Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

Galería: a 10 años de la partida del Comandante Hugo Chávez

El recuerdo de Hugo Chávez fácilmente podría sumirnos en una suerte de nostalgia permanente, de esas que paralizan y ensombrecen todo esfuerzo de avanzar en medio del marasmo que es la realidad. Esto ocurre porque resulta muy fácil quedarse ahí, en la repetición de la fraseología que sólo invita al recuerdo, al dolor, a la añoranza. Es mediáticamente efectivo y apto para cumplir con la efemérides de turno.

Proponemos, por otro lado, una alternativa. Lo más difícil después de Chávez ha sido crear pensamiento desde algún lugar parecido a su tormento, lo que le preocupaba desde que llegó a Miraflores, que fue la creación de un país a través de la refundación republicana.

En cada acto, discurso, programa de radio y televisión, invitaba a la formulación de un planteamiento vivificante con el afán de darle a Venezuela un contenido propio, más allá de las consignas y los vítores, de la vacua simbología y la estructura de "campamento minero" que tanto le sirvió a los capitales foráneos para el saqueo de nuestros recursos a través de un statu quo llamado puntofijismo.

La planificación y construcción de ese país era su obsesión, y hasta su último aliento no dejó de estar en el transcurrir de sus pensamientos y anhelos. El trabajo cotidiano de su Presidencia, pero también como líder revolucionario, estaba signado por esta vena; la praxis chavista tomó cuerpo en la medida en que los acontecimientos se sucedían y los planes nacionales se forjaban. Todo en el calor de la historia.

El Comandante nos dejó un legado palpable, la base de un modelo para armar que no ha dejado de ser amenaza latente a los ojos de la hegemonía imperial. El plan que trazó, y que sigue su trecho bajo la conducción del presidente Maduro, está fundamentado en la soberanía, lo que no puede aguantar una Casa Blanca que en estos 10 años ha hecho literalmente de todo para asesinar de raíz el proyecto venezolano. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la resistencia a los embates son un logro chavista, por praxis y legado directo del líder histórico de la revolución bolivariana.

De manera que este décimo aniversario de su fallecimiento bien podría ser una invitación a abandonar la flojera mental y centrar las energías en el estudio permanente de las ideas chavistas y de los métodos de agresión sobre los que alertó el Comandante, y que hoy se han adaptado a los nuevos tiempos para cernirse sobre nosotros con la misma finalidad: despojarnos de la patria. En ese sentido, Chávez aún le insufla aliento a nuestro país.

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