Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

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La elección del abanderado de la izquierda en Chile concentró atención por las expectativas que se abren en el actual momento chileno (Foto: AFP / Getty Images)
Un análisis de conjunto

Perspectivas de las primarias en Chile y la lección de Perú

Este domingo 18 de julio, se realizaron las elecciones primarias en Chile de cara a las presidenciales de noviembre. Esta elección fue muy relevante por sus resultados y porque sigue centralizando interés en la región, al compás de los eventos que siguen generándose en el país sudamericano.

Las elecciones primarias en Chile están regladas en el sistema electoral público para que coaliciones de partidos elijan candidatos. En el caso de este año, dos coaliciones se midieron, mientras otros partidos, entre ellos el Partido Socialista (PS), irán a dialogo con otras organizaciones para definir su abanderado o podrían irse solos a la cita de noviembre.

Sobre los resultados

Por la izquierda, contra todo pronóstico, el diputado del Frente Amplio (FA) Gabriel Boric fue elegido con el 60,2% de los votos como candidato de la coalición Apruebo Dignidad para las elecciones del 21 de noviembre.

Boric derrotó a Daniel Jadue, alcalde de Recoleta y abanderado sobresaliente del Partido Comunista (PC).

Por la derecha, Sebastián Sichel fue elegido con el 48,6% de los votos como candidato de la coalición oficialista Chile Vamos, derrotando a Joaquín Lavín. Sichel también fue electo contra los pronósticos de encuestadoras.

La elección tuvo resultados inesperados, por lo que se constata un nuevo episodio en elecciones latinoamericanas donde las encuestadoras no están interpretando asertivamente al electorado.

En términos globales de votación, con un 56,57% de los votos válidos emitidos, y cuando el escrutinio del Servicio Electoral (Servel) alcanzaba el 99,99% de las mesas, el pacto Apruebo Dignidad se impuso ampliamente como el bloque más votado durante estas elecciones primarias, frente a un 43,42% de sufragios que sacó el oficialista Chile Vamos.

Los votos emitidos sumaban en total 3.094.781, de los cuales 1.750.889 (56,57%) marcaban como preferencia a alguno de los candidatos del bloque de izquierda.

El padrón electoral en Chile es de más de 14 millones de votantes dentro y fuera del país. Aunque varios partidos, entre ellos el PS, no se midieron en las primarias y aunque unas primarias suelen tener baja participación, es un hecho que esta elección se unió a la seguidilla de elecciones donde gana la alta abstención.

Léase la complejidad del cuadro político. Aun con las grandes turbulencias y el estallido de 2019 hasta la elección Constituyente de este año ni la derecha ni la izquierda logran movilizar electores y la abstención sigue ganando holgadamente.

Sobre los ganadores

La elección de Boric y Sichel, para sus respectivas coaliciones, guarda rasgos comunes. Ambos eran los segundos entre los favoritos y además eran los llamados "moderados" dentro de sus coaliciones.

Sebastián Sichel fue funcionario del gobierno de Piñera, es considerado un hombre de derecha institucional y con lenguaje de centro. Entretanto, Gabriel Boric, diputado por el todavía novísimo Frente Amplio, se enmarca en la centroizquierda, proviene de la lucha estudiantil y guarda rasgos socialdemócratas.

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Boric y Sichel resultaron ganadores y ambos son considerados "moderados" y "centristas" en sus respectivas coaliciones (Foto: El Mostrador)

Dicho de otra forma, parece que la cautela, el pragmatismo, la elección de "no radicales" o "políticos en quién confiar" son el criterio que prevaleció entre los electores.

La elección por la izquierda y sus adentros

La elección deja mucho por analizar en las fuerzas de la izquierda que conforman la coalición Apruebo Dignidad. En el ímpetu del estallido, de la lucha estudiantil, de la lucha mapuche y de la formación de la actual Constituyente se suponía que Daniel Jadue resultaría favorecido, por ser el más sobresaliente de la izquierda, con las encuestas a favor y por su registro político en funciones de gobierno como reelecto Alcalde de la popular Comuna de Recoleta.

Pero el resultado favoreció a Gabriel Boric, dejando un mal sabor entre muchos progresistas chilenos y del extranjero. La sensación por analizar entre los afectos a la coalición Apruebo Dignidad es que, contando ya con un abanderado, no hubo celebración en la llamada Plaza de la Dignidad. Este detalle refleja un estado anímico a considerar.

Una de las incertidumbres sobre el inesperado resultado yace en la posibilidad de que sectores de la antigua concertación, concretamente electores de centro en el PS y otras formaciones, hayan votado a Boric para evitar que ganara Jadue. Esa posibilidad tiene asidero a partir del resultado que se constata por la ventaja holgada e "inesperada" de votos a la izquierda en comparación con la derecha. Pero sigue sin ser concluyente.

El mismo Daniel Jadue desestimó esa posibilidad luego de la elección, aunque sin profundizar. Dijo que "no es que la derecha haya salido a votar en nuestras primarias, son nuestras propias debilidades".

Sin embargo, es ampliamente posible que votantes, posiblemente provenientes del PS, sí hayan votado por Boric, esto se deduce a partir de encuentros que este tuvo con la abanderada de ese partido, Paula Narváez, poco antes de la elección, que sirvió para reforzar su imagen de hombre abierto, pragmático, moderado y convocante, especialmente a los votantes históricos que se identifican de centro.

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La campaña de Gabriel Boric fue variopinta tanto en su imagen como en su oferta de campaña. No apta para izquierdistas militantes a ultranza. (Foto: CNN Chile)

La campaña de Daniel Jadue tuvo debilidades claves que yacen desde su propia composición orgánica. Al estar caracterizada por un pluralismo, pero dentro de la izquierda, la campaña de Jadue se atrincheró en niveles y temáticas de discurso que calaron profundamente entre un reducido grupo político.

Esa posibilidad y también la de que votos socialdemócratas favorecieran a Boric fueron señaladas antes de las elecciones acorde a datos en el espectro digital.

A dos días de la elección se revelaron datos emanados del informe pre-primarias del laboratorio multidisciplinario de escucha de las redes sociales, Social Listening Lab, SoL-UC. Dicho análisis cuantificó y clasificó los datos arrojados en interacciones de usuarios en redes sociales, de acuerdo a los contenidos emanados de las campañas de Boric y Jadue.

El estudio buscaba, a través de una serie de indicadores (como el de "Impacto Digital" y el de "Diversidad de Alcance"), medir la capacidad de sintonizar de los candidatos con varias comunidades de electores.

Este informe acertó cuando señaló antes de la elección: "el impacto digital y la diversidad de alcance se traducen en movilización de votantes, entonces se espera que el Pacto Apruebo Dignidad convoque una cantidad significativamente mayor de votantes que el Pacto Chile Vamos", dijo el informe. Efectivamente así fue.

Sobre Boric versus Jadue señala el estudio que los seguidores del primero "tienden a tener mayor diversidad tanto interna como en su interacción externa, con respecto a la de Jadue; Sin embargo, la comunidad de Jadue muestra una integración interna mucho mayor".

En otras palabras, los afectos a Jadue interactuaron muchísimo, pero entre ellos, mientras que Boric logró convocar, con otros códigos, más allá de los relatos y oferta de campaña de la izquierda, logrando abordar y atraer a otros sectores no identificados con la izquierda.

De acuerdo al informe, la comunidad de alcance digital de Boric es más heterogénea que la de Jadue.

Jadue hizo una campaña para ganar el apoyo de la coalición atrincherándose en el discurso de la izquierda más a la izquierda, tratando de persuadir a quienes ya estarían convencidos en apoyarlo, sin lograr convocar a sectores más allá del ala dura de las simpatías en Apruebo Dignidad.

En referencia al territorio, Jadue prefirió disputar con Boric las preferencias en la izquierda, principalmente en el Eje Metropolitano de Santiago, en lugar de ir por un electorado cautivo y abstencionista que claramente permanece en Chile y que está en la amplitud del territorio nacional.

Adicionalmente, Jadue no se acercó a muchos códigos del chileno común en el interior del país y, por ende, no logró convocarlos en esta elección. En efecto, debe considerarse que ningún candidato, ni de izquierda ni de derecha, ha logrado tal cosa.

Las diferencias entre los candidatos jugaron a favor de Boric, pues a partir de su encuentro con Narváez logró imponer la cuña diferenciadora de que "no se gobierna solo con los que piensan igual a ti", en respuesta a los cuestionamientos del alcalde de Recoleta, quien atacó en esa oportunidad a Boric señalando que "no pierden oportunidad de dar una señal a la Concertación".

En consecuencia, Boric se posicionó como un convocante moderado y Jadue fue fuertemente atacado y tildado de radical. En una elección con participación tan reducida era evidente que los atrincheramientos jugarían en contra para quien los asumiera y tal fue así contra Jadue.

Gabriel Boric frente a la derecha

Daniel Jadue ha otorgado inmediatamente un apoyo "incondicional" a Boric, apelando a que lo que está en disputa es el proyecto histórico y no su candidatura. Sin embargo, esto no significa que todos los seguidores de Jadue apoyarán a Boric. Entendiendo reacciones tradicionales atomizadoras en la izquierda, es altamente probable que algunos sectores no apoyen a Boric enérgicamente, pues este les ha dado algunas razones para ello.

Boric ha fijado posturas de ruptura con los gobiernos revolucionarios de Venezuela, Nicaragua y recientemente con Cuba en el marco de su actual coyuntura, Boric declaró de manera muy adversa contra la isla. Aunados a otros temas de la política chilena, esto le otorga la desconfianza de ciertos grupos en la izquierda.

Su desafío será en la medición con la derecha en noviembre. Se debe contar con el hecho de que Paula Narváez por el PJ podría participar en la elección, o que el PS dialogue con el Partido Demócrata Cristiano y propongan a Yasna Provoste, actual Presidenta del Senado.

Aunque Provoste y Narváez tengan hoy pocas probabilidades de ganar, cualquiera de ellas podría sedimentar el piso de la "centro-izquierda" que Boric aspira como base electoral.

Al Boric mimetizarse con la socialdemocracia irá frente a la derecha con un caudal de votos comprometido si el PS alza a Narváez o a Provoste con fuerza, cuestión que no es imposible, entendiendo que ambas trabajaron en el gobierno de Michelle Bachelet, quien sigue siendo un referente en ese país.

La candidatura de Boric sigue sin reconocer un importante capital político cautivo, no identificado ni con la derecha tradicional ni con la izquierda dura de Apruebo Dignidad. Un sector que tiene desdén por la lucha mapuche, el lenguaje de género y demás banderas del progresismo, pero que sigue siendo pueblo llano, formado con lógicas aspiracionales fundadas en el neoliberalismo y que se sienten defraudados.

Se trata de un sector con sentidos comunes y aspiraciones más fundadas en lo cotidiano, que prácticamente siguen invisibles en los discursos de campañas. Son un punto de atención.

Justo ahora el Senado promueve una reforma para el reinstalar el voto obligatorio en Chile, reforma que de aplicarse en noviembre podría cambiar todo, pues los indicadores políticos se están cuajando sobre una base de abstención muy grande, como ha sido recurrente en Chile.

De ahí que con o sin ese escenario de votación obligatoria la campaña de Boric tendrá el desafío de recomponer sus códigos de campaña y oferta electoral para ir con gran énfasis hacia esos sectores cautivos que serán indispensables.

La lección peruana

Para concluir, pongamos otra perspectiva en el asunto. ¿Por qué Pedro Castillo en Perú sí logró dar la sorpresa y Jadue no, si ambos países vienen de un largo período neoliberal con sus respectivas poblaciones indignadas y hartas de sus élites?

Como hemos sugerido, hay un Chile que no se ha visto en las manifestaciones desde 2019 y que parece no tener representación ni en la izquierda ni en la derecha.

Hablamos de un sector que Castillo sí ha llevado a movilizarse en el plano electoral, pero que en el político ya tenía unos años liderando como operador sindical de alto nivel.

Que los candidatos chilenos solo proyecten una visión cosmopolita no permite que un gran espectro del país se sienta identificado políticamente y acuda con frecuencia a las citas electorales.

Esa misma masa ha sido la que llevó a Castillo a ser electo presidente de un país tradicional e históricamente conservador. Se podría decir que el nuevo mandatario peruano ha dado una lección de cómo se debe entender la política y hacia dónde tiene que trazarse un discurso que pueda ser asimilado por los sectores de la sociedad excluidos durante largo tiempo de los circuitos políticos y electorales.

Es una lección que surge en Sudamérica desde hace décadas, donde las mayorías empobrecidas, en la ciudad y en el campo, han sido protagonistas de momentos clave en su historia reciente: Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, y ahora Perú, son ejemplos de ello.

Si bien Jadue tenía la vía libre para disputar los espacios fuera de las ciudades, no tomados por la inercia política del establishment chileno, decidió contender a Boric en Santiago y salió vencido en unas primarias clave para la izquierda cosmopolita del país austral.

Es hora de tomar nota de esta y otras experiencias en la región que dan luces sobre cómo interpretar el momento político de América Latina y el Caribe. De lo contrario, quienes pretenden representar un cambio legítimo en sus respectivos países van a seguir repitiendo las mismas fórmulas que sirven solo a quienes le interesan que nada cambie.

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