Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

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Las "sanciones" al diésel afectarían al 85% del transporte de carga buscando repetir las colas con las que el antichavismo logró la victoria electoral en las elecciones parlamentarias en 2015 (Foto: Natural News)

Bloqueo al diésel plantea nuevos desafíos a la soberanía venezolana

El pasado 29 de octubre el medio digital S&P Global Platts informó que Elliott Abrams, el representante especial del Departamento de Estado de Estados Unidos contra Irán y Venezuela, confirmó el bloqueo a los intercambios de diésel por crudo, permitidos hasta el momento.

"Estamos tratando de detener la exportación de crudo por parte del régimen de Maduro en Venezuela, y una de las formas de detenerlo es evitar que la gente cambie varios productos por él", declaró el funcionario agregando: "Hemos estado en contacto con aquellos que están involucrados en tales transacciones y hemos encontrado que están dispuestos a cumplir con las sanciones de Estados Unidos".

El desbloqueo de este nuevo nivel de agresión puede tener un fuerte impacto social debido a que el diésel es utilizado por el 85% del transporte de carga y más de 20% del transporte público; esto se suma al riesgo que corre la generación termoeléctrica del país. Más del 70% de la población venezolana depende del transporte público para adquirir alimentos y medicinas.

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Elliot Abrams, criminal de guerra condenado por el caso Irán-Contras, indultado por George H.W. Bush y vocero de las "sanciones" al diésel, parte de "la sorpresa de octubre" implementada por Trump contra Venezuela (Foto: Archivo)

Aunque los proveedores del diésel habían solicitado a la Administración Trump seguir permitiendo los intercambios, argumentando que eran cruciales para fines humanitarios como la generación de energía y la agricultura, el magnate que ocupa la Casa Blanca anunció la decisión como parte de "la sorpresa de octubre", como se llama a la tradicional acción que realizan contra algún país los gobernantes de Estados Unidos antes de los comicios de noviembre.

Entre enero y agosto, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) recibió 1,6 millones de barriles de diésel importados en 11 embarques, incluyendo cuatro de la italiana Eni, cinco de la española Repsol y dos de la India Reliance, según un informe de movimiento de tanques de la misma empresa.

Además, otros 260 mil barriles de diésel ultra bajo de azufre (ULSD) del Reliance se esperaban en septiembre, todo a cambio de exportaciones de crudo.

Piratería estructurada: Agresión y asalto al combustible

Además del anuncio sobre el diésel se supo que los cargamentos de gasolina iraní que venían a Venezuela en cuatro buques cisterna privados: Bella, Bering, Pandi y Luna, y que fueron robados por Estados Unidos a principios de año, fueron vendidos en una subasta de confiscación por más de 40 millones de dólares, así lo dijo el Departamento de Justicia de Estados Unidos el mismo 29 de octubre.

Abrams calificó el robo como una "triple victoria para los intereses de seguridad nacional" del país norteamericano al privar a Irán de los ingresos del petróleo, bloquear los suministros de combustible "muy necesarios para el régimen de Maduro en Venezuela" y "destinar (el dinero proveniente de la subasta) a un fondo para las víctimas estadounidenses del terrorismo patrocinado por el Estado".

El veterano funcionario, condenado por el caso Irán-Contras e indultado por George H.W. Bush, señaló que "con cada cargamento de petróleo, gasolina o petroquímicos que podamos detener y que alguien no emprenda debido a las sanciones de Estados Unidos, [Irán pierde] millones de dólares en cada uno de esos envíos".

Dichas acciones obligarán a Irán a usar sus propios buques de la National Iranian Tanker Co. para evitar otra incautación, lo que implica mayores gastos en logística debido a las mismas "sanciones" contra el país persa.

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Largas colas realizan los ciudadanos por gasolina mientras el ex-convicto por crímenes de guerra Elliot Abrams celebra el robo de un millón de barriles de combustible a barcos privados que lo trasladaban desde Irán a Venezuela (Foto: WSJ)

El discurso celebrativo de Abrams, emulado por otros operadores del antichavismo, contrasta con las penurias que sufren tanto iraníes como venezolanos en medio de la pandemia global que ha causado descalabros económicos hasta en países que no sufren asaltos a sus bienes.

El criminal de guerra considera que la presión de las medidas unilaterales sobre el comercio de petróleo iraní y venezolano es un éxito, a pesar de que los flujos continúan entre los países, porque ha expulsado a todos los transportistas de terceros países que ahora ven los acuerdos como demasiado arriesgados.

En el corazón de la dependencia impuesta

Aun cuando el diésel es un combustible de elaboración relativamente sencilla, el nuevo nivel de bloqueo aplicado por Trump contra Venezuela afecta la ya golpeada normalidad venezolana debido a la baja producción. Nuestro imaginario de movilidad está centrado en el vehículo particular, sin embargo una porción notable y mayoritaria hace uso del transporte masivo movido por dicho combustible, además se utiliza en la generación de energía eléctrica, maquinarias de construcción y agricultura.

La industria petrolera nacional produce diésel en cantidades que no logran cubrir la demanda nacional, además la infraestructura es continuamente asediada no solo por ataques externos sino por el abandono planificado desde hace años por parte de sectores que, en su momento, respondieron a agendas golpistas a largo plazo.

Son incontables los esfuerzos que se realizan desde dentro de la industria para recuperar los niveles de producción en medio del asedio multiforme. Cabe destacar que la tecnología petrolera que se impuso en Venezuela en los últimos 70 años es altamente dependiente de los carteles petroleros internacionales y sus comisiones, por lo que su recuperación mayormente consiste en profundas reestructuraciones hasta metodológicas.

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Organizaciones populares dentro y fuera de la industria petrolera realizan acciones para, además de reparar y mantener las instalaciones, generar iniciativas científico-tecnológicas que reemplacen el modelo dependiente y altamente importador (Foto: Archivo)

El caso de los combustibles es ejemplo de cómo la lógica rentista se alejó de la consigna "sembrar el petróleo" acuñada por Arturo Uslar Pietri. El diseño de la política petrolera internacional ha sido creador de dependencia, control hegemónico transnacional y cartelización del conocimiento. Esto no permitió a la industria sembrar el petróleo para sí misma.

Sin embargo, el reto que impone la nueva realidad es el de disminuir aún mucho más la importación de diésel y producir lo necesario para sostener las actividades vitales como el transporte de alimentos y medicamentos, además de los procesos industriales que permiten cubrir otras necesidades también obstaculizadas por el bloqueo.

La opción que le queda a la industria es afianzar los vínculos con países aliados y generar las iniciativas científico-tecnológicas que reemplacen el modelo dependiente y altamente importador.

soberanía para resistir la perversidad del bloqueo

El antichavismo, en coordinación con intereses transnacionales interesados en apropiarse del petróleo venezolano y desaparecer la noción de Estado, diseñaron el entramado de acciones y omisiones que, junto a las "sanciones", dieron continuidad al plan fraguado en torno al paro petrolero de 2002: destruir PDVSA para asfixiar al chavismo y lograr el control político del país.

Las medidas coercitivas unilaterales fueron estructuradas para dificultar el acceso de la empresa estatal venezolana a suministros, bienes, equipos, servicios, exportaciones e importaciones, desconfigurar la economía venezolana y crear un estado de conmoción interna que llevara al derrocamiento del gobierno chavista encabezado por el presidente Nicolás Maduro.

Cada medida ha afectado a la población venezolana al punto de que operadores y tanques de pensamiento abiertamente opositores al chavismo lo han reconocido, tal es el caso de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, sus siglas en inglés), que ha publicado un informe en el que afirma que las "sanciones" impuestas por Estados Unidos a Venezuela "están generando repercusiones importantes en la economía venezolana, trayendo como consecuencia una pérdida importante de bienestar en la población".

En las refinerías los Consejos Productivos de Trabajadores y Trabajadoras (CPTT) hacen el mantenimiento y reparaciones necesarias para la transformación del crudo en combustible, esto a fin de impulsar la industria petrolera en el país.

Esta expresión de organización popular junto a otras como la Universidad Bolivariana de Trabajadores y el Ejército Productivo Obrero buscan garantizar el consumo interno en el país junto a la cooperación con Irán.

Entre mayo y junio pasado la nación persa entregó alrededor de 1,5 millones de barriles de gasolina y aditivos enviando cinco petroleros con bandera propia a pesar de las amenazas de Abrams y Trump.

Hace rato que distintos sectores de trabajadores, comunidades, colectivos y otros actores sociales se enfrentan con creatividad e identidad nacional al asedio asumiendo acciones de vanguardia tanto en la industria petrolera como en otros ámbitos productivos, no solo para resistir (o re-existir) sino para lograr la soberanía integral.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<