviendo el conflicto beligerante y el asedio multifactorial en el país.