La liberalización económica, que básicamente se traduce en la flexibilización de las restricciones a los flujos transfronterizos de capital, ha hecho que los países más ricos acumulen mayores riquezas, proceso que tuvo mayor auge en los años noventa del siglo XX.
De acuerdo con una investigación de Gastón Nievas y Alice Sodano, los activos y pasivos externos brutos han aumentado en casi todas partes y la riqueza extranjera ha alcanzado alrededor de dos veces el tamaño del PIB global. Asimismo, refieren que la distribución desigual de ese indicador supone limitaciones a los países más pobres, mientras que 20% de los países ricos captan más de 90% de la riqueza extranjera total.
El trabajo se basó en estudiar cómo las tasas de rendimiento de los activos y pasivos extranjeros impactaron diferentes grupos de países a lo largo del tiempo. En total se les hizo seguimiento a 216 economías entre 1970 y 2022.
La investigación arroja algunos datos claves que reflejan cómo esta distribución desigual amplifica la brecha de riqueza exterior. A continuación, presentamos los resultados del trabajo que demuestran el privilegio que tienen los ricos del mundo, así como las condiciones que crean para que continúe este sistema:
- "Los rendimientos de los activos extranjeros han disminuido para todos. Por el contrario, los rendimientos de los pasivos externos solo han disminuido para 20% de los países más ricos". Refieren y argumentan que este diferencial en ambos rendimientos ha extendido el exorbitante privilegio de Estados Unidos al mundo rico.
- Los Estados más ricos actúan como banqueros cuando atraen el exceso de ahorro e invierten estos capitales, que son activos seguros de bajo rendimiento, y los invierten en empresas más rentables.
- Además, los países ricos también experimentan ganancias de capital positivas durante el periodo, lo que mejora aun más su posición de inversión internacional.
- El diferencial de rendimiento positivo no proviene de que los países ricos inviertan en activos más riesgosos o más rentables, sino por el privilegio que tienen de acceder a deuda pública y privada con intereses bajos, como consecuencia de ser emisores de monedas de reserva internacionales.
- Es por ello que el informe propone una reforma fiscal, una moneda de reserva global y un rediseño de la gobernanza de las instituciones financieras internacionales que acabe con tales privilegios.
Gastón Nievas, coautor del artículo, señaló que es necesario construir un sistema monetario y financiero internacional más estable basado en una verdadera gobernanza global democrática, por lo que resulta imperativo que los países pobres "tengan voz y voto más allá de las grandes potencias" en este nuevo sistema.
"El tamaño de las transferencias netas que surgen de las tasas diferenciales de rendimiento son sustanciales y son el resultado del acceso desigual a los mercados globales de capital", argumenta.
En la actual dinámica los países poderosos son accionistas dominantes y las naciones pobres son las clientes, divergencia entre ambos extremos que seguirá creciendo si no se cambia la lógica de financiamiento.