El yuan se ha convertido en la segunda moneda de financiación comercial en el mundo, por encima del euro. Y es que las compañías globales están aprovechando las bajas tasas de interés que ofrecen los prestamistas chinos en un momento cuando el costo de utilizar el dinero de los bancos occidentales se está disparando.

Las empresas y los bancos internacionales están recaudando cantidades récord de efectivo a través de bonos chinos "panda" y "dim sum" denominados en yuanes. Cuando un gobierno recurre a un bono panda lo que está haciendo es emitir deuda en yuanes en el mercado interno chino, con el objetivo de atraer inversionistas locales. A cambio, tendrá que devolver el capital más los intereses, los cuales se calculan según el nivel de riesgo que tiene cada país que emite la deuda.

Esto refleja el interés de Beijing en aumentar la participación del yuan en la financiación global. "Los bonos panda están promoviendo constantemente la función del renminbi como moneda de financiación", afirma un informe del Banco Popular de China.

El Banco Popular de China ha estado alentando a las entidades financieras de ese país a prestar a empresas internacionales y ha permitido un uso más amplio del yuan fuera de sus fronteras. Por ejemplo, el Banco Nacional de Canadá recaudó mil millones de yuanes (138,6 millones de dólares) en octubre pasado con la venta de un bono panda a tres años con un cupón de 3,2%, mientras que las tasas de interés internas se mantuvieron en 4,5%.