Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

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Proveniente del Perú profundo, Castillo se abrirá paso en la difícil institucionalidad peruana (Foto: Martín Mejía / AP Photo)
Elecciones con final de fotografía

Pedro Castillo gana en Perú: recuento de una épica y futuros desafíos

De acuerdo a los cómputos del ente comicial, este miércoles 9 de junio a las 8 am (hora de Lima), con un 99.79% de actas procesadas y un 98.33% de actas contabilizadas, el candidato Pedro Castillo alcanzó 8 millones 735 mil 448 votos para un 50.206%, mientras que Keiko Fujimori obtuvo 8 millones 663 mil 648 para un 49.794%.

La diferencia es mínima, por 0.4 décimas para Castillo, aunque podría ampliarse ligeramente considerando que quedan votos rurales que contabilizar y dado que el voto en el extranjero, favorable a Fujimori, ha sido escrutado al 100%.

Sin embargo, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), el ente comicial organizador, ha reseñado la existencia de actas impugnadas u observadas (cuestionadas) por los partidos Perú Libre y Fuerza Popular. La cifra es de 1 mil 260 actas, de las cuales 457 están impugnadas por dudas en el conteo de votos.

Estas irán ahora al Jurado Nacional de Elecciones (JNE), un ente autónomo de la institucionalidad peruana, cuya responsabilidad será determinar el destino de las actas y votos que están bajo condición de impugnación.

De acuerdo a algunas posibilidades matemáticas, solo si ese proceso de desarrolla de manera arbitraria o selectiva contra Perú Libre podría revertirse el saldo electoral definido hasta el momento, si se da la anulación de actas favorables a Castillo y el conteo de actas favorables a Fujimori.

Esta posibilidad, latente, pero que aún debe considerarse remota, viene con el desarrollo de la reñida contienda ahora en instancias jurisdiccionales de la JNE o, dicho de otro modo, la resolución de las elecciones por vías burocráticas.

Pedro Castillo y Keiko Fujimori habían firmado un compromiso de respetar los resultados electorales. Sin embargo, este lunes 7 de junio Fujimori se afanó en denunciar "indicios de fraude en las mesas electorales" durante los comicios disputados el domingo. "Ha venido ocurriendo una serie de irregularidades que nos preocupan y creemos que es importante evidenciarlo. Hay una clara intención de boicotear la voluntad popular", dijo.

Fujimori denunció que Castillo estaría empleando la impugnación de actas para dilatar los conteos y su partido aseguró en la tarde del mismo lunes que un 80% de las actas impugnadas favorecen a la candidata.

"Convocamos a los ciudadanos para que nos ayuden", subrayó Fujimori en rueda de prensa, llamando a sus simpatizantes a reportar "irregularidades". Esto desató una reacción entre sus seguidores en las afueras de varios centros electorales en distintas ciudades, y un importante número de "denuncias" en redes sociales y ante la ONPE que han supuesto nuevas trabas al lento "Conteo Rápido" del ente comicial peruano.

Las elecciones presidenciales lidian, además, con la debilidad de que todos los subsistemas primarios de la actividad comicial son manuales.

Entretanto, Pedro Castillo, quien desde la noche del domingo alertó a sus seguidores y miembros de mesa a mantenerse "vigilantes" y organizar vigilias, el lunes 7 se trasladó a Lima, donde ha concentrado a sus seguidores en las afueras de la casa de su partido, llamándoles a "aguardar con paciencia" la continuidad de los conteos y resolución de impugnaciones.

Desde el martes 8 en la noche y luego de los conteos de votos en el exterior, que no lograron revertir las tendencias, el ambiente es festivo para Castillo y sus seguidores.

La épica y el símbolo

Pedro Castillo, llamado "El Profe" por su profesión, con maestría en Psicología Educativa incluida, proviene de un sector de la población rural muy querido y respetado: el de los maestros rurales.

Reconocidos por ser autoridades morales y por su vocación de trabajo, los maestros han sido durante años un potencial político que nunca había emergido en estos términos tal como ahora ha ocurrido.

Esto se explica dado que la Red de Maestros Rurales de Perú, agrupados en instancias sindicales, se desplegaron a favor de Castillo y del símbolo del novísimo partido Perú Libre, cuyo logo es un lápiz. Esta red territorializada en el Perú rural y en las periferias urbanas hicieron una campaña desde la base, con muy pocos recursos y prácticamente contando con aportes de las capas sociales más pobres y de organizaciones campesinas.

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En el tradicional "desayuno electoral" de Perú, Castillo se presentó en su muy modesta vivienda junto a su familia en Tacabamba, departamento de Cajamarca (Foto: Ernesto Benavides / AFP)

Perú Libre es un partido que se declara socialista. Manifiestan sin tapujos abrazar "el marxismo y el mariateguismo". El símbolo del lápiz ubica a la educación como un elemento irrenunciable del movimiento y su visión para el país.

La oferta de campaña de Castillo se fundó en "ideas-fuerza" muy sencillas, pero poderosas: lucha contra la corrupción, regulación del Estado a la actividad privada, inversión en la educación, atención a los desposeídos y especialmente una nueva Constitución para hacer todo ello posible, la cual sería redactada mediante una Asamblea Constituyente.

El discurso de Castillo fue directo, llano y vigoroso, casi sin cortapisas en algunos temas. Rehuyó de ir a la prensa privada y evitó lidiar con algunas entrevistas parcializadas que pudieran ridiculizarlo. Fue estigmatizado por su sombrero, por su acento y su procedencia.

El resultado electoral evolucionó con final de fotografía, pero a mediados de abril Castillo tenía más de 20 puntos de preferencia sobre Fujimori. Su descenso se debió a la dura y efectiva campaña que desplegó el fujimorismo, que contó con la mayoría de los medios (excepto La República, que se mantuvo ponderado).

Keiko contó con enormes aportes a la campaña provenientes de la clase alta y se afianzó en un discurso que atizó temores contra el comunismo. En efecto, en varias oportunidades la campaña de Castillo tuvo que desmentir que los pequeños comerciantes no serían despojados de sus comercios y que las familias no serían expulsadas de sus viviendas.

Fujimori empleó la situación de los venezolanos en Perú, exponiéndolos y usándolos como escenografía de campaña y alertando de "no convertir a Perú en otra Venezuela", para lo cual contaron con la visita de Leopoldo López y Lilian Tintori.

La ingeniería de difusión en redes de Keiko fue claramente contundente y costosa, con mensajes plagados de fake news y donde se catalogó a Castillo de "dictador, asesino y terrorista".

Frente a esas condiciones, la épica de "El Profe" y el símbolo del lápiz yace, en buena medida, en que, pese a haber estado seriamente en riesgo, esta campaña logró imponerse a contracorriente de muchos manuales de campañas electorales, sin discursos edulcorados, sin poses ambivalentes, sin grandes recursos, con mínimo uso de las nuevas tecnologías y desde lo profundo de las comunidades en un cara a cara permanente.

Nuevo punto inicial y mutación de la profunda crisis

El ascenso de Castillo a la presidencia será tumultuoso y en un contexto muy conflictivo. Este será proclamado para ser investido en el cargo el 28 de junio, en la emblemática fecha del Bicentenario del país andino. Todos estos componentes, tanto como su propia épica así como la de sus seguidores imponiéndose en el máximo sitial de la política peruana, se traducen en un hito enorme en la historia reciente de Perú.

Sin embargo, el cuadro político que le precede y que le aguarda a Castillo es sumamente complejo.

La primera arista yace en su propia elección, pues se desarrolla mediante presiones máximas de Fujimori en la impugnación, socavando no solo a las instituciones peruanas, sino la legitimidad del presidente electo. El nuevo presidente asumirá el cargo en medio de otro nudo crítico en la caldeada política peruana.

Seguidamente, le aguarda una base política inestable, pues esta contiene a una cuota de votantes que le ha apoyado circunstancialmente. Aunque buena parte del electorado de Perú asumió la candidatura de Castillo mediante una aspiración real de cambio, también es cierto que "su" base electoral está compuesta de amplios sectores que rechazaron la candidatura de Keiko.

Pero la más grave crisis peruana a ser abordada por Castillo está a la vuelta de la esquina. El nuevo presidente trae consigo la propuesta de fundar una Asamblea Constituyente y cambiar la Constitución peruana. Ha denunciado la existencia de poderes y competencias superpuestas que se han traducido en niveles aberrantes de judicialización de la política, que han sumido a ese país en una inestabilidad sin precedentes. A Perú hay que "refundarlo", ha dicho.

Perú ha tenido tres presidentes luego de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski en 2018 por escándalos de corrupción. Es el único país del mundo donde todos sus expresidentes con vida han sido judicializados y, adicionalmente, la institucionalidad, atomizada por sus tendencias partidistas y grupos de interés, se encuentra en permanente enfrentamiento y disputa al punto de la ingobernabilidad.

El desmantelamiento de toda esa estructura mediante una nueva Constitución y la formulación de un nuevo marco institucional será un enorme desafío para "El Profe".

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Castillo asumirá el liderazgo de una institucionalidad viciada y deslegitimada (Foto: Reuters)

Las primeras trabas, no solo para la convocatoria a Constituyente, sino para las propias actuaciones regulares del gobierno ejecutivo, vendrán del parlamento electo el pasado 11 de abril. El novísimo partido de Castillo logró 37 escaños de los 130 que componen el parlamento unicameral. La segunda fuerza en la cámara es precisamente Fuerza Popular de Fujimori con 24 escaños, mientras que otros partidos de derecha en sumatoria conforman un remanente sólido que se constituirá como oposición política, que podría ser claramente mayoritaria si se unen al fujimorismo.

La candidatura de Castillo provocó la unión circunstancial de fuerzas antagónicas al fujimorismo en la misma derecha peruana. No hay que descartar, entonces, que ante la posibilidad de reformas profundas promovidas por Castillo estos factores puedan unirse para sostener su statu quo y proteger el maltrecho andamiaje institucional.

Perú adicionalmente cosecha el saldo de los estragos económicos y sociales dejados por la pandemia. La caída fue de 11% en el PIB y la crisis ha dejado una nueva estela de pobres. La pandemia incrementó en 10 puntos la pobreza acorde a datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Cifras de 2019 aseguran que el país ya tenía a más de un tercio de su población en condiciones de pobreza medidas por ingreso en hogares y necesidades básicas insatisfechas.

El cuadro es mucho más grave en el Perú rural. La pobreza en 2020 afectó al 45,7% de esa población. El medio rural comprende a grandes regiones que han sido relegadas de la concentración de recursos que van, principalmente, a Lima y su eje Metropolitano.

Para Castillo será clave ahora encontrar formas de sostener legitimidad y liderazgo, fortaleciéndolo ahora desde la gestión de gobierno, con los desafíos que las circunstancias le impongan.

El evidente agotamiento de las formas de legitimidad tradicional en los partidos políticos, así como la viciada institucionalidad donde debe navegar, le demandará gobernar más allá de las cúpulas institucionales y partidistas y tendrá que hacerlo desde y con una amplia base social no representada en esas instancias, a saber, fuerzas campesinas, maestros, organizaciones sociales y movimientos de base con aspiraciones gremiales, pero con una visión compartida de país.

El impulso de sus propuestas en la inestable política peruana trae para Castillo los riesgos de ser judicializado y engullido por la maquinaria institucional. Pero, a diferencia de los demás políticos, "El profe" es un hombre sin prontuario por corrupción y los peruanos ya están en gran medida hartos de la diatriba judicial.

Castillo ha movido fibras políticas en su nación, pero también ha despertado el afecto, situación que da un potencial movilizador a su gobierno. El punto actual de impulso inicial, antes de que empiece a ser carcomido por la diatriba peruana, será esencial para el avance estratégico de su propuesta y las aspiraciones de millones de peruanos que le acompañan ahora fervorosamente.

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