Este lunes 22 de enero iniciaron lo que a juicio del Comandante Supremo Aliado de la OTAN en Europa, Christopher Cavoli, son los mayores ejercicios militares desde la Guerra Fría. Llamado "Ejercicio Steadfast Defender 2024", se espera que estas maniobras se extiendan hasta el mes de mayo.

Con grandilocuencia algunos medios europeos reseñaron que en el evento participarían unos 90 mil soldados de los 31 miembros de la organización atlantista y Suecia. Al igual que los ejercicios militares del año pasado, el ensayo busca presentarle a Moscú que está "preparada" para luchar en su contra.

Es por ello que este año vuelven a recrear la fantasía de que la Federación Rusa está atacando a uno de sus aliados, por lo que tendrían que unir sus "fuerzas" contra ese enemigo común. "Será una clara demostración de nuestra unidad, nuestra fuerza y nuestra determinación de protegernos", expresó el máximo comandante de la Alianza, Chris Cavoli.

Por su parte, el almirante Rob Bauer, presidente holandés del comité militar de la OTAN, llevando el delirio a otro nivel, sugirió el año pasado que los países de la organización deberían pasar a una economía de guerra y poner a disposición las fábricas civiles para bienes militares, similar a lo que hizo Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Según este militar no basta con el hecho de sumir el continente en una crisis energética y económica por aventurarse a participar en un conflicto que de antemano asumían como ganado, sino que también usarán a su población para fabricar recursos militares.

Sin embargo, la realidad inocultable es que Europa ni siquiera puede cumplir con el compromiso de suministrar municiones a Ucrania y, por último, Estados Unidos suspendió el envío de recursos militares a ese conflicto por falta de presupuesto. Con estos hechos resulta difícil imaginar, sin rayar en la subestimación, que la OTAN esté preparada, como afirman, para participar en una guerra real.