El pasado 24 de agosto se dio a conocer que los Brics inician un proceso de ampliación que incluiría seis nuevos miembros: Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Irán y Argentina.
Si bien el anuncio fue positivo desde la perspectiva de los más de 40 países que habían mostrado interés en integrarse al bloque, no quedó muy claro el criterio que usaron los fundadores para extender la invitación a los seis países previamente mencionados.
Quedó en evidencia, sí, la importancia que la instancia otorga a la variable energética y productiva, así como geográfica y política, en esas nuevas adhesiones.
Sobre el ingreso específico de Argentina, dos variables pudieran explicar el mismo: el tamaño de su economía —tercera en la región— y el hecho de que tres de las economías Brics figuran como principales socios comerciales del país —para 2022—: Brasil (1°), China (2°) e India (4°).
No obstante, los casos de Brasil y China deben ser analizados de forma particular: por la interdependencia que se mantiene con el primero a partir de Mercosur, y por la moneda del país asiático, que aspira a convertirse en el mediano plazo en una divisa de importancia en el comercio internacional.
Junto con el anuncio del ingreso al bloque de los "emergentes" se venía haciendo pública la solicitud de Brasil, primer socio comercial de Argentina, de asegurar el pago de sus exportaciones hacia el país en yuanes, moneda del primer socio comercial de Brasil y segundo de Argentina, China.
No perdamos de vista que, en marzo, Brasil y China firmaron un memorándum de cooperación que ayudará a promover el "comercio y la inversión bilateral" en yuanes-renminbi.
Aunque la propuesta no avanzó en los términos planteados debido al contexto actual de Argentina, la sola idea podría estar dando claros indicios de cómo esta posibilidad aliviaría la situación de compromisos internacionales que mantiene Argentina sin que se afecte el comercio bilateral con, por ejemplo, sus principales socios: Brasil y China.
BRICS: financiamiento e inversión
Entre 2016 y 2019 Argentina se endeudó a niveles récords con el Fondo Monetario Internacional (FMI): en solo cuatro años el compromiso en moneda extranjera creció en más de 100 mil millones de dólares, asfixiando con ello las finanzas públicas durante un lapso importante y limitando toda posibilidad de crecimiento y de desarrollo económico y social.
Tras iniciar un proceso de renegociación por más de dos años, se alcanzó un nuevo acuerdo para refinanciar los vencimientos del programa pautado en 2018. El programa reajustado estableció un período de repago de cada desembolso de 10 años, con un lapso de gracia de cuatro años y medio, lo que implica comenzar a pagar la deuda a partir de 2026 y hasta 2034.
Con este recuento queremos destacar lo comprometida que estarán las finanzas argentinas en los próximos años que, en un contexto de contracción de exportaciones —especialmente de soja por la fuerte sequía que azota el país— y reducción en la captación de divisas, complican aun más el escenario actual.
En tal circunstancia, ubicar nuevas fuentes de financiamiento y mecanismos que fomenten el ahorro de divisas, manteniendo y aumentando los niveles en las reservas —para garantiza estabilidad monetaria— y asegurando divisas para las importaciones de bienes intermedios e insumos que servirán para futuras exportaciones, son aspectos en los que Argentina puede apalancarse de los Brics.
En una entrevista realizada al canciller argentino Santiago Cafiero, reseñada por Bloomberg, se destaca que la posibilidad de encontrar nuevas fuentes de financiamiento e inversión, y la captación y consolidación de nuevos mercados para las exportaciones argentinas, representan oportunidades que encuentran en el espacio Brics un terreno fértil que se debe aprovechar.
Ya Sergio Massa en abril de 2023 lograba acordar con el gobierno chino la opción de pagar importaciones que realizaba el país desde China en yuanes, con lo que se buscaba —como se comentó anteriormente— aliviar la demanda de dólares y reservar los pocos que consigue para otros fines.
Para China es una demostración más de los canales que el yuan mantiene en el comercio internacional, ya no solo a nivel transfronterizo —donde hay una prevalencia— sino en zonas tan lejanas como Suramérica.
La incertidumbre de las elecciones
El domingo 13 de agosto de 2023 se realizaron en Argentina las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, llamadas también PASO, donde se escogerían los candidatos que participarán en las elecciones presidenciales del 29 octubre de 2023.
De acuerdo con los datos oficiales presentados, con 97.4% de las mesas escrutadas, el líder del partido La Libertad Avanza, Javier Milei, obtuvo 30% de apoyo, casi el doble que Patricia Bullrich, y nueve puntos por delante de Sergio Massa. Estos resultados presentan un panorama electoral incierto de cara a las elecciones presidenciales de octubre, donde la posibilidad de un viraje hacia la derecha o extrema derecha se hace cada vez más probable.
Así, tras el anuncio de la incorporación de Argentina al bloque de los Brics, tanto Javier Milei como Patricia Bullrich, representantes de la oposición a la actual administración, han anunciado que no acompañarán tal iniciativa ya que en ambos casos prefieren mantener la inserción internacional a través de lo que han llamado las democracias occidentales.
Sin embargo, pareciera que la realidad y el pragmatismo económico podrían terminar de imponerse más allá de lo declarado recientemente.
Con estas expresiones, el ingreso a los Brics se incluirá en la larga lista de inciertos —dolarización, eliminación del Banco Central, por solo citar algunos— que dejaron los resultados de las PASO, y que comprometen la estabilidad y continuidad institucional del país.
Retractarse o no continuar con el proceso de ingreso en la susodicha plataforma luego de confirmarse un viraje político el 29 de octubre sumaría otro capítulo a la contradictoria saga de la política exterior de Argentina en espacios de integración y diálogo político, entre los que destacan los casos de Carlos Menem, quien sacó a Argentina de los No Alineados, y de Macri, quien hizo lo propio con la Unasur, decisiones que han afectado la reputación y credibilidad del Estado argentino en un planeta que experimenta lentos pero transformadores cambios geopolíticos y geoeconómicos, en un contexto donde inexorablemente su centro de gravitación política-económica pivotea dessde Occidente hacia Oriente.