Quien fuera el "enviado especial" de la pasada administración Trump para Venezuela, Elliott Abrams, publicó un artículo en The Hill donde da su apreciación sobre la mesa de diálogo instalada en México, luego de que él mismo promoviera el plan de "máxima presión" contra la República Bolivariana.

En la nota publicada el 19 de agosto, Abrams afirma que Estados Unidos no quiso acompañar como facilitador principal a la oposición venezolana: "De hecho, la administración Biden dio lo que solía llamarse el 'no árabe'. Nunca dio un rechazo rotundo, pero frunció el ceño para que la oposición mirara hacia otra parte".

• El gobierno de Nicolás Maduro tiene a Rusia como su acompañante; Países Bajos aceptó ser el de la oposición.

Sigue Abrams:

"La administración Biden, desde el 20 de enero, ha tratado de reducir la importancia y la atención que se le da a Venezuela en Washington.

"Se ha negado a designar un representante especial, lo que significa que ni la oposición ni los gobiernos aliados tienen un lugar efectivo al que acudir cuando quieren conocer o tratar de influir en la política estadounidense".

En definitiva, el ex funcionario declara que la política estadounidense para Venezuela en estos momentos consiste en "bajar la temperatura". De allí que no quiera inmiscuirse directamente y de manera diplomática en la mesa de diálogo en México.

Sin embargo, reclama que el gobierno estadounidense se comprometa con lo acordado por el antichavismo en las negociaciones, incluso si esto supone clausurar definitivamente el "gobierno interino" de Juan Guaidó:

"Si las fuerzas democráticas en Venezuela deciden participar en las elecciones de otoño, debemos respaldarlas y organizar enérgicamente la presión internacional para obligar a Maduro a cumplir las promesas que ha hecho sobre las condiciones electorales. Si el liderazgo de la oposición decide cambiar la forma del gobierno interino (o incluso cerrarlo), también deberíamos respaldar ese juicio".

Por ello exige que Estados Unidos se enfoque más en Venezuela luego de la derrota y el fracaso en Afganistán. Parece que Abrams teme que el imperio luzca débil ante los focos del mundo, pero parece que ya es demasiado tarde para recular.