El tanque de pensamiento Defense Priorities, de orígen estadounidense, redactó un documento en el que señala las razones por las que la campaña de cambio de régimen en Venezuela fue un fracaso. Esa estrategia de "máxima presión" a través de medidas coercitivas unilaterales mezcladas con la deslegitimación de las instituciones venezolanas (usando el falso gobierno de Juan Guaidó) y el financiamiento de grupos irregulares para desestabilizar al país latinocaribeño, inició con el gobierno del expresidente Donald Trump y ha tenido continuidad en el actual gobierno de Joe Biden.

Estados Unidos debería abandonar ese plan y deshacer las "sanciones" relacionadas con ese objetivo, puesto que Guaidó no tiene control sobre el Estado venezolano, depende del apoyo extranjero y carece de respaldo popular de la población venezolana. Así lo destaca Defense Priorities.

A continuación, dejamos algunos de los puntos que el tanque de pensamiento identifica como parte del fracaso en Venezuela.

• Siguen vigentes fuertes sanciones económicas contra las industrias del petróleo y el oro de Venezuela, y Estados Unidos niega la legitimidad política de Maduro.

• La estrategia ha fracasado: la posición política de Maduro ha resistido la presión de Estados Unidos. Rusia, China, Cuba y, lo más importante, el ejército venezolano mantienen su apoyo a Maduro. La oposición anti-Maduro es débil y dividida.

• La política estadounidense saboteó las negociaciones intra-venezolanas. Frustrar la diplomacia entre el gobierno de Maduro y la oposición prolonga innecesariamente una crisis humanitaria sin ningún beneficio concebible. Estados Unidos debería abandonar el cambio de régimen y deshacer las sanciones relacionadas con ese objetivo.

• Las sanciones agravaron el desastre humanitario de Venezuela, privando a Caracas de ingresos para financiar las importaciones básicas. La propiedad del gobierno venezolano bajo jurisdicción estadounidense está bloqueada y las entidades que compran o transportan petróleo venezolano (la principal fuente de ingresos del país) son vulnerables a las sanciones estadounidenses.

• Estados Unidos impuso sanciones después de la victoria electoral de Maduro en 2013 y sanciones secundarias al petróleo venezolano a principios de 2019. La producción de crudo se desplomó de 2 millones de barriles diarios en 2017 a 630.000 barriles diarios en 2020. Las exportaciones de crudo, el 99 por ciento de las ganancias de exportación de Venezuela, cayeron a 77 -año mínimo el año pasado.

• Estados Unidos designó a más de 400 entidades venezolanas para sanciones desde 2009, lo que contribuyó a la disminución de la producción y los ingresos de la industria petrolera de Venezuela y obstaculizó el acceso a préstamos de instituciones financieras internacionales (por ejemplo, el Banco Mundial y el FMI).

• Las sanciones de Estados Unidos afectaron con más fuerza a los venezolanos, exacerbando la escasez de artículos escasos: medicinas, combustible, vacunas Covid-19 y otros bienes humanitarios. Por temor a multas elevadas, las instituciones financieras dudan en procesar transacciones humanitarias legales.

• Las prohibiciones estadounidenses sobre los intercambios de diésel (en los que se intercambia petróleo por gasolina) agravan la grave escasez de gas en Venezuela. 

• Las políticas estadounidenses empobrecen a los venezolanos por diseño, pero no se han traducido en el derrocamiento de Maduro.