Un porcentaje cada vez más significativo de la población estadounidense, concretamente 46%, piensa que en caso de fallecer sus seres queridos heredarían sus deudas.
Este dato, extraído de la Encuesta de planificación financiera 2024 realizada por Policygenius, constituye un indicador adicional que pone de manifiesto la precaria situación económica en la que se hallan los ciudadanos de Estados Unidos. Estos luchan para pagar sus facturas, golpeados por la inflación y la pérdida de la ayuda federal que recibieron durante la pandemia.
Otras señales han emergido este año que confirman esta tendencia. Según un informe reciente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, los hogares estadounidenses han alcanzado un nivel récord de deuda de 17,29 billones de dólares el año pasado. Este incremento ha ocasionado que un número inquietante de consumidores acumulen retrasos en sus pagos, siendo 29,6% de los residentes en las áreas metropolitanas más grandes del país quienes reportaron demoras en al menos un pago de deuda durante el tercer trimestre de 2023.
Un análisis de LendingTree revela que casi 30% de los estadounidenses estaba atrasado en al menos un pago de deuda en el tercer trimestre de 2023, con un preocupante 27,3% en morosidad grave. Este fenómeno afecta especialmente a las personas de 30 años o menos, con tasas de incumplimiento significativamente altas en cuentas de tarjetas de crédito, préstamos personales y otras deudas.
La fragilidad financiera de los estadounidenses tiene una manifestación crítica en el área de la salud. Según una encuesta de Bankrate, más de la mitad de los adultos estadounidenses no tiene ahorros suficientes para enfrentar un gasto inesperado de 1.000 dólares.
De esa cifra, 21% dijo que se endeudaría financiando el gasto con una tarjeta de crédito, mientras que 16% recortaría drásticamente otros gastos para cerrar la brecha. Otro 10% pediría prestado a familiares y amigos, 4% solicitaría un préstamo personal y 5% dijo que haría “algo más”.
La disparidad generacional también se muestra aquí: mientras que la mayoría de los baby boomers afirma que recurriría a sus ahorros para hacer frente a un gasto inesperado, menos de un tercio de la Generación Z tiene la posibilidad de hacer lo mismo.
En un contexto marcado por la incertidumbre, la presencia de este fenómeno se suma a los signos de crisis que rodean Estados Unidos. A pesar de haber evitado la recesión en 2023, no sin dificultad, ¿podrá mantenerse a salvo este año o se verá arrastrado por las fuerzas que la empujan hacia la decadencia?