Recientemente el prófugo de la justicia venezolana, Leopoldo López, acudió al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra, pero lo curioso es que no fue en representación de los venezolanos sino de una ONG, hecho que pone sobre la mesa la importancia de regular el funcionamiento de estas organizaciones que pueden fungir como caballos de Troya en el país.

El acontecimiento, además de violar las normas para la exposición de relatores, deja entrever el peso que tienen las ONG en el proyecto constante de perpetrar un cambio de régimen en Venezuela. López asistió al evento como vocero de dos organizaciones que son catalogadas como el enclave sionista contra el país.

El susodicho asistió en calidad de miembro de UN Watch e Ingénieurs du Monde, organizaciones que actúan a lo largo y ancho de la institucionalidad y las agencias de la ONU. Hay que recordar que estas ONG firmaron acuerdos para impedir el ingreso de Venezuela en el Consejo de DD.HH. de la ONU.

Como era de esperarse enfiló su discurso contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, lo acusó de violar los derechos humanos y de ser responsable de la migración venezolana en los últimos años, narrativa que ha sido usada para imponer el régimen de "sanciones" criminales contra la nación.