El cronograma de cara a los comicios presidenciales del 28 de julio en Venezuela viene cumpliéndose según lo establecido. El pasado jueves 4 de julio inició formalmente la campaña electoral con actividades de calle de los distintos candidatos que disputan la primera magistratura, por lo que a solo trece días para la jornada cumbre, y diez para el cierre de campaña, queremos hacer una primera valoración de estas horas de apertura.
Así, más allá de la euforia propagandista y las propuestas demagógicas, vemos algunas características que están definiendo a los dos principales bloques contendientes: el chavismo nucleado en la candidatura de Nicolás Maduro y una parte de la oposición que apuesta a Edmundo González Urrutia. En este análisis, nos adentraremos en las estrategias más visibles de cada bando, dejando de lado las características inéditas de estas elecciones, ya abordadas por el analista William Serafino.
La elección presidencial del 28J tiene un conjunto de atributos distintivos que la hacen atípica y especial con respecto a los eventos de estas características en las últimas dos décadas.
Más allá de la pulsión propagandística y demagógica predominante en consultores por…— William Serafino (@williamserafino) July 7, 2024
El Chavismo
El chavismo se ha concentrado durante este último trimestre del año 2024, específicamente en estos primeros once días de campaña, en un fortalecimiento de la estructura organizativa del Partido Socialista Unido de Venezuela presentada en el esquema 1x10x7, la cual integra todas las estructuras que mantienen un diálogo directo con las comunidades (UBCH, Claps , Jefes de calle, etcétera).
Esta estrategia podría estar respondiendo a las inéditas características que rodean los presentes comicios —el país viene atravesando nueve años ininterrumpidos de sanciones y sobre su abanderado, el candidato a la reelección, pesa una orden de captura internacional—, por lo que la campaña exige el fortalecimiento de los vínculos con el electorado en el ámbito local.
El contacto a escala comunitaria, estrategia propuesta por el presidente Nicolás Maduro al momento de presentar el comando de campaña, exige movilizar comunicacionalmente en cinco niveles: en la calle, en las redes sociales, en los medios tradicionales, en las paredes y a través del llamado "radiobemba", con el firme objetivo de hacer frente a la manipulación y la mentira.
El chavismo ha entendido que garantizar la victoria del 28 de julio no solamente está sujeto a apostar por la movilización, también se precisa una maquinaria verdaderamente eficiente, que exista más allá del papel o de las listas de computadoras y que funcione de forma sincronizada, auditable y comprobada, engranada con las estrategias y líneas de acción del presidente Maduro, y cuya base sea el diálogo con la gente.
Por otro lado, se recurre a mostrar los logros, no pocos, que en gestión económica ha cosechado el gobierno de Maduro, que pudiéramos sintetizar en el freno a la inflación, cuya cifra en junio fue de 1% y el acumulado desde enero suma 8,86%; en el control del tipo de cambio, cuya variación de la relación dólar-bolívar fue de 1,56% entre enero y julio de 2024; y en el crecimiento continuo, por doce trimestres seguidos —tres años de crecimiento económico sostenido— de la economía.
A diferencia de la oferta opositora, el chavismo puede hablar abiertamente del programa de gobierno de su abanderado que, manteniendo un proyecto propio, centrado en las capacidades del país, no recurre a las viejas pero aun de moda políticas neoliberales de privatización, achicamiento del Estado y shock económico, propuesta opositora que pretenden establecer si ganan los comicios.
Oposición que apoya a Edmundo González Urrutia
Este sector de la oposición ha concentrado sus esfuerzos en impulsar una narrativa que considera inevitable su triunfo dado el "avasallante" apoyo popular que mantiene. En este sentido, han procurado blindar tal relato con una operación mediática de encuestas que lo confirman, acompañado de la convocatoria a concentraciones en distintos lugares del país donde la iniciativa está siempre a cargo de María Corina Machado, lo que termina postergando al candidato y a los partidos que lo apoyan hacia un plano secundario.
Sobre las encuestas, diversas voces dentro del mismo ecosistema opositor han realizado varios llamados a no dar por sentada la victoria de Edmundo González solo por el hecho de que los números lo muestran como favorito. Apelan, por el contrario, como tarea principal la de organizar la estructura de defensa del voto opositor, área en la que, por cierto, muestran una debilidad evidente.
De este modo, Francisco Rodríguez considera que las encuestas estarían sobredimensionando el voto opositor, lo cual arrojaría una imagen distorsionada de las verdaderas preferencias electorales de la población. Para Luis Vicente León "la dinámica electoral es mucho más compleja que los jingles de campaña que usan los comandos y candidatos", y expone que:
"Claro que un candidato preferido tiene una ventaja electoral y por supuesto que puede ganar. Ese es el riesgo más importante de quienes buscan retener el poder. Pero pensar que eso es suficiente para garantizar un triunfo es bastante superficial. En cualquier elección se puede ganar o perder, independientemente de los niveles de popularidad de los actores en pugna. Si tienen alguna duda, pueden preguntarle a la señora Le Pen, que vino de ser favorita en Francia al tercer lugar en resultados. Pero es que pueden chequear experiencias como la de Ortega contra Chamorro en Nicaragua, Atanas Mockus en Colombia o a los antiBrexit en Inglaterra”.
Dichos puntos de vista críticos al triunfalismo opositor han suscitado una serie de ataques contra este par de analistas que evidencia la intolerancia exacerbada que recorre el sentimiento de un sector opositor que, negando la posibilidades del abanderado del chavismo, deja entrever las pretensiones de desconocer los resultados si les desfavorecen, y así abrir de nuevo las compuertas a una espiral de violencia ya denunciada por el gobierno nacional.
Más allá del 28 de julio
El chavismo apalanca su estrategia en potenciar la organización y la movilización de su base electoral de cara al día de las elecciones, lo cual no solo les garantizaría la victoria sino también su defensa ante las pretensiones de desconocimiento que se perfilan ya de forma explícita por parte de sectores extremistas de la oposición.
En la oposición, por el contrario, pareciera apostarse al relato de la inevitabilidad del triunfo de Edmundo González el 28 de julio, lo cual genera un espejismo que podría justificar una movilización violenta de desconocmiento de los resultados a partir de la frustración de unos seguidores que, viendo todo a través de las encuestas presentadas en redes sociales, invisibilizan el chavismo como fuerza política realmente existente e ignoran un país que está apostando a la paz, a la estabilidad y a la recuperación económica.
No obstante, como lo previó el órgano electoral, el cronograma sigue cumpliéndose según lo establecido y en Venezuela tendremos para el 28 de julio de 2024 unos sufragios presidenciales ampliamente acompañados por diversos actores internacionales, robustos tecnológicamente y transparentes a plenitud, para tranquilidad del electorado del país que acudiría al evento comicial número 31 en un cuarto de siglo.