Con una reunión entre el presidente chino Xi Jinping y la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, concluyó la visita de seis días de la funcionaria en el país asiático, viaje que, subrayó, no fue una investigación.
Contrario a esto, dijo que su misión tuvo discusiones amplias y abiertas con personas de diferentes sectores de la región, incluidos los presos y los antiguos aprendices de los centros de educación y formación profesional y todas estas reuniones fueron organizadas por su delegación.
La declaración de Bachelet rechazó la desinformación sobre la región de Xinjiang por parte Estados Unidos y los medios occidentales, que se dedicaron a cuestionar la visita de la funcionaria de la ONU, cuando antes clamaban porque el organismo multilateral viajara a China para presenciar el supuesto genocidio.
Todas estas reuniones fueron "no supervisadas y organizadas por nosotros", dijo la Alta Comisionada —reseña Global Times— al responder a las preguntas de los medios de comunicación, al tiempo que detalló que el viaje tenía como objetivo mantener una discusión directa con el gobierno chino y escuchar las preocupaciones de cada uno y explorar el camino para "interacciones más regulares y significativas en el futuro".
Lo que se concluye con esta visita es que no existe tal "genocidio" en la región china de Xinjiang, falacia construida por Occidente. Bachelet no se refirió a los crímenes de China, sino a lo que ocurrió en Estados Unidos: "seguiremos vigilando e informando cada vez que sea necesario porque, por desgracia, seguimos viendo muchos asesinatos... La matanza de Texas fue muy triste. Demuestra que el problema no está resuelto y que todo el mundo debe seguir luchando contra la discriminación racial".
El siguiente gráfico de Eurasia & Multipolarity nos puede dar una idea de quién es naturalmente el genocida.