Mié. 18 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Trinidad y Tobago reflejó caídas de producción de gas natural en 2022, cuestión que resulta significativa porque ese país años atrás era el mayor productor de gas en la región (Foto: Archivo)
Gas y bloqueo como factores nodales

Las oportunidades que abre Campo Dragón

Inicia junio con la atención puesta sobre una primicia de Reuters acerca de un presunto encuentro que se efectuará entre Venezuela y Trinidad y Tobago en relación al desarrollo conjunto del campo de gas "Dragón". Esto comenzó a avanzar luego de la emisión de una licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) que permitiría reactivar este complejo gasífero, frenado por las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos impuestas a Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA).

Tampoco es una novedad el reporte de Reuters porque las reuniones del gobierno venezolano con autoridades de Trinidad y Tobago han sido continuas desde febrero, además de que esa frecuencia en el trato bilateral forma parte de la agenda para concretar la puesta en marcha del susodicho campo.

Este 31 de mayo el primer ministro trinitense, Keith Rowley, disertaba ante el alto nivel del partido People's National Movement:

"Las continuas sanciones del gobierno de Estados Unidos a Venezuela están afectando negativamente a este país (…) viajé en diferentes ocasiones a Washington y les dije a ejecutivos del gobierno que Trinidad y Tobago está sufriendo daños colaterales de la política exterior de Estados Unidos".

Rowley también comentó que después de la emisión de la licencia el progreso ha sido lento en la obtención de las asignaciones necesarias pues, si bien se superó el primer obstáculo con la autorización, faltan otras definiciones, entre esas las que Estados Unidos debe permitir para que se moneticen los recursos. Como la autorización OFAC no ha sido publicada por el Departamento del Tesoro, se infiere que tal exención trae consigo alguna cláusula que restringe a Trinidad y Tobago de pagar dinero a Venezuela.

Además, las "sanciones" unilaterales de Estados Unidos en contra de la industria petrolera y gasífera venezolana no sólo frenó la activación del campo Dragón sino que también golpeó las dinámicas comerciales propias del campo Loran-Manatee de la frontera marítima venezolana-trinitense.

Por otro lado, el ministro de Energía de Trinidad y Tobago, Stuart Young, ha señalado algunos detalles que apuntan a un balance aproximado del proceso de extracción de campo Dragón:

  • Si las negociaciones continúan bien, ambos países podrían ver el flujo de gas en dos años.

  • El acuerdo para campo Dragón de mil millones de dólares podría resultar en una producción estimada de 150 mscf/día entre ambos países.

  • Esta licencia es por dos años, aunque se solicitó una de 10 años. Desafortunadamente la OFAC no otorga una concesión por más de dos años.

Sobre esto, a mediados de mayo, el subsecretario de Estado para Recursos Energéticos de Estados Unidos, Geoffrey Pyatt, viajó a Puerto España y comentó a periodistas que cualquier prórroga de la exención provisional de dos años "depende de Maduro y de lo que pase en Venezuela".

La visita del ministro Young a Estados Unidos esta semana llama la atención en el contexto de avance en las negociaciones para definir lo que indicaba el primer ministro trinitense sobre Venezuela. El encuentro de Young fue con el asesor especial de la Casa Blanca, Juan González. También estuvo el coordinador especial de seguridad energética, Amos Hochstein, y el congresista Gregory Meeks.

No es aislado suponer que ese "progreso en las iniciativas de energía de Trinidad y Tobago" señalado por Young en Twitter se deba en gran parte a decisiones afines a Venezuela, debido a que el reservorio de gas de interés se encuentra en aguas venezolanas.

Trinidad y Tobago reflejó caídas de producción de gas natural en 2022, cuestión que resulta significativa porque ese hasta hace poco era el mayor productor de gas en la región. En los últimos años la industria trinitense ha tenido problemas para detener la disminución de las reservas y la actividad del gas debido a la falta de incentivos. A esto se le suma que las reservas del hidrocarburo de ese país podrían agotarse en 10 años, según los datos proporcionados por la 71 edición del Statistical Review of World Energy de BP.

La consultora londinense GlobalData maneja unas proyecciones sobre Trinidad y Tobago, basadas en su industria gasífera ya instalada, para que contribuya con alrededor de 25% o 820 millones de pies cúbicos por día (mmcfd) de la producción de gas natural del continente americano en 2025. Pero, para que esto ocurra, el hidrocarburo de su país vecino "sancionado", Venezuela, se vuelve cada vez más necesario.

La explotación y exportación de gas natural es la base del crecimiento económico de cualquier país productor de ese recurso. En lo que respecta a Trinidad y Tobago con Venezuela, aparte de los beneficios propios, se trata de expandir mejoras económicas por medio de la energía a la franja caribeña. Ante la crisis geopolítica actual se hace urgente que la coexistencia pragmática en términos comerciales sea de altura. En aras de ello, las presiones contra el sector petrolero venezolano deben finalmente levantarse.

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