Desde que el presidente Gustavo Petro ganó las elecciones se abrió la posibilidad de que Colombia y Venezuela retomaran las relaciones binacionales, fracturadas durante el gobierno de Iván Duque.
Estre los principales temas de la agenda de Petro para restablecer las relaciones diplomáticas estaba la devolución de la empresa petroquímica Monómeros, secuestrada por el clan Guaidó bajo el amparo del saliente presidente, y la reapertura de la frontera, que se convirtió en la puerta de entrada de los intentos de ataque imperial contra el país.
Estos puntos eran sensibles para ambos países y por ahora se cumplió la devolución de la empresa con sede en Barranquilla. La reapertura de la frontera de más de 2 mil kilómetros es el próximo paso y desde principios de mes se anunció que el 26 de septiembre se llevará a cabo.
Por su parte, el presidente Nicolás Maduro en agosto propuso crear una Zona Económica Especial (ZEE) binacional que abarque los estados fronterizos de Venezuela y Colombia como ensayo. En un principio se habló de 2 mil millones de dólares en intercambio comercial mientras que el embajador de Colombia en Caracas, Armando Benedetti, pronosticó que se llegará a los 10 mil millones.
Más allá de lo diplomático, ambos países tienen grandes intereses económicos producto del intercambio comercial, incluso energético. Este paso es una derrota para quieres cambiaron la agenda de cooperación por la destituyente.
De acuerdo a medios colombianos, los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander serán habilitados para el transporte de carga a partir de la fecha estipulada. El puente Simón Bolívar comunica a la localidad de Villa del Rosario, en el área metropolitana de Cúcuta (Colombia), con San Antonio del Táchira (Venezuela). Mientras que el puente Francisco de Paula Santander une a Cúcuta con Ureña (Venezuela).
Si bien aún no está confirmada totalmente la presencia de ambos mandatarios en la reapertura. Todo parece indicar que, de acuerdo a lo pautado, el lunes a las 10 de la mañana se abrirá el paso fronterizo que estuvo cerrado por siete años.