Desde 2022 China ha venido creando una nueva estructura financiera para evitar el uso del dólar. Cuando se reunió con los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo el año pasado, el primer punto de la agenda fue incrementar el intercambio comercial entre el país asiático y el bloque petrolero, pero además el presidente Xi Jinping llamó a hacer uso de la moneda china al tiempo que Arabia Saudita sugirió que podría aceptar yuanes en lugar de dólares estadounidenses en sus transacciones. 

Parte de este acercamiento comercial se concretó el lunes 27 de marzo cuando Saudi Aramco firmó un acuerdo para erigir una refinería de petróleo y un complejo petroquímico de 12 mil 200 millones de dólares en China con la finalidad de abordar la creciente necesidad de gasolina y productos químicos del país asiático. El proyecto de Aramco en la ciudad de Panjin, provincia de Liaoning, será la segunda inversión petroquímica y de refinación significativa de la compañía en China y se produce después de que el principal exportador de petróleo del mundo anunciara una ganancia récord de 161 mil millones de dólares en 2022.

La empresa estatal Aramco dijo en un comunicado que la empresa conjunta Huajin Aramco Petrochemical Company (HAPCO) construirá y operará el complejo que albergará una refinería de petróleo de 300 mil barriles por día (bpd) y un cracker con capacidad para producir 1,65 millones de toneladas de etileno, además de 2 millones de toneladas de paraxileno al año.

Lo cierto es que las alianzas entre Arabia Saudita y China son cada vez más sólidas, lo que va desplazando a Estados Unidos de un mercado que hasta hace poco era seguro, claro reflejo de una ventana sugerente del nuevo orden mundial en gestación.