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La decisión se tomó el 19 de abril, un día antes de que se venciera el plazo para la sustitución de candidatos (Foto: EFE)

Los guiños a la OTAN y a la intervención extranjera de Edmundo González

Luego de semanas de incertidumbre, intrigas y amenazas que signaron la escogencia del candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) de cara a los comicios presidenciales del 28 de julio, los partidos nucleados en esta instancia acordaron, a último momento, que Edmundo González Urrutia representara este sector de la oposición venezolana.

El candidato "tapa" de 74 años fue inscrito finalizando el periodo de postulaciones otorgado por el Consejo Nacional Electoral. El objetivo, según varias versiones de la PUD, era reservar el espacio de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con miras a sumarse al bloque antichavista en caso de que lograra una candidatura unitaria de la oposición.

Así, la decisión final se tomó el 19 de abril, un día antes de que se venciera el plazo para la sustitución. Esta opción se tomó tras la intensa disputa pública que desnudó las profundas diferencias entre la inhabilitada María Corina Machado, quien se proyecta como líder absoluta de la oposición, y Manuel Rosales, postulado por Un Nuevo Tiempo y gobernador de Zulia.

A continuación, presentamos un breve perfil del candidato que representará a la PUD en julio:

  • Edmundo González Urrutia se especializó en Relaciones Internacionales en Estados Unidos, donde inició su carrera diplomática en 1978 como primer secretario de la embajada de Venezuela en ese país.
  • Entre los años 1979 y 1984 fue ministro consejero del entonces embajador Leopoldo Castillo en El Salvador. Recordemos que a Castillo se le acusa de participar en la "Operación Centauro", dirigida por la CIA, que contemplaba eliminar a varios religiosos relacionados con la teología de la liberación. 
  • Fue embajador de Venezuela en Argelia de 1991 a 1993 y luego en Argentina entre 1998 y 2002.
  • En el año 2002 fue destituido como embajador de Argentina luego de que se plegara al golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez. Pese a tener una "brillante carrera diplomática", apoyó a un empresario que se autoproclamó como presidente y eliminó todos los poderes públicos del Estado venezolano. 
  • Si bien no ha figurado entre los líderes de la oposición, González Urrutia ha estado muy ligado a este sector, llegando a ocupar cargos importantes en su dirección, por lo que no puede ser catalogado como un outsider de la política venezolana.
  • Entre 2013 y 2015, valiéndose de su experiencia en cargos de la Dirección General de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, sirvió como el enlace internacional de la MUD, rol que le sirvió para proyectar las maniobras de desconocimiento contra el presidente Nicolás Maduro a escala internacional.
  • En 2020 asumió la presidencia de la MUD.
  • La prensa internacional se refiere a Edmundo González Urrutia como el candidato que no quería serlo, el discreto diplomático que va a unir a la oposición después de la penosa imagen de enfrentamiento que han proyectado. Asimismo, han querido contraponer su bajo perfil al "ruidoso chavismo y un Maduro beligerante, cuya imagen es ensalzada en la televisión estatal, autopistas, aeropuertos y redes sociales como TikTok".

Si bien los datos presentados anteriormente, ampliamente señalados por la mayoría de los medios, ofrecen una perspectiva general del candidato, consideramos necesario ir más allá en algunos aspectos que superan la hoja de vida que ha circulado en los últimos días en los medios nacionales y extranjeros, con una intención manifiesta —y forzada— de ensalzar su trayectoria. Los otros aspectos decisivos sobre él, a menudo pasados por alto, revelan la visión de las relaciones internacionales —y del lugar que debería tener Venezuela en ellas— que el susodicho ha expresado en diversas ocasiones a través de sus opiniones públicas. Claramente, para él Venezuela debería estar alineada a la OTAN y a EE.UU. El candidato de la unipolaridad menguante. 

Haciendo una revisión minuciosa de las publicaciones realizadas por González Urruitia en la plataforma X (antes Twitter), desde que se incorporó a la misma en el año 2011, podemos constatar algunos aspectos que resaltan en sus mensajes, como su incuestionable disposición a que países extranjeros u organismo internacionales se inmiscuyan en los asuntos internos de un Estado soberano.

En este sentido, González Urrutia no solo apoyó la injerencista propuesta canadiense de enviar una misión a Venezuela para "analizar los asuntos de gobernanza en el país" en el marco de la investidura del tercer mandato del presidente Chávez en enero de 2013, sino que fue un denodado defensor de que en el seno de la Organización de Estados Americanos se discutiera la "crisis" venezolana en 2014, con lo que apostó por la aplicación de la carta democrática en el país durante ese año. Aunque son pocos los registros desde 2017, es altamente probable que el periodo de la "máxima presión" contra Venezuela protagonizado por la administración Trump no le resultara incómodo. No hay publicaciones que confirmen su condena a esta etapa inédita de amenaza, guerra económica y agresiones sistemáticas contra la soberanía venezolana por parte del exdiplomático. 

Asimismo, ante la solicitud de presión internacional realizada por el expresidente costarricense, Oscar Arias, en enero de 2017, expresó: "Que la comunidad internacional ejerza presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro para que libere a todos los presos políticos", que luego se materializaría en el bombardeo de sanciones ilegales contra el Estado venezolano. Edmundo González manifestó su conformidad con tales declaraciones al calificarlas de "valientes" y agradecerle el gesto al expresidente.

González Urrutia llegó a condenar la postura de Venezuela y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria en el contexto de la batalla de Alepo, manipulando la posición del gobierno venezolano que apoyaba la retoma de la ciudad por parte del ejército sirio y la expulsión de las fuerzas yihadistas de la zona. Asimismo, aplaudió la intervención de la OTAN contra Libia que terminó con el derrocamiento y asesinato de Muammar Al Gadafi y sumió el país en la anarquía de la que todavía hoy no logra reponerse.

En definitiva, Edmundo González tiene un concepto de soberanía frágil y condicionado a un posicionamiento alineado con la esfera de influencia estadounidense, que entra en contradicción con el oficio diplomático que supuestamente lo distingue y catapultó como representante internacional de la MUD; un concepto que privilegia la intervención extranjera y la presión internacional contra su propio país y que, en definitiva, lo termina ubicando como uno factor circunscrito a los principios comunes de subordinación a potencias extranjeras que ha caracterizado primero a la MUD y, después, a la PUD. 

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