Un reporte periodístico de The Intercept revela que la CIA permanece en Ucrania y sus operaciones, así como la cantidad de efectivos, han aumentado considerablemente desde mediados de este año. Si bien la investigación está orientada a desestimar la operación militar rusa, deja entrever detalles del accionar del organismo de inteligencia en suelo ucraniano.
Uno de esos detalles es que la CIA se ha atribuido las últimos avances de Kiev en el campo de batalla, al tiempo que han minimizado sus fallas o malas predicciones durante la guerra abierta que empezó en febrero de este año. Por ejemplo, habían dicho que Rusia tomaría Kiev y, ante tal derrota, Ucrania debía prepararse para la guerra de guerrillas.
Al tanto de la situación, el mismo presidente Biden ordenó la retirada de parte de los activos de la CIA en aquel momento pero, al darse cuenta del mal cálculo, no solo devolvió el enclave, sino que lo reforzó y lo ha seguido reforzando desde entonces.
"Las operaciones secretas de Estados Unidos dentro de Ucrania se llevan a cabo bajo un hallazgo de acción encubierta presidencial", refiere el medio.
El personal de inteligencia estadounidense no es reciente en Ucrania, opera desde la era Obama tras el Euromaidán. En marzo, Avril Haines, directora de inteligencia nacional, reconoció durante una audiencia del Comité de Inteligencia del Senado que la CIA no lo hizo bien "en términos de predecir los desafíos militares que [Putin] ha encontrado con su propio ejército".
Con fallas o no en sus predicciones, lo que queda claro es la intervención directa de la inteligencia estadounidense en el conflicto en Ucrania. Poniendo a disposición de Kiev no solo sus sistemas de radares y todo el aparato militar, sino personal dispuesto en las zonas de combate.