Las tres lanchas de combate con el emblema de la Armada colombiana incautadas por la Guardia Nacional Bolivariana(GNB), en el sector Chorro El Mono, Río Orinoco, municipio Cedeño del estado Bolívar, viene a confirmar la participación del gobierno de Iván Duque en los planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Estas incautaciones que se realizan en el marco de la operación Escudo Bolivariano, ocurren tan solo días después de que un grupo de mercenarios intentara realizar una invasión por vía marítima a través de las costas de los estados La Guaira y Aragua, región central de Venezuela, cuyo fin era asesinar al Presidente y demás líderes del Estado venezolano.
La incursión terrorista llamada “Operación Gedeón”, que concluyó con las posteriores detenciones de mercenarios en Carayaca, La Guaira, La Colonia Tovar, entre otros zonas aledañas a la capital venezolana, partió desde La Guajira colombiana.
Esta operación en la que participaron mercenarios estadounidenses contratados por la firma Silvercorp, desde su planificación y ejecución, fue desarticulada gracias a la activación de la “Operación Negro Primero” en conjunción con el poder popular.
Si bien desde marzo, Clíver Alcalá Cordones intentó desvincular a Nariño de los planes en curso, argumentando que recién había puesto al tanto a las autoridades de ese país de los planes “para liberar al país” con la “Operación Gedeón”, resulta sospechoso que el gobierno colombiano no supiera desde antes sobre dichos planes, si se toma en cuenta el historial de ataques frustrados contra Venezuela preparados desde su territorio.
Esta confesión la realizó el ex militar venezolano luego de que a finales de marzo la policía colombiana decomisara un arsenal de armas y equipos militares destinados a llevar a cabo atentados en Venezuela.
Para agregar más pruebas de la vinculación de Nariño, estas lanchas “modelo Boston Wheeler, cada una con dos motores 175 HP marca Evinrude, artilladas con ametralladoras calibre .50 mm y M60 y su respectivo amunicionamiento”, aparecen luego del fracaso de la “Operación Gedeón”.
La “explicación” de Nariño
Según el comunicado de la FANB, las embarcaciones militares fueron localizadas la madrugada de este sábado 9 de mayo. Siendo ya un hecho público e inocultable, la tarde de ese mismo día la Armada colombiana emitió un comunicado que no despeja mucho las dudas sobre la aparición de las lanchas en territorio venezolano.
De acuerdo al documento del componente militar neogranadino, las embarcaciones artilladas que se encontraban en ese momento sin tripulación “fueron arrastrados por la corriente en la madrugada del día de hoy”.
Tomando cierta esta explicación inaudita, resulta difícil pensar que las tres lanchas fueran “arrastradas” juntas e ininterrumpidamente por un río hasta el sitio donde fueron encontradas.
Lo más confuso de esta “aclaración” es la “versión preliminar” donde la Armada detalla que el centinela encargado de custodiar los botes observa cómo estos son arrastrados por el río, sin tener la oportunidad de recuperarlos.
Ante esto, expone el comunicado, “se activaron” los mecanismos para recuperar las embarcaciones pero la cercanía con el territorio venezolano “le impidió a las Unidades colombianas la búsqueda y rescate de los mismos”.
Después de la explicación de la Armada de Colombia no queda claro a qué se refiere con que los hechos “son materia de investigación”. La misma debería estar orientada a determinar la responsabilidad del resguardo de las lanchas y cómo estas aparecen en un municipio del estado Bolívar, al sur de Venezuela.
Colombia como base de operaciones para los ataques contra Venezuela
Tomando en cuenta los últimos acontecimientos, en los que se desarticuló una incursión armada para asesinar al presidente Maduro y otros líderes, no se puede pensar en las lanchas de la Armada colombiana como un hecho aislado.
Sobre todo si se atiende a la insólita explicación de la Armada colombiana y las implicaciones de la administración de Iván Duque en la guerra contra Venezuela.
En los últimos años, Colombia ha fungido como base de operaciones para todos los atentados que se han planificado contra el presidente Nicolás Maduro.
El atentado con drones cargados de explosivos en agosto de 2018, el intento forzado de ingresar “ayuda humanitaria” con materiales para generar caos y violencia posterior a un concierto en la frontera el 22 de febrero y la “Operación Gadeón” son solo algunos de los eventos planificados en territorio colombiano.
Asimismo, las distintas incursiones paramilitares en los estados fronterizos; la extracción y legalización del combustible venezolano; y el resguardo políticos y terroristas solicitados por la justicia de este país son hechos que se han llevado a cabo bajo el amparo y mirada cómplice de las autoridades colombianas.
Desde que Juan Guaidó se autoproclamó como presidente de Venezuela, el gobierno de Iván Duque ha sido uno de sus aliados más cercanos, al punto de convertir su país en una suerte de portaaviones para todas las maniobras que ha impulsado Estados Unidos con la finalidad de derrocar a Maduro.
La combinación de elementos oficiales y del crimen organizado que se han materializado en momentos como la custodia de Guaidó por Los Rastrojos al entrar a Colombia por una trocha, la protección de narcotraficantes vinculados a los planes terroristas en Venezuela y ser el mayor productor de cocaína del mundo, dan cuenta de un estado que se proyecta como una empresa criminal.
¿Cómo no dar por sentado que Duque y su administración pudieran estar vinculados directamente a los planes para asesinar al presidente venezolano?