Un informe del Instituto de Análisis Económico y Financiero de la Energía (IEEFA), que se encarga de compilar datos sobre el flujo de gas en el continente europeo, señala que de enero a septiembre de este año dicha región importó aproximadamente la misma cantidad de GNL ruso que en el mismo período de 2022.
Esto contradice la política de no dependencia de los hidrocarburos rusos acordada cuando empezó la operación militar en Ucrania. Se supone que desde el inicio de la guerra se estaban reacomodando las infraestructuras de almacenamiento para reducir su sujeción al gas ruso en al menos 155 mil millones de metros cúbicos (bcm) antes de 2030.
Sin embargo, España y Bélgica duplicaron sus importaciones de GNL desde la Federación durante el período en comparación con el mismo lapso del año pasado, mientras que Francia experimentó un aumento de 40% en las importaciones.
En total, la UE ha gastado alrededor de 5 mil 500 millones de euros en GNL ruso, lo que es un indicador de que todo el esfuerzo que se está haciendo para almacenar gas de otras fuentes no está saliendo bien.