Entre rumores, cálculos y los hechos, se escucha el resquebrajamiento de uno de los países que lidera la Unión Europea: Alemania. Hay indicios de que no se trata solo de torpeza serial por parte de sus actuales autoridades, sino de un plan interélites en el que la población ciudadana llevaría las de perder.
Declive industrial en caliente (o no tanto)
Los precios del gas y la electricidad se han disparado en los últimos meses debido a las "sanciones" que la Unión Europea (UE) ha aplicado contra Rusia, y que han obligado al país euroasiático a cortar los flujos de gas. Ello ha dejado a muchas empresas industriales con costos de insumos demasiado altos para seguir siendo rentables, y muchos expertos económicos pronostican más problemas para el sector industrial central de Alemania.
Como los procesos industriales están encadenados a las fuentes de energía, es fácil entender cómo la crisis energética en Alemania se convierte en una crisis manufacturera: la capacidad de generar valor agregado a la materia prima proveniente del Sur Global va mermando y sus empresas ya no pueden competir debido a los vertiginosos costos energéticos.
Tal es el caso de la empresa siderúrgica ArcelorMittal, que recientemente cerró dos plantas en el país y está pidiendo una intervención política rápida. Las cifras de la Asociación de la Industria del Acero muestran cómo los costos energéticos adicionales este año superarán los 10 mil millones de euros, lo que equivale a una cuarta parte de la facturación anual media de la industria siderúrgica alemana.
Agencias de noticias informan que las empresas alemanas son cada vez más incapaces de acceder a los suministros de energía en el mercado, y la Asociación de Cámaras de Industria y Comercio de Alemania (DIHK) advirtió que la economía alemana simplemente dejará de funcionar si los suministros de energía se agotan.
El viernes 16 de septiembre, el gobierno de Alemania anunció que había "tomado el control" de la unidad alemana de la empresa petrolera rusa Rosneft, sus empresas filiales Rosneft Deutschland y RN Refining & Marketing, así como de sus tres refinerías en las ciudades de Vohburg y Karlsruhe, alegando que peligraba la producción de las destilerías de petróleo por la propiedad rusa de la compañía. Estas refinerías han dependido del suministro de crudo ruso a través del oleoducto Druzhba, que transporta petróleo desde la Rusia central a Europa.
El Ministerio de Economía y Protección del Clima, encabezado por Robert Habeck, anunció en un comunicado que Rosneft PJSC pasará a estar bajo tutela de la Agencia Federal de Redes, el ente gubernamental encargado del suministro gasístico, entre otros asuntos. Además la decisión va acompañada de un paquete que "traerá un impulso de transformación" a la región y apoyará a la refinería, para asegurar el suministro de petróleo a través de rutas alternativas de entrega.
Datos del Ejecutivo alemán revelan que la filial alemana de Rosneft representa alrededor de 12% de la capacidad de procesamiento de petróleo de Alemania, lo que la convierte en "una de las empresas de procesamiento de petróleo más grandes de Alemania".
Por su parte, Rosneft considera que la resolución de Berlín de entregar los activos alemanes de la compañía a las autoridades del país es ilegal y que "está en consonancia con el algoritmo impuesto por Estados Unidos para tratar con las compañías rusas en territorio alemán".
Además, la compañía rusa también señaló que, a pesar de la "difícil situación en el mercado energético alemán", Rosneft Deutschland siguió "cumpliendo con su obligación de suministrar productos petrolíferos en su totalidad y negoció los nuevos contratos necesarios para garantizar la seguridad del suministro", tanto en Alemania como en Polonia.
Este es el paso más reciente que ha dado el estamento político alemán, en una serie de acciones que se ha traducido en crujidos de su infraestructura energética y, por tanto, económica. Este colapso pudo haber sido planificado por algún adversario geopolítico del líder de la Europa actual, pero algunos documentos presuntamente filtrados dicen otra cosa, o alguien quiere decir algo a través de ellos.
"Debilitando a Alemania, fortaleciendo a Estados Unidos"
Un informe titulado así, supuestamente filtrado de RAND Corporation, pareciera revelar los verdaderos motivos detrás de la desestabilización europea y la guerra entre Rusia y Ucrania. El think-tank estadounidense nació después de la Segunda Guerra Mundial como una especie de grupo de expertos de investigación y desarrollo que reuniría a las mejores y más brillantes mentes de Estados Unidos para formular hipótesis y resolver problemas relacionados a la política estadounidense antes de que surgieran. RAND está financiada por el Departamento de Defensa (Pentágono) y otros departamentos gubernamentales estadounidenses.
Con sedes en Estados Unidos y Europa, lleva a cabo investigaciones en el ámbito de la defensa, el terrorismo, la educación, e incluso la salud. En materia de formulación de políticas para Washington, su impacto se aprecia en el funcionamiento de la sociedad, la política y la economía mundial.
El documento de seis páginas, publicado antes de que comenzara la operación militar de Rusia en territorio ucraniano, pareciera ser un producto destinado a la Casa Blanca y la comunidad de Seguridad Nacional, a saber: Jefe de Gabinete de la Casa Blanca (WHCS), ANSA, Departamento de Estado, Agencia Central de Inteligencia (CIA), Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y la Convención Nacional Demócrata (DNC).
En el informe, el think-tank predice que la economía de Estados Unidos está al borde del colapso, que el aumento de la deuda y la impresión descontrolada de efectivo, como resultado de la recesión económica provocada por la pandemia, han llevado a Washington a una posición precaria. Predicen que el continuo deterioro de la economía probablemente conducirá a la derrota del Partido Demócrata tanto en el Congreso como en el Senado en las próximas elecciones de noviembre, lo que abrirá la puerta a un juicio político contra Joe Biden en la próxima sesión del Congreso exhortando a que "no se puede descartar la destitución del presidente en estas circunstancias, que debe evitarse a toda costa".
El resumen ejecutivo es claro al anunciar la urgente necesidad de que los recursos fluyan a la economía nacional de Estados Unidos, especialmente al sistema bancario. Solo los países europeos vinculados por los compromisos de la UE y la OTAN podrían proporcionarlos sin costos militares y políticos significativos para el país norteamericano.
Para RAND, el mayor obstáculo para lograr este objetivo es la creciente independencia de Alemania. Ese problema parece haber sido abordado con la guerra en Ucrania y las "sanciones" a Rusia, lo que resultó en la destrucción del gasoducto NordStream 2 y el corte del gas natural de Rusia a Alemania. Eso por sí solo, sin duda, llevará a Alemania a requerir asistencia de otras naciones europeas si esperan salvar a sus ciudadanos cuando hayan mermado las fuentes energéticas.
El control de Alemania y su proceso de toma de decisiones gubernamentales parece ser la principal preocupación del think-tank, predice que la desestabilización de Estados Unidos conduciría a una aceleración de la independencia de Alemania y al inevitable fin de la influencia estadounidense. Si eso sucede, RAND cree que Francia y Alemania se alinearán, junto con otras viejas naciones europeas, creando un competidor económico y político para Estados Unidos, pero mientras estas cosas puedan evitarse, su dominio global puede estar asegurado. De igual manera, sin la energía rusa está bien cuesta arriba que ambos países logren tal objetivo.
Predicen que las "sanciones" a Rusia y la presión continua de la influencia estadounidense en la región europea afectarían dos cosas:
- El consumo alemán de gas barato de Rusia.
- La importación rusa de combustible nuclear barato a Francia.
Francia y Alemania dependen en gran medida de la electricidad producida por las centrales nucleares francesas. Como pilares del modelo económico alemán, el gas y la electricidad se han roto o se romperán muy pronto producto de la sumisión europea a los intereses estadounidense. Alemania mirará hacia el oeste y Francia se verá obligada a buscar combustible en Canadá y Australia, ambos firmemente bajo la influencia de Estados Unidos.
Jugando a la "crisis controlada"
En la sección titulada "Crisis controlada", RAND admite que a través de "nuestras acciones precisas, ha sido posible bloquear la puesta en marcha del gasoducto NordStream 2", y sugiere que Alemania debe rechazar el gas natural ruso por completo involucrando a ambos Rusia y Alemania en el "conflicto militar en Ucrania". Rusia detuvo todas las exportaciones de gas natural a Alemania cuando la operación inició, pero cuando se escribió dicho informe, el conflicto en Ucrania era poco más que una guerra civil entre el este y el oeste del país. La Ucrania occidental (alineada con la OTAN) actuó claramente como el agresor contra el Dombás.
Cabe señalar que Estados Unidos tocaba tambores de guerra antes de que Putin moviera a un soldado dentro de las fronteras de Ucrania, por lo que pareciera que el esfuerzo por involucrar a Rusia y Europa en el conflicto ucraniano estuvo en las etapas de planificación durante algún tiempo.
El informe discute los métodos por los cuales Berlín puede fabricar los elementos necesarios para crear una crisis económica y humanitaria. Lo que incluye usar a los ecologistas alemanes de la coalición del Partido Verde e incluso nombrar a dos líderes faltos de "profesionalismo" útiles para ayudar a crear la atmósfera que buscan. Hasta después de darse cuenta de los errores, el daño duradero dificultaría que los líderes actuales o un nuevo gobierno alemán reaviven las relaciones con Rusia, especialmente después de que Alemania se haya visto obligada a suministrar armas y municiones a Ucrania por parte de sus socios occidentales.
Algunos pronósticos:
- Se esperaba que las consecuencias de estos movimientos geopolíticos fueran catastróficas para Alemania.
- Sin el gas ruso, la industria se vería obligada a cerrar para evitar la muerte masiva de ciudadanos alemanes, lo que provocará escasez de productos básicos, ruptura de las cadenas logísticas y "eventualmente, un efecto dominó".
- Probabilidad de que se produjera una paralización total en las plantas químicas, metalúrgicas y de construcción de maquinaria más grandes, mientras que prácticamente no tienen capacidad disponible para reducir el consumo de energía".
- Pérdidas para Alemania de cientos de miles de millones de euros, lo que provocaría un colapso de la economía, una reducción del PIB y, finalmente, también el colapso total de la economía de la UE.
- Todas las monedas europeas se volverían tóxicas y mucho menos deseables que el dólar, lo que conduciría a un fortalecimiento inevitable de la economía de Estados Unidos y a su reposicionamiento como la nación más favorecida.
- Por supuesto, "lamentablemente" China también se beneficiará de las condiciones económicas en Europa.
Además, se espera una migración masiva a medida que se agoten los trabajos y ya no se necesite mano de obra calificada. En ese caso, por supuesto, su único recurso será migrar a Estados Unidos, cuya economía en auge les "daría la bienvenida" para ayudar a compensar los puestos de trabajo que inevitablemente se crearán.
La economía de Estados Unidos se salvaría, la sociedad estadounidense se distraería y los "riesgos electorales" se reducen, lo que hace que los demócratas vuelvan a tener el control, en caso de que se cumplieran las predicciones de RAND.
Casino "verde", gas de papel y subordinación
Más allá de la autenticidad del informe, cuya autoría ha sido negada por RAND, la ruta para subvertir a Alemania comenzó en los años 1980, cuando los bancos de Wall Street, encabezados por Goldman Sachs, crearon un nuevo mercado con el "petróleo de papel", o el comercio de futuros y derivados de futuros barriles de petróleo. Esto creó enormes ganancias especulativas bajo el control de los grandes bancos en Nueva York y Londres.
A comienzos de los 2000, relata el periodista Pepe Escobar que el secreto de la "política energética europea" era que la Comisión Europea, "asesorada" por JP Morgan Chase, así como por los megafondos de cobertura especulativos habituales, se dedicó a "una desregulación completa del mercado europeo de gas natural".
En 2016, cerrando la administración Obama, se alentó la exportación masiva de gas natural licuado (GNL) de la enorme producción de gas de esquisto estadounidense, inflando una "burbuja energética" al optar por un mercado especulativo de "gas de papel".
Por su parte, el investigador F. William Engdahl detalla:
"(...) la Comisión de la UE y su agenda Green Deal para 'descarbonizar' la economía para 2050, eliminando los combustibles de petróleo, gas y carbón, proporcionaron la trampa ideal que ha llevado al aumento explosivo de los precios del gas en la UE desde 2021".
Desde Holanda se creó el Title Transfer Facility (TTF), una plataforma virtual de transacciones en contratos de futuros de gas entre bancos y otros inversores financieros. Está fuera, por supuesto, de cualquier intercambio regulado y se estableció como el verdadero punto de referencia del gas en la UE.
En la actualidad, los grandes financistas y los grandes de la energía controlan totalmente todo lo que pasa por "política de la UE" en Bruselas, inventaron un nuevo sistema de precios paralelo a los precios estables a largo plazo del gas de gasoducto ruso y los precios del GNL pronto comenzaron a ser establecidos por las operaciones de futuros en el centro TTF.
La estrategia euroatlántica es clara: evitar que Europa reciba gas ruso a precios bajos debido a los acuerdos a largo plazo realizados previamente con Rusia, obligando a los consumidores europeos a comprarlo en el mercado al contado a precios extremadamente altos, fijados de acuerdo a especulaciones, políticas y mecanismos de la Bolsa de Valores de Ámsterdam, que ahora forma parte de un gran holding estadounidense.
Fue así como los megacircuitos financieros se deshicieron de Gazprom (empresa rusa) como una fuente confiable para permitir que los poderosos intereses financieros detrás del Acuerdo Verde (Green Deal) dominaran el mercado de GNL.
A esto se suma la saga sobre la turbina del NordStream 1, el único que lleva gas ruso a Alemania después del cierre forzoso de su gasoducto hermano, NordStream 2. Canadá se negó deliberadamente a entregar la turbina reparada a Gazprom, su propietario, para enviarla a Siemens Alemania, que está esencialmente bajo control estadounidense. Tanto el gobierno alemán como el canadiense se niegan a otorgar una exención de sanción legalmente vinculante para la transferencia a Rusia.
Hay más: la Reforma del Mercado Eléctrico de la UE hace que los productores de electricidad, solar o eólica, reciban automáticamente "el mismo precio por su electricidad 'renovable' que venden a las compañías eléctricas para la red como el costo más alto, es decir, gas natural". No es de extrañar que el coste de la electricidad en Alemania para 2022 haya aumentado un 860%, y siga en tendencia alcista.
Analistas como el politólogo húngaro Zoltán Kiszelly opinan que, después de ceder ante la presión de Estados Unidos, Alemania se enfrenta a una crisis energética masiva. Agrega que los alemanes tienen más miedo de los estadounidenses que de los rusos.
El 22 de agosto pasado, el precio de mercado negociado en bolsa del gas natural en el centro de gas alemán THE (Trading Hub Europe) cotizaba más de un 1000% más que hace un año. El canciller alemán Olaf Scholz le dice a la mayoría de los ciudadanos que la razón es la guerra de Putin y Rusia en Ucrania. La verdad es muy diferente.
El 31 de agosto, Annalena Baerbock, quien dirige el gobierno de Alemania en estrecha colaboración con su colega del Partido Verde, Robert Habeck, dijo en un foro financiado por Estados Unidos, gobiernos aliados y organizaciones multimillonarias estadounidenses y europeas:
"Si le prometo a la gente de Ucrania, 'estamos con ustedes, mientras nos necesiten', entonces quiero cumplir. No importa lo que piensen mis votantes alemanes, quiero cumplir con el pueblo de Ucrania. Y por eso es importante para mí ser muy franco y claro. Y esto significa, [con] cada medida que estoy tomando, que permanecerán en su lugar mientras Ucrania me necesite. (…) Ahora nos enfrentamos al invierno, donde seremos desafiados como políticos democráticos. La gente saldrá a la calle y dirá 'no podemos pagar nuestros precios de la energía', y yo diré 'sí, lo sé, entonces te ayudamos con las medidas sociales'. Pero no quiero decir: 'Está bien, entonces detengamos las sanciones contra Rusia'. Apoyaremos a Ucrania, y esto significa que las sanciones continuarán durante el invierno, incluso si se vuelve muy difícil para los políticos".
Entretanto las ventas de Estados Unidos a Alemania, especialmente de GNL mucho más costoso, se han disparado y los fabricantes de armamentos (también de Estados Unidos) están en auge de igual manera. Washington no pareciera estar dispueto a descansar hasta que tanto Rusia como China estén bajo su control; sus multimillonarios estadounidenses quieren mano de obra y materia prima barata, en condiciones impuestas, no negociadas.
Es por ello que el invierno no tocará la puerta de los ciudadanos europeos sino que entrará a sus viviendas sin permiso alguno.