Eliminado por nocaut técnico en 67 segundos por el dominicano Euri Cedeño en el renglón de peso mediano (69-75 kg). Así se hizo viral la historia del boxeador venezolano Eldric Sella, quien salió de Venezuela en 2018 hacia Trinidad y Tobago y, desde allí, clasificó a las Olimpiadas de Tokio 2020 dentro del llamado “Equipo Olímpico de Refugiados”, como el primer venezolano que entra en ese grupo especial de 55 competidores postulados por el Comité Olímpico Internacional (COI).
¿Una disyuntiva prefabricada?
Aun siendo “refugiado” el gobierno trinitario no le permite volver porque su pasaporte está vencido y no pueden aprobarle una visa en ese estado.
La prensa hegemónica ha difundido que, si vuelve a Venezuela para renovar su pasaporte, correría el riesgo de ser detenido.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que le había tramitado antes una visa que le permitiera hacer tránsito en Estados Unidos para ir a Japón y entrar en la competencia, está tratando de conseguir un tercer país donde puedan instalarse Sella y su familia, que permanece en Trinidad y Tobago.
¿Es un refugiado?
Según Acnur, los refugiados son personas que deben abandonar su lugar de origen o residencia por culpa de la guerra o que son perseguidas por motivos de raza, religión, nacionalidad u orientación sexual, entre otros. En su huida, dejan atrás todo lo que tienen y cruzan las fronteras de su país, asentándose generalmente en regiones fronterizas.
Tanto Acnur como otros organismos multilaterales han obviado que las medidas coercitivas unilateralmente dispuestas por los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea contra Venezuela constituyen una agresión extranjera.
La decisión de migrar a la isla caribeña fue tomada por el Sella, según lo afirma incontables veces la misma prensa que ha dado difusión a la puesta en escena guiada por Acnur.
No se ha registrado ninguna acción del Estado venezolano contra el boxeador, esto fue ratificado por el canciller venezolano, Jorge Arreaza, quien afirmó vía Twitter que el deportista migró a Trinidad y Tobago por voluntad propia, razón por la que “puede volver a casa cuando quiera”.
Datos, narrativa y contrastes
- Según la ONU 5,4 millones de personas han salido de Venezuela a partir de datos otorgados por gobiernos que conforman el Grupo de Lima, cuya motivación es más ideológica que humanitaria como lo demuestran sus acciones para derrocar al gobierno venezolano.
- La Plataforma Regional de Coordinación Interagencial (R4V, creada en 2018) solicitó, solo para este año, 1 mil 440 millones de dólares, que se repartirían entre 101 ONG, 16 agencias de la ONU y 42 organizaciones de otro tipo que no se especifican; 641 millones son solicitados por Colombia para 45 ONG y 12 agencias de la ONU.
- Las encuestas de la R4V revelan que buena parte de la población venezolana en situación de movilidad se encuentra en condición de discriminación, irregularidad y vulnerabilidad, 77% vive en situación de hacinamiento, nulo acceso a servicios sanitarios de calidad e informalidad laboral.
- Los datos contrastan fuertemente con los discursos oficiales de gobiernos receptores y de funcionarios de Acnur y la OIM, quienes insisten en que esta población ha sido beneficiaria de los fondos milmillonarios recaudados durante los últimos años para su supuesta atención humanitaria.
Por qué es importante. La puesta en escena que protagoniza Eldric Sella busca dar relieve a una narrativa mediática puesta a rodar por los mismos medios que han buscado desintegrar la dignidad de quienes han decidido migrar y han creado reacciones xenófobas en los países receptores a partir de campañas amarillistas. En esta operación han participado las agencias internacionales creando relatos cargados de dramatismo y cifras inconsistentes, lo que evidencia fines que nada tienen que ver con el bienestar de la población en tránsito, sino circulación de dinero humanitario sin contraloría alguna.
Reporte del Instituto Samuel Robinson, 28/07/2021