En su proceso de descomposición, la derecha venezolana tocó fondo y, como no hay más piso abajo, algunas de sus filas comienzan a reflotar a partir del triunfo simbólico obtenido en la gobernación del estado Barinas. Luego de una escalada golpista de más de cinco años, ha llegado cierta "normalidad" a la política venezolana y la facción antichavista, que estuvo negándose a hacer política durante ese tiempo, ha optado por retomar el camino formal de la democracia.
Desde junio pasado, la Plataforma Unitaria, nuevo nombre del conglomerado de los partidos con mayor financiamiento del antichavismo, decidió irse a elecciones primarias para participar en la elecciones presidenciales que se realizarán en 2024. De allí que uno de los partidos del llamado G4, Primero Justicia (PJ), haya decidido elegir nuevas autoridades en septiembre pasado y regionalizar su quehacer político, lo que no ha dejado de causar mociones y nuevos retos.
Lanzamientos en serie: Ocariz vs Guanipa
El pasado 21 de noviembre de 2021, cuando el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (liderado por el Partido Socialista Unido de Venezuela -PSUV-) venció en las elecciones regionales y municipales 2021, PJ ganó 12 de las 335 alcaldías bajo la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) revocando sus condenas al Consejo Nacional Electoral (CNE) designado por la Asamblea Nacional ese mismo año.
Desde entonces, se han acrisolado las divisiones en ese partido, se alargan las distancias entre el sector que representa Henrique Capriles Radonski y el de los hermanos Guanipa, Tomás y Juan Pablo.
Más cercano a Capriles está Carlos Ocariz, quien el pasado 6 de noviembre lanzó su candidatura a las primarias "en consenso con el pueblo". En un acto multitudinario desde Baruta, el exalcalde del municipio Sucre presentó el "Movimiento por la Democracia Directa y la Propiedad en Venezuela" y aseguró que conoce la ruta para acabar con la burocracia del Estado. Expresó que:
"La sociedad organizada tiene la capacidad de darle solución rápida a los problemas que hoy aquejan a sus comunidades. Cada venezolano debe ser dueño, debe ser propietario y empoderarse en la construcción del futuro que queremos para Venezuela".
Aseguró que la oposición está en deuda con la ciudadanía, porque han tomado decisiones "encerrados entre cuatro paredes" y no escuchando las exigencias del pueblo, desdoblando así la línea discursiva que vendió su sector político al repetir por años que la solución a los problemas nacionales pasaba por la renuncia del presidente Nicolás Maduro. Además puso el punto crítico en el tema de la propiedad privada sin dar detalles de su eventual agenda de gobierno.
Por su parte, el pasado jueves 10 de noviembre, en un acto con simpatizantes en Caracas Juan Pablo Guanipa lanzó oficialmente su precandidatura presidencial para ser el abanderado de PJ en las primarias:
"Hoy ofrezco a mi partido, a la alternativa democrática, a la nación entera, mi nombre, mi lucha, mi testimonio y mi vida, para ser precandidato presidencial y enfrentar a[l presidente] Maduro hasta la liberación y transformación de Venezuela", tuiteó el abogado zuliano.
Cabe destacar que Guanipa fue elegido gobernador del estado Zulia en 2017, cargo que no pudo ejercer por negarse a prestar juramento frente a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenó entonces repetir la elección en esa región petrolera, contienda que terminó con el exalcalde del municipio San Francisco, Omar Prieto, como gobernador.
El tercer candidateable de PJ es Henrique Capriles Radonski, quien hasta la fecha no ha confirmado ni descartado su participación en el evento. Durante una entrevista radial en la que fue consultado al respecto aseguró que:
"Yo no estoy en campaña, yo creo que no es un secreto que yo tenga intenciones de lograr el cambio político, pero no es un tema de aspiración personal. Así como me gusta mucho el deporte, he aprendido a correr porque es muy difícil hacer equipo, pero el país necesita un capitán de equipo, el país sabe que mi aspiración es ser capitán de equipo. Pero debemos cambiar el yo por el nosotros. No es el esfuerzo de una sola persona, sino de muchas", ratificó el excandidato presidencial.
La regionalización como opción en tiempos de fractura
El partido que fuera la segunda fuerza electoral en el Parlamento elegido en 2015, con 33 de los 167 curules que había en el hemiciclo, ha sufrido fracturas que han exigido de su dirigencia el continuo rearreglo de sus estrategias.
En 2021 hubo un desencuentro entre precandidatos a la Alcaldía de Caracas entre Tomás Guanipa (quien regresó a Venezuela en agosto de 2021 tras dos años de "exilio", donde se desempeñó como embajador del gobierno fake en Colombia) y Roberto Patiño; asimismo en Miranda entre Carlos Ocariz y David Uzcátegui. También en otros estados del país, que pusieron en evidencia que la falta de unidad también pasa por las tensiones entre la capital y las regiones. La confrontación Ocariz-Guanipa es un condimento más de eso mismo.
La situación en el resto del antichavismo es más o menos parecida. La unidad no se concreta y, por lo tanto, tampoco será fácil para ningúna isla de ese archipiélago resolver el dilema de cuál candidatura podría postularse para las primarias. Los números de participación dirán si ha sido acertada dicha vía, que también ha sido defendida por Capriles debido a que ganó las primarias presidenciales de la MUD en febrero de 2012 y fue el abanderado de la oposición unida contra el Comandante Hugo Chávez en octubre de ese año.
Además, Capriles ha manifestado su preocupación por que algunos antichavistas intentan vender la idea de que las primarias serán el "nuevo cese de la usurpación":
"Me preocupa vender la idea de que la primaria será otro mantra. No nos podemos quedar en el tema cosmético. Hay gente preocupada más por el color de la camisa de un partido, mientras la mayoría del país no está preocupada por el tema político, sino en cómo sobrevivir a la crisis".
La fractura de PJ, expuesta y más notable, tuvo como actor principal a José Brito, uno de los diputados elegidos en 2015 que fue expulsado del partido porque presentó en 2020 un recurso de amparo ante el TSJ para la "restitución de sus derechos" al interior del partido. Desde el antichavismo y su mediática corporativa se denominó a Brito como parte de la "bancada CLAP" como manera de vincularle al chavismo por desmarcarse del "proyecto Guaidó", que ya era un fracaso consumado en ese momento. También fueron llamados "alacranes".
Cuando la élite de PJ optó por expulsar a Brito, Luis Parra y otros militantes, el primero declaró que "de forma violenta, ilegal, inconstitucional, fuimos sometidos al escarnio público y además expulsados, sin haber una investigación", por lo que pidió "lo más pronto posible" convocar a unas elecciones internas en PJ para que asumiera una nueva directiva "que esté en Venezuela" y que "se ponga del lado de la gente".
Diputados de PJ como Ángel Medina arremetieron contra la acción de Brito como un "ataque" a su tarjeta electoral en el Parlamento, un supuesto plan del presidente Nicolás Maduro para "realizar unas elecciones fraudulentas" y apropiarse de la tolda opositora, cuyos orígenes han sido denunciados como fraudulentos.
En aquel momento, Juan Pablo Guanipa declaraba que "por distintas vías nos ha llegado la información de que próximamente un grupo de diputados que son traidores (…) quieren ir a ese ilegítimo TSJ a exigir las siglas, los valores, los símbolos de PJ. (…) Quizás puedan intentar tener nuestra tarjeta, pero nunca tendrán nuestra conciencia, valores o principios".
Sobre ese mismo sector, Capriles dijo recientemente: "Si fulano de tal es un alacrán ya la gente lo ve así coartado (sic) por el régimen, la gente no votará por él. Ahora, unas primarias cerradas, no estoy de acuerdo".
Entre la diatriba y el dilema
En una nota publicada por el medio antichavista Tal Cual luego de las elecciones regionales y municipales del año pasado, se analizó el desarrollo de PJ y los ajustes que debían hacerse tras los resultados electorales. Como es sabido, la organización partidista se originó en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), permanente plataforma formativa del golpe blando, como una asociación civil "defensora del estado de derecho".
Uno de los analistas hace un amplio despliegue crítico respecto a cómo PJ "se ha plegado permanentemente al tema de las negociaciones" con el gobierno venezolano, a los "manejos poco transparentes" y "formas de lealtad hacia ciertos sectores del gobierno". Lo que más se repite en el análisis es la poca confianza de la base del partido y la poca posibilidad de representar a grupos sociales, asuntos que pudieron originarse por razones ideológicas o por razones económicas, "simplemente agotaron la capacidad que podían tener de representar, pero también agotaron la esperanza", dijo el analista y docente Daniel Varnagy.
La nota analiza la decisión que tomó la élite del partido derechista en 2021 al designar como candidato a la Alcaldía de Caracas a Tomás Guanipa por encima de un "activista" como Roberto Patiño, quien instrumenta trabajos asistencialistas a través de las ONG Mi Convive y Alimenta La Solidaridad. Las cuentas de ambas organizaciones en Twitter denotan vinculaciones con medios como El Pitazo, Crónica Uno, El Cooperante, El Nacional, Projuris, Correo del Caroní y Runrun.es. Además realizan "activismo" con otras ONG internacionales como AccessNow, financiada tanto por los gobiernos de Dinamarca, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, Canadá y Alemania como por corporaciones transnacionales como Verizon, Google, Meta, entre otras.
En la misma nota, el sociólogo Francisco Coello critica que en PJ "pareciera no haber una línea clara sobre los métodos de lucha para la búsqueda del cambio político", sin embargo, lo que realmente critica es que no sea una formación política con acciones extremistas como Voluntad Popular.
Por su parte, la politóloga Nancy Requena, de la Universidad Metropolitana, coincide con los otros consultados para este trabajo que no solo PJ ha malgastado su capital político, sino que ese es un rasgo común con otros partidos de la oposición.
La reconstrucción del tejido político de PJ, y de otros partidos del antichavismo venezolano como Fuerza Vecinal, pasa por la comprensión en sus élites de una realidad tangible: dado que no hay consenso en torno a un liderazgo unitario, estarían obligados a buscar en lo regional y local la manera de acumular fuerzas y poder, así sea de manera aislada, para un programa único antichavista.
Sobran evidencias de que les falta mucho para aceptar esa realidad, así como les costó entender que no sería fácil vencer al chavismo en lo político.