El Ministerio de Defensa ruso confirmó la destrucción del sistema de defensa estadounidense Patriot el 16 de mayo, luego de llevar a cabo un ataque combinado con los misiles hipersónicos Kinzhal, desde el aire y desde el mar, contra las unidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania estacionadas en Kiev, así como contra depósitos de municiones, armas y equipos militares suministrados por países occidentales.
Sobre este ataque el experto militar Alexei Leonkov detalló, recoge Sputnik, que el Patriot "utilizó toda la munición en un intento desesperado el derribar el Kinzhal. En total serían 32 proyectiles interceptores del Patriot que fueron disparados desde los ocho lanzadores de misiles, pero fue en vano el esfuerzo. El hecho de que el Patriot disparara todos esos interceptores contra el Kinzhal indica la total ineficacia del sistema en relación con el complejo hipersónico ruso", concluyó Leonkov.
La vulnerabilidad de este aparataje de defensa no sorprende a la revista estadounidense bimensual The National Interest, publicación del think tank con sede en Washington Center for the National Interest, que se refirió a la poca probabilidad de que el Patriot cumpliera con las expectativas que se proyectaron. Y es que, de acuerdo con lo dicho por la revista, por más que los ucranianos hayan aprendido todo lo referente a su uso, las amenazas que enfrenta Ucrania están muy por encima de lo que el sistema puede soportar.
Estas acechanzas incluyen todo el arsenal de misiles y drones de Rusia, así como sus sistemas aéreos no tripulados, que van desde drones de reconocimiento de nivel de consumo hasta drones kamikaze de fabricación iraní más sofisticados.
La porosidad del costoso sistema de defensa estadounidense —el lanzamiento de cada uno de estos proyectiles interceptores vale tres millones de dólares— quedó demostrada tras los recientes ataques rusos, cuya superioridad aérea es reconocida por el establishment estadounidense.